Mis experiencias con Tinder
Hola. Vengo a contarle a quien le interese mi experiencia con esta aplicación a la cual le he dado varias oportunidades. Pero no quiero enrollarme demasiado así que intentaré ser concisa.
La primera vez que me descargué Tinder vivía en la ciudad en la que estudiaba. Había terminado mi última relación seria hacía unos meses y no tenía la oportunidad de conocer a nadie porque aquella ciudad era pequeña, y todo aquel del sexo opuesto al que conocía era homosexual y buen amigo.
Así que tenía muchos amigos gays.
En fin sin más dilación me bajé esta aplicación y empecé a chequear hombres. Para las que no lo sepan en Tinder solo pueden conversar si ambos se dan un like (o un match).
Después de algunos días dando tumbos encontré las fotos de un chico que me resultaba agradable, y resulta que yo también le agradaba.
Pasamos días hablando a todas horas, y cuando digo a todas horas, es a todas horas. Hasta nos decíamos que íbamos un momento a lavarnos los dientes y seguíamos hablando.
Como digo la ciudad era pequeña, y resulta que el chico estaba estudiando unos días en casa de un amigo suyo. Dio la casualidad de que el balcón de esa casa estaba al lado del balcón de la mía. Y nos saludábamos de esta manera al tiempo que hablábamos por Tinder.
Otro día fui a comprar al super prácticamente en pijama, sin peinar y sin maquillar, y al salir me lo encontré. Sentí cómo se me encendía la cara y se me calentaban las mejillas mientras él me hablaba sonriendo (percatándose al 100% de mi rubor)
Lo primero que hice al llegar a mi casa fue mirar el móvil y, efectivamente, me estaba hablando. Me decía que le había parecido encantadora y muy natural, que era muy graciosa, y blablablá.
Yo estaba todo el día pegada al móvil, sonriendo como una idiota, me faltaba dar saltitos cada vez que me asomaba al balcón para saludarle. Él me entendía en absolutamente todo, era comprensivo, atento, simpático, con sentido del humor. Y además me gustaba su físico.
Estaba verdaderamente ilusionada y ya barajaba la opción de tener una verdadera cita.
Así que por fin una noche quedamos.
Bajé a la esquina de mi calle y al cabo de unos diez nerviosos minutos apareció en su bicicleta. Pedaleaba muy deprisa y llegó derrapando. Su absoluto dominió del vehículo causó mi admiración, pues yo soy bastante torpe a los pedales.
Su energía me parecía muy potente. Bajó de la bici y con pasos firmes se acercó a mi y me saludó con los típicos dos besos. Yo sonreía (siempre sonrío).
Hacía mucho frío, en esa ciudad los inviernos eran muy crudos. Caminamos juntos durante un rato buscando algún lugar donde estar tranquilos.
La primera cosa que noté; no me miraba mientras me hablaba. Es decir, miraba al frente aunque yo estuviese a su lado en el camino. Yo al contrario le hablaba y le miraba buscando su mirada, pero no. Poco tardó en demostrar su otra cara que yo no había visto por Tinder. Era un gilipollas. Y si se ha censurado la palabra, lo suavizaré diciendo que era un mal educado y un arrogante.
Nos sentamos en un banco y me enseñó un vídeo de su operación de rodilla, en el cual se veía con todo lujo de detalles cómo le atravesaban la rodilla con no sé qué puesto que no soy cirujana, y salía sangre a chorros. Me resultó absolutamente desagradable e innecesario. Algo que yo nunca habría hecho en una primera cita. De todas formas lo vi sin apartar la vista, porque viendo cómo se estaban desarrollando los acontecimientos, y con la ilusión que tenía (y que parecía que iba a perder) quería aferrarme a cualquier cosa que hiciera que tuvieramos química... Aunque esa cosa fuera zamparme un vídeo sangriento.
La cosa fue a peor, porque él utilizaba insultos en su jerga. Utilizaba la palabra gilipollas (espero que no se censure, sino imaginaos algo que empieza por gi y acaba por llas) como coletilla al final de cada frase. Yo no sabía cómo tomarmelo, pues sé que hay gente que tiene esa costumbre en su lenguaje pero no lo hace con mala intención, y él y yo llevábamos muchas semanas hablando. Quizá tuviera conmigo la confianza suficiente como para ¿Insultarme? Eso pensaba mi cerebro.
Después de no sé cuánto tiempo buscando la química y pasando un frío considerable, decidí tirar la toalla y le dije que me iba a mi casa. Me acompañó a la puerta, y nos dimos dos besos para despedirnos. No sé cómo pasó porque la primera sorprendida fui yo, pero al segundo beso debimos poner mal la posición de las caras, porque nos lo dimos en la boca. Mi reacción fue reirme y no darle importancia, pero la suya fue totalmente distinta. Se apartó muy ofendido y me acusó de haberlo hecho apropósito.
Mi respuesta a su acusación fue tomármelo con humor, y le dije adiós con la mano mientras abría el portal con mis llaves.
