Foro / Pareja

Los sonidos del silencio

Última respuesta: 8 de noviembre de 2004 a las 22:10
L
liyi_5767747
7/11/04 a las 11:06



Un rey mandó a su hijo a estudiar a un templo de un gran maestro con el objetivo de prepararlo para que sea una gran persona. Cuando el príncipe llegó al templo, el maestro lo mandó sólo hacia el bosque. El tendría que regresar un año después, con la tarea de describir todos los sonidos del bosque. Cuando el príncipe regresó al templo al cabo de un año, el maestro le pidió que describiera todos los sonidos que había podido oír.

Entonces dijo el príncipe: "Maestro, pude oír el canto de los pájaros, el ruido de las hojas, el revoloteo de los picaflores, la brisa acariciando las hierbas, el zumbido de las abejas, el sonido del viento surcando los cielos".

Y al terminar su relato, el maestro le pidió que regresara al bosque para oír más, todo lo que fuera posible. Intrigado, el príncipe obedeció la orden del maestro, pensando: "No entiendo, yo ya distinguí todos los sonidos del bosque..." Pasó días y noches enteras en soledad oyendo, oyendo, oyendo... pero no consiguió distinguir nada nuevo, además de aquello que le había dicho al maestro.

Sin embargo, una mañana, comenzó a distinguir sonidos vagos, diferentes a todo lo que había oído antes. Y cuanta más atención prestaba, los sonidos se volvían más claros.

Una sensación de encanto envolvió al muchacho. Pensó: "Esos deben ser los sonidos que el maestro quería que oyera..." Y sin prisa, permaneció allí oyendo y oyendo, pacientemente. Quería estar seguro de que estaba en el camino correcto. Cuando volvió al templo, el maestro le preguntó qué más había podido oír.

Paciente y respetuosamente el príncipe le dijo: "Maestro, cuando presté atención pude oír el inaudible sonido de las flores abriéndose, el sonido del sol saliendo y calentando la tierra y el de las hierbas bebiendo el rocío de la noche..."

El maestro sonriendo, asintió con la cabeza en señal de aprobación, y dijo: "oír lo inaudible es tener la calma necesaria para convertirse en una gran persona. Recién cuando se aprende a oír el corazón de las personas, sus sentimientos mudos, sus miedos no confesados y sus quejas silenciosas, una persona puede inspirar confianza a su alrededor; entender lo que está errado y atender las reales necesidades de cada uno.

La muerte de una relación comienza cuando las personas oyen apenas las palabras pronunciadas por la boca, sin prestar atención a lo que hay en el interior de las personas para oír sus sentimientos, deseos y opiniones reales.

Es preciso, oír el lado inaudible de las cosas, el lado no mensurado, el más importante del ser humano...




Ver también

L
liyi_5767747
7/11/04 a las 11:22

Ya sabes
Que muchas veces el que mas habla no es el que mas cosas dice.
La cuestión no está en lo que cuenta, sinó en lo que deja de decir.
Un beso Kass

L
liyi_5767747
7/11/04 a las 11:33

Ayer me quedé alucinado
Me imagino que sabeis la historia de Jokin, el chico que se suicido tras recibir un acoso brutal por parte de sus compañeros.
Pues segun parece ser no es un caso único en esa misma clase.Pues se ha dado el caso de una chica que le ha ocurrido exactamente lo mismo, pero a esta los padres decidieron cambiarla de colégio y de ciudad. Pero sus "compañeros", no contento con esto,consiguieron enterarse del nuevo centro donde estudia ahora la chica,y se han puesto en contacto con los nuevos compañeros de clase de ella, para que le sigan haciendo la vida imposible.
A que punto llega la crueldad de estos chicos, que no se detienen ni con una muerte?.

Leed este relato:

