Noche de fiesta en ese barrio pobre de Lieja, 10 de junio de 2006. "Un barrio con problemas", dicen, los hay que hablan de miseria moral, también los hay que no encuentran más un techo que en este sitio. Hace diez años a unos cuantos kilómetros de allí Marc Dutroux secuestraba y mataba sus víctimas.
En la noche de 10 de junio hubo lo que por aquí se llama "braderie", las tiendas abiertas de noche, poco habitual si no hay "braderie". Fiesta. Los bares rellenos de gente, un escenario en que se producen grupos, música, cervezas, bebidas más fuertes, ruido. Paraíso de niños dejados sueltos por allí.
En una mesa, una mujer con su pareja, ella - tres hijos suyos con que se ha quedado de un primer matrimonio, él - dos hijos, también de su otro matrimonio. Tienen juntos un bebé de un año. Una hija de ella, Stacy, una hija de él, Nathalie, juegan por allí. De vez en cuando los padres echan un vistazo pero, como regla general, todo el mundo se divierte y hace poco caso a los críos.
En algún momento, entre la una y media y las tres de la noche, Stacy y Nathalie desaparecen. A partir de ese momento, Lieja, Bélgica, el mundo, otra vez la pesadilla de los pedófiles.
Hace una semana la policía detuvo a un marroquí de 38 años, sospechado de haber tenido que ver con la disparición de las niñas. Pretiende no saber nada, no tener nada que ver con esto.
Hace dos días descubrieron los cadáveres de las dos. Violadas, estranguladas.
Este sábado habrá el entierro de una de ellas, el lunes el de la otra. Los padres no quisieron que estuvieran enterradas juntas.
Se vuelve a hablar de control sobre los delincuentes, sobre todo los con historial de violo y de pederastía. El detenido secuestró y violo en 2001 una adolescente. Le declararon "enfermo" y le encerraron en un psiquiatrico. En 2005 se dieron cuenta los psiquiatras que él de enfermo nada. "Vacío legislativo", un error de diágnostico no hace que la causa vuelva al juicio. En 2005 le dejaron libre, por "normal".
La madre de Stacy no la había visto una sola vez en los últimos cinco años. Ahora acaba de abrir acción en justicia contra "X", el autor anónimo del crímen. Cuando Stacy tenía dos años, sus otros 4 hermanos entre 4 y 11 años pudieron contar los malos tratos que les proporcionaban en esa época la madre y su pareja en aquel entonces. Pegados con el cinturón, pasando hambre, cadena en la nevera, para que los niños no la abran.
Todo lo que os cuento puede ser sólo medio cierto. Quizás ese hombre diga la verdad, y sea inocente. Quizás el asesino esté en otra parte. O los asesinos, ya que se preguntan todos si una persona sola pudo secuestrar, violar, matar y deshacerse de los cadáveres.
Dos niñas, mal vigiladas por los padres sentados allí en un bar, y aún peor vigiladas por sus ángeles, encontradas muertas. Éste es el mundo en que vivimos. A ver cómo nos lo apañamos para no morirnos de vergüenza que estas cosas pasan a nuestro lado. Yo no paro de pensar en ello desde que lo he leído, en lo frágil que es el ser humano, la frágil que es una vida. O dos vidas. Más vidas. El sitio de ChildFocus está relleno de anuncios de niños desparecidos.
10 de junio de 2006, la pesadilla estaba allí otra vez, sin que nadie lo sospechara.