Cuando llegué a casa no podía creer el chasco que me había llevado. Y ahora me tocaba ''desenamorarme''. No es que me hubiera enamorado, pero habíamos hablado literalmente a todas horas durante semanas y se había convertido en una ilusión que cada día florecía más. Y ahora ahí estaba, tirada en el sillón, todavía con el abrigo puesto y ojiplática. Pero yo no me doy por vencida fácilmente, y a veces no sé dónde está mi orgullo.
Cogí el móvil y leí algunas palabras amables de nuestra última conversación. Vi que él me estaba escribiendo y me dijo en otras palabras que estaba solo en su casa, y que si quería podía ir. Aunque me lo dijo de un modo muy ¿Cómo decirlo? No recuerdo las palabras exactas porque fue hace años pero me dio la sensación de que no quería pedirmelo, sino que fuera yo la que se arrastrase, como muy digno él.
Lo peor es que así fue porque en menos de 15 minutos yo estaba en su casa con un sobre de fideos chinos. Él ya había cenado así que me tocó cenar sola mientras él veía la televisión sin hacerme ningun caso, y ni siquiera me dejaba ir al baño porque la casa estaba muy sucia. Por si todo esto fuera poco, en la televisión estaba puesto un canal en el que había un reportaje de pornografía, lo cual me puso bastante incómoda ya que aparecían personas teniendo relaciones.
Bruscamente me levanté, me puse el abrigo, y le dije que no aguantaba más, me fui veloz ante su cara de estupefacción. Me siguió hasta la puerta y mientras le cerraba en las narices la última frase suya que oí fue
-Pero *mi nombre* por Dios-
Al día siguiente cuando desperté y miré el móvil tenía un wasap suyo a las cuatro de la mañana. Decía -¿Sigues enfadada?- Le contesté que sí.
Hablamos durante algo más de una hora. Me hizo sentir como una basura, como escoria, le dio la vuelta a la tortilla e hizo que yo me sintiera culpable, incluso le pedí perdón. No salí de la cama en todo el día y estuve llorando.
Al día siguiente volvió a escribirme para decirme que había pasado por mi barrio, que qué feo era. No entendía por qué hacía esas cosas.
Ese mismo día me dijo que si le hacía un retrato me perdonaría (soy dibujante)
Y se lo hice, pasé toda la tarde dibujándo una de las fotos suyas que más le gustaban. Por la noche le dije que ya lo había terminado y apareció en la puerta de mi casa. Con su bicicleta.
Me miró de arriba abajo. Yo estaba en pijama. Se sentó en mi sofá y miró la tele. Yo me senté a su lado y le acerqué mi cuaderno de dibujo. No quiso mirarlo. Yo había pasado toda la tarde esforzándome en hacer su maldita cara y ahora él no quería ni mirarlo. Salí al balcón a fumarme un cigarro (él detestaba el tabaco). Mientras fumaba lo miraba viendo mi tele. Me senté a su lado y vimos la tele durante unas horas. Vimos South Park. Harta de todo abrí el cuaderno por la página en que estaba su retrato y prácticamente se lo puse en las narices.
Lo miró y sonrió, aunque era una sonrisa arrogante. Me dijo que no estaba mal. Soy muy buena dibujante y lo había clavado.
Pasamos más rato viendo South Park hasta que de repente eran las cinco de la mañana. Estábamos tumbados los dos muy cerca el uno del otro. Yo tenía sueño y le dije que se quedara a dormir. Se hizo de rogar, pero yo sabía que se quedaría. Se fue a mi cama y al rato fui yo.
Mi cama era gigante y me tumbé lejos de él. Cuando ya me estaba quedando dormida sentí cómo se acercaba a mi espalda y respiraba en mi cuello. Después colocó suavemente sus manos en mi cintura y se acercó un poco más. Mi pulso se aceleró levemente al tiempo que mi respiración se volvió un poco desacompasada, y del mismo modo sonaba la suya.
Me di la vuelta y estábamos frente a frente, totalmente a oscuras. Nuestras bocas se acercaban muy despacio, como atraídas por un imán porque realmente yo no sabía cómo iba a ser capaz de acostarme con él después de cómo me había tratado, pero no estaba siendo racional en ese momento.
De repente todo el magnetismo se fue al traste, porque mi móvil sonó a todo volúmen, era uno de mis amigos que estaba de fiesta y me llamaba para ver qué hacía. Le colgué rápidamente. Cuando me giré, mi compañero de cama estaba pegado a la pared, lejos de mi, quizá durmiéndose, quizá haciéndose de rogar de nuevo. No me importaba, así que cerré los ojos y me acomodé para dormirme.
Al momento estaba otra vez acercándose a mi espalda, diciéndome que las oportunidades había que aprovecharlas. Me di la vuelta y él me dio la espalda, ofreciéndome la suave piel de su torso desnudo. Le acaricié, y le rocé con mis labios su costado. Gimió.
Lo tumbé bocarriba y me puse encima. Le besé y me mordió. Le agarré fuerte la cara y le volví a besar. Y después, bueno, echamos un polvo. Tenía un cuerpo suave, sin pelo, con sus musculos marcados, y el pene más bien pequeño. Me lo pasé bien durante un rato aunque a diferencia de él no llegué al orgasmo.
