Conócelo y disfrútalo
Te contaré mi pequeña historia. Yo también soy mexicana y fui a España por una temporada, ahí conocí a un chico de Marruecos y estuvimos juntos desde el primer día que nos conocimos; ambos teníamos actividades que realizar de lunes a viernes, sin embargo, cuando estabamos juntos hacíamos el amor a todas horas, en las mañana, en las tardes, en las noches, en plena madrugada... era como una luna de miel y me encantaba escucharlo hablar de su religión, de sus costumbres, de todo lo que pudiera decirme, pero yo también le platicaba de México, de cómo era, de lo que acostumbrábamos a comer; una vez le di una comida con chile y casi se pone a llorar de lo enchilado que estaba, ja ja ja. Salíamos y me decía que no podíamos abrazarnos, besarnos ni tocarnos delante de la gente por respeto a nosotros mismos, porque me decía que los demás ya no contaban para él porque se tocaban todo delante de los demás, que si algún día íbamos a Marruecos, esas prácticas debíamos evitarlas por respeto a sus padres y a su gente. También me decía que ningún otro hombre podía tocarme ni siquiera como saludo de mano, menos un beso en la mejilla, y así lo acepté. Íbamos a comer a restaurantes árabes, salíamos a caminar, a jugar a los parques cercanos, un sin fin de cosas. Pero como no me iba a quedar a vivir ahí, tuvo que llegar el día que tomé mi avión y me regresé. Desde entonces mantenemos contacto por internet, chateamos, tenemos nuestras videollamadas y nos contamos cómo nos ha ido; yo espero regresar en 6 meses para estar con él otra temporada y no sé que es lo que vaya a pasar entre él y yo, porque estoy muy enamorada de él, mucho, como no me había enamorado antes de nadie. Y me dolió regresarme porque el futuro es incierto, pero estoy dispuesta a disfrutar todo lo que se pueda con él, si me propone casarme, seguro me caso, pero si no, ni modo, cada quién seguirá con sus vidas y ya está. Al menos en mi experiencia, mi marroquí es posesivo, celoso, pero muy caballeroso, atento y super apasionado; sin embargo, también es entregado a su religión, a sus rezos, a la forma de ir en la calle, a ser muy discreto, y a veces teníamos problemas porque yo no hacía todo lo que él me decía, pero ambos siempre estamos dispuestos a negociar las cosas, así que hablando con mucha calma y paciencia, se entiende la gente, sean de la religión que sean o de las costumbres que tengan. Te deseo mucha suerte y te mando un abrazo.