Mujer emocional, hombre sexual
Mujer emocional, hombre sexual
Que las mujeres somos diferentes a los hombres, eso no cabe la menor duda. Y que en el amor sentimos de diferente forma, también lo sabemos. Pero, para que no hubiera ninguna incertidumbre, los científicos nos lo han demostrado empíricamente.
El estudio de Rutgers encontró que, mientras que los cerebros femeninos mostraban respuestas más emocionales frente a los mismos estímulos, los cerebros masculinos revelaban actividades en áreas más relacionadas con la excitación sexual.
Y es que en ellos aún perduran con arraigo las conexiones primitivas que condicionaban el enamoramiento a la necesidad de la reproducción.
Enfermos de amor
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Gracias (o por desgracia) a los científicos, la expresión becqueriana "enfermo de amor" deja de ser un mero recurso metafórico para convertirse en una realidad. La falta de apetito, el insomnio, las obsesiones, la falta de concentración, etc. causadas por un amor obsesivo, nos vienen a demostrar que algo no marcha bien en nuestro cuerpo.
Para la Dra. Donatella Marazziti, psiquiatra de la Universidad de Pisa (Italia), las personas "enfermas de amor" realmente están enfermas. ¿Diagnóstico? La pasión tiene las mismas reacciones que el trastorno obsesivo compulsivo. "Ambos estados están asociados a bajos niveles cerebrales de serotonina, una sustancia química fabricada por el cuerpo que nos ayuda a lidiar con situaciones estresantes", afirma la doctora.
La doctora va mucho más allá, afirmando que las bebidas alcohólicas también disminuyen los niveles de serotonina en el cerebro, creando la ilusión de que la persona que se encuentra en la otra punta del bar es el amor de tu vida. Ahora entendemos por qué el príncipe de nuestros sueños que conocimos en el bar de moda se convierte al día siguiente es una rana verrugosa.
Debido a un incremento de endorfina, la pasión del primer momento se transforma gradualmente en sentimientos más emocionales y afectivos.
Pasión con fecha de caducidad
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Si se ha conseguido medir el amor a estos niveles, es fácil suponer cuándo se acabará la pasión. Según la profesora Cindy Hazan, de la Universidad de Cornell, en Nueva York (Estados Unidos), "los seres humanos se encuentran biológicamente programados para sentirse apasionados entre 18 y 30 meses".
Después de entrevistar a 5.000 personas de 37 culturas diferentes, llegó a la conclusión de que la pasión tiene fecha de caducidad. Biológicamente hablando, este tiempo de vida es lo suficientemente largo para que la pareja se conozca, copule y tenga un niño.
De nuevo, el culpable es el cerebro. Y es que desarrolla una tolerancia especial a la feniletilamina, que hace que el estado de excitación y euforia disminuya con el tiempo.
La locura de la pasión del primer momento se desvanece gradualmente en favor de sentimientos más emocionales y afectivos, gracias a que aumenta el protagonismo de otra sustancia química: la endorfina.
Parecida a la morfina, tiene la cualidad de generar una sensación de seguridad, tranquilidad y paz. Y esto es lo que nos hace mantener relaciones por largos años... quienes logren adecuarse a los nuevos cambios.
Más allá de la química
Pero, a pesar de todas estas investigaciones y descubrimientos, los científicos todavía no han conseguido averiguar por qué se modificaron nuestros genes. El momento de la evolución en el que el amor se dejó de asociar con la procreación, y hombres y mujeres dejaron de verse como meros instrumentos reproductores para adentrarse en los avatares del mundo del corazón.
Y es que, por encima de tubos de ensayo, sofisticados laboratorios y complejas reacciones químicas, hay algo más allá capaz de convertir el amor en un sentimiento tan especial.