Cuando terminamos quise encender la luz pero no me dejó. Él era así, un capullo. Me dijo que debía irse y no insistí para que se quedara. Total, nos llevábamos fatal, qué más me daba que no durmieramos juntos; más sitio para mi en la cama.
Se vistió a oscuras y le acompañé a la puerta, no quiso darme un beso y se fue. Cuando llegué a mi cuerto encendí la luz y me dispuse a hacer la cama, pues las sábanas estaban absolutamente revueltas. Entonces, en ese proceso, vi algo extraño al final del colchón. Un restregón oscuro.
Mi primera reacción fue tocarme en busca de rastros de menstruación, pero no. No estaba con la regla esos días, ni tenía que venirme. Me acerqué al restregón para verlo con más detenimiento.
Volví a tocarme y me miré la mano, no había ni rastro de nada ¿Qué era eso? Toqué el restregón y por úl!@#*! acerqué mi nariz para oler. No era sangre, era un frenazo. Vulgarmente un frenazo es lo que dejas en la cerámica de la taza del WC y tienes que limpiarlo con la escobilla. Sí, mi acompañante había dejado su firma en mis sábanas.
Esta fue mi primera experiencia con Tinder, espero que os haya entretenido. La verdad es que no podía dormir y decidí escribir mis experiencias con esta aplicación. No quería enrollarme pero al final me he dejado llevar. Si queréis que os cuente el resto de mis experiencias hacérmelo saber. Estaré encantada de compartirlas!
Ver también
Pero qué bicho te encontraste amiga. Velo por el lado bueno, conforme iba leyendo me temia que el bucho este te hubiera podido golpear, violar, robar. Que meter a tu casa a media noche a un bicho asi!!
Pero en qué dimensión vives?
Si, interesante historia al final. Platica otra de tus choco aventuras por esa aplucacion para sub-humanos. Y no lo digo por ti, sino por la fauna que al parecer uno encuentra en la red.
Al menos te diste cuenta a tiempo de quien era, y como era.
He deducido que era atracción sexual y fisica, no sentimental (menos mal), y que no lo volviste a ver.
El final no lo esperaba la verdad.
Si quieres contar el resto de experiencias que has tenido en esa app, para mi sera un placer leerlas, pues la expresión que utilizas es muy buena, sutil, correcta, la verdad, escribes y te expresas muy bien.
Un saludo!
Espero que no todas tuss experiencias hayan sido asi
Yo lo que no entiendo es que no te atraiga y sin embargo vayas a su casa/invites a la tuya. Pero bueno, igual la rara soy yo.
Pero qué bicho te encontraste amiga. Velo por el lado bueno, conforme iba leyendo me temia que el bucho este te hubiera podido golpear, violar, robar. Que meter a tu casa a media noche a un bicho asi!!
Pero en qué dimensión vives?
Si, interesante historia al final. Platica otra de tus choco aventuras por esa aplucacion para sub-humanos. Y no lo digo por ti, sino por la fauna que al parecer uno encuentra en la red.
Gracias por leer! La verdad es que sí, era un auténtico bicho. Pero a veces uno no puede controlar sus instintos y a mi ya me había atraído a su trampa con su falsa amabilidad. Una historia más al bolsillo. Saludos amiga!
Al menos te diste cuenta a tiempo de quien era, y como era.
He deducido que era atracción sexual y fisica, no sentimental (menos mal), y que no lo volviste a ver.
El final no lo esperaba la verdad.
Si quieres contar el resto de experiencias que has tenido en esa app, para mi sera un placer leerlas, pues la expresión que utilizas es muy buena, sutil, correcta, la verdad, escribes y te expresas muy bien.
Un saludo!
Espero que no todas tuss experiencias hayan sido asi
Pues lo volví a ver varias veces, pero no te asustes, como ya digo la ciudad era pequeña así que en ciertas ocasiones nos cruzábamos. Pero no volvimos a quedar, aunque me volvió a escribir, pero esa es otra historia.
Gracias por tomarte el tiempo de leer! La verdad es que desde que puedo recordar me encanta leer y escribir, contaré próximamente mi segunda experiencia con esta aplicación.
Un saludo!
Más que las mujeres diría el ser humano.
Yo lo que no entiendo es que no te atraiga y sin embargo vayas a su casa/invites a la tuya. Pero bueno, igual la rara soy yo.
El instinto tiene motivos que la razón no entiende! Aunque el refrán original es: El corazón tiene razones que la razón no entiende. Pero en este caso no había mucho corazón.
Lo que pasó es que me ilusioné y una parte de mi seguía buscando ese cariño que él me demostró por Tinder.
Gracias por leer amiga un saludo!
Vamos a ver, tinder funciona pero los hombres son un poco pendejos y pudes encontrar dos tipos de personas, los que están aquí porque buscan pareja ya que no les gusta salir a ligar o son más timidos, o los que van a lo que van huye de los últimos de verdad, sólo perderas el tiempo y la dignidad, y otro consejo en hablan de tinder, y dan consejos muy buenos, yo no me los perdería.