Un regalo para tu alma



"Un día, cuando era estudiante de secundaria, vi a un compañero de mi clase caminando de regreso a su casa. Se llamaba Pablo. Iba cargando todos sus libros y pense: "¿Por qué se estará llevando a su casa todos los libros el viernes? Debe ser un "traga"! Yo ya tenía planes para todo el fin de semana: fiestas y un partido de fútbol con mis amigos el sábado por la tarde, así que me encogí de hombros y seguí mi camino.
Mientras caminaba, vi a un montón de chicos corriendo hacia él, cuando lo alcanzaron, le tiraron todos sus libros y le hicieron una zancadilla que lo tiró al suelo. Vi que sus anteojos volaron y cayeron en el pasto como a tres metros de él. Miró hacia arriba y pude ver una tremenda tristeza en sus ojos.
Mi corazón se estremeció, así que corrí hacia él mientras gateaba buscando sus anteojos. Vi lágrimas en sus ojos. Le acerqué a sus manos sus anteojos y le dije, ¡esos chicos son unos tarados, no deberían hacer esto!".
Me miro y me dijo: "¡Hola, gracias!" Había una gran sonrisa en su cara; una de esas sonrisas que mostraban verdadera gratitud. Lo ayudé con sus libros.
Vivía cerca de mi casa. Le pregunté por que no lo había visto antes y me contó que se acababa de cambiar de una escuela privada. Caminamos hasta casa. Lo ayudé con sus libros; parecía un buen chico. Le pregunté si quería jugar al fútbol el sábado, conmigo y mis amigos. Y aceptó. Estuvimos juntos todo el fin de semana. Mientras más conocía a Pablo, mejor nos caía, tanto a mí como a mis amigos.
Llego el lunes por la mañana y ahí estaba Pablo con aquella enorme pila de libros de nuevo. Me paré y le dije: "Hola, vas a sacar buenos músculos si cargas todos esos libros todos los días". Se rió y me dio la mitad para que le ayudara. Durante los siguientes cuatro años, Pablo y yo nos convertimos en los mejores amigos. Cuando ya estábamos por terminar la secundaria, Pablo decidió ir a una universidad diferente de la mia. Sabía que siempre seríamos amigos, que la distancia no sería un problema. Pablo fue el orador de nuestra generación.
Yo lo cargaba todo el tiempo diciendo que era un "traga". Llegó el gran día de la graduación. Él preparó el discurso. Yo estaba feliz de no ser el que tenía que hablar. Pablo se veía realmente bien. Era uno de esas personas que realmente se había encontrado a sí mismo durante la secundaria, había mejorado en todos los aspectos y se veía bien con sus anteojos. Tenía más citas con chicas que yo y todas lo adoraban! Caramba! Algunas veces hasta me sentía celoso... Hoy era uno de esos días. Pude ver que él estaba nervioso por el discurso, así que, le di una palmadita en la espalda y le dije: "Vas a ver que estarás genial, amigo". Me miró con una de esas miradas (realmente de agradecimiento) y me sonrió. "Gracias" me dijo. Limpió su garganta y comenzó su discurso:
"La Graduación es un buen momento para dar gracias a todos aquellos que nos han ayudado a través de estos años difíciles: tus padres, tus maestros, tus hermanos, quizá algún entrenador, pero principalmente a tus amigos. Yo estoy aquí para decirles a ustedes, que ser amigo de alguien es el mejor regalo que podemos dar y recibir, y a propósito, les voy a contar una historia". Lo miraba a mi amigo incrédulo, cuando comenzó a contar la historia del primer día que nos conocimos. Aquél fin de semana él tenía planeado suicidarse.
Habló de cómo limpió su armario y por qué llevaba todos sus libros con él: Para que su mamá no tuviera que ir después a recogerlos a la escuela. Me miraba fijamente y me sonreía. "Afortunadamente fui salvado. Mi amigo me salvó de hacer algo irremediable". Yo escuchaba con asombro como este apuesto y popular chico contaba a todos ese momento de debilidad. Sus padres también me miraban y me sonreían con esa misma sonrisa de gratitud.

Recién en ese momento me di cuenta de lo profundo de sus palabras: "Nunca subestimes el poder de tus acciones: con un pequeño gesto, puedes cambiar la vida de otra persona, para bien o para mal. Dios nos pone a cada uno frente a la vida de otros, para impactarnos de alguna manera. Mira a Dios en los demás". "Los amigos son ángeles que nos llevan en sus brazos cuando nuestras alas tienen problemas para recordar como volar".


Tan ocupados estamos en nuestras cosas que no tendremos un minuto para esbozar una sonrisa o poder dar una palabra de ánimo a una persona que lo necesite.
Cuesta lo mismo hacer el bien que el mal, sólo nosotros podemos decidir cual elegir.
Un beso

S
soysere
7/11/04 a las 20:20

Al leer estas cosas
todos, supongo, pensamos hacer cosas así, vemos la verdad de ello, y pensamos que no es tan difícil. Me temo que luego, muchas veces no nos acordamos, cuando se nos presenta la ocasión...

Y realmente, no es tan difícil, ehhhh

Un beso!!!

S
soysere
7/11/04 a las 20:37

Exactamente
Y es que hacer las cosas que se deben, es difícil a veces, y acomodarse, está tirao. Somos humanos, y claro...

Pero bueno, habrá que afinar el oído, jejejejej,
Un beso!!

S
soysere
7/11/04 a las 20:40

Jooo, lo malo no es eso
es cuando algo no nos va lo bien que podría, y aún así, somos vagos, joer, y por "comodidad", que luego ni es tal, pues pasamos de intentar cambiar, alegando para nosotros... "Más vale malo conocido...".

Sï, joer, lío de domingo... ufff

L
liyi_5767747
8/11/04 a las 22:10
En respuesta a soysere

Al leer estas cosas
todos, supongo, pensamos hacer cosas así, vemos la verdad de ello, y pensamos que no es tan difícil. Me temo que luego, muchas veces no nos acordamos, cuando se nos presenta la ocasión...

Y realmente, no es tan difícil, ehhhh

Un beso!!!

Eso es lo malo
Que a veces la memoria se hace tan corta, que enseguida encontramos otras prioridades.
Un beso.

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