Cambio de papeles: 18 de abril de 2008
Son las 3 de la tarde y acabo de llegar a obra. Es viernes, ya no hay nadie por aquí. La obra está desconocida. Ha dejado de llover y hemos podido estabilizar el terreno, a ver si salimos de una vez de esta pesadilla
Me he pasado la semana en la central de mi empresa, tocaba cierre trimestral. Si los cierres mensuales son duros (producciones, certificaciones, costes,..) cada 3 meses empeora. Hay que tener preparadas las planificaciones de coste y producción para los tres meses siguientes, verificar el cumplimiento de las previsiones realizadas y justificar las desviaciones. Todo unido a un entra y sale de reuniones continuadas. Papeles por todos lados y malas caras de todos los jefes (¿¿Por qué los malos resultados son culpa de los jefes de obra y los buenos del que definió la baja de adjudicación??) Pero bueno, es el trabajo que me gusta.
En toda la semana no he visto al encargado, apenas he hablado un par de veces al día con él. Inicio y fin de la jornada. Sabe perfectamente que en esta semana el caos en la empresa es general.
Esta situación me ha venido muy bien, para aclararme, para decidir mi actitud a partir de hoy. Nuestro último encuentro casi es descubierto. La bronca monumental con mi pareja aún se huele en el aire. He decidido dejarlo pasar, evitar las situaciones de riesgo y, que como un río calmado pase sin más ruido que un murmullo.
Ensimismada en mis pensamientos, no le veo acercase. Irrumpe en mi mundo de repente, como un vendaval, se acerca por detrás, me agarra de la cintura y me gira hacia él. Huele muy bien, a recién duchado. Su olor a frutas y miel me transporta a nuestro primer encuentro. NO!!! Bloqueo el recuerdo.
-Buenas, y esas confianzas?? le suelto, con tono juguetón pero firme. No volveré a permitir que él tenga el control de la situación. Le desconcierto, no se esperaba esa reacción mía.
-Bueno, es que,... balbucea,- es que te vi aquí, sola, en la obra y me pase a saludarte.
- Hola- y le tiendo la mano con una media sonrisa en la cara.
Conozco mi poder. Lo he ejercido muchas veces, con muchas personas (hombres y mujeres). Se que soy atractiva, si me arreglo, y hoy lo había hecho. No tenía ninguna intención de verle. No lo hice por él, sino por mi jefe. La reunión de hoy era con el dueño de la empresa presente, y esa camisa blanca estratégicamente abotonada, con la chaquetita gris, me daba el tono inocente que necesitaba. Debía convencer al dueño de mi buen quehacer en la obra, y poner nervioso a mi jefe para tener la ventaja de mi parte, era casi imprescindible. Había salido victoriosa.
Ahora estaba frente a otra guerra, pero igual de necesaria la victoria. El sol me da en la cara, seguro que mis ojos se ven ahora verdes, y sin gafas. El mismo sol se refleja en mi pelo marcando el dorado de mi melena, y la suave brisa me lo mueve. Sonrío. Estoy tan convencida de mi atractivo que irradio seguridad. Mi encargado lo nota. No tiene el mando. Yo si.
- Pero como que hola!- exclama, intentando llevarme a su terreno- Desde cuando me saludas así?....
Suelto una carcajada, no le veo yo con muchas intenciones de irse pronto a su casa, así que le propongo acercarnos a la caseta, me debe las fichas de control de trabajadores de toda la semana.
Ya en la caseta, el intenta acercarse a mi, pero no con demasiada seguridad. Yo ni caso. No le doy pie a ninguno de sus intentos de juego.
Acabamos de revisar los papeles, cuatro comentarios laborales y el se dispone a irse, con carita triste. Cuando ya tiene la maneta de la puerta agarrada, me acerco a él y le susurro al oído que a donde demonios va... que me tiene un trabajito pendiente. Su semblante cambia. Entra en el juego.
Se me acerca suavemente, pidiendo permiso con la mirada. Me coge de la cintura y me besa apasionadamente (SI!!! Me desea y yo lo controlo) Le aparto bruscamente. Sonrío. Le beso yo, suave, mordisqueándole los labios. Protesta pero se deja hacer. Le miro de forma lasciva. Es mío. Es mi juguete.
Acaricio su pecho, por encima de la camiseta, adoro ese torso (bloqueo recuerdo) Bajo la mano hasta su miembro, paso fugazmente y me vuelvo hacia su torso. Mi escaramuza a causado efecto en él. Está super excitado. Tiene la respiración entrecortada. Intenta desvestirme, pero no me dejo. Cojo mi bolso, le miro a los ojos, le planto un beso en la frente y salgo de la caseta.
Tengo un calentón de mil demonios... pero seguro que él mucho mas.
Estoy a mitad de camino de la verja de entrada, cuando el me alcanza. No puedes dejarme así!- me suplica- No es humano.- Suelto una carcajada ¿Como que no puedo?, ya ves, lo estoy haciendo......
En sus ojos se refleja la súplica, no se yo si podré contenerme. Antes de que me de cuenta, me está besando apasionadamente.- Por favor- me susurra al oído- acompáñame a dentro del edificio.
He aquí mi encrucijada, que hago, sigo mi deseo y entro con él? O continuo con mi venganza para hacerle sentir como él a mi? No, no puedo ser como él. Se puede tener el control de una situación sin necesidad de humillar. Entro con él. Mejor dicho.... entro antes que él.
Me dirijo hacia la sala del aljibe de incendios. Es la única zona rematada. El aljibe llegará en unos días y el solado ya está colocado, las paredes pintadas y temporalmente estamos acopiando el poliestireno extruido de la cubierta.. mmm blandito.... Viene detrás de mi, como un animalito indefenso. La situación me excita.
Entro hasta el fondo, me desabrocho un botón de la camisa y me giro. Lo tengo enfrente de mi, parado, observándome, con el sexo marcado bajo el vaquero. Me quito la chaqueta, lentamente, dejando entrever el blanco de mi sujetador con los movimientos sensuales. Sonrío. Veo su deseo.
Me desabrocho el pantalón y saco la camisa, lentamente. Con mucho cuidado desbrocho uno a uno los botones de mi camisa, con una sonrisa pícara marcada en la cara. Me la quito, a la par que aprovecho para acariciar mi cuerpo. Me giro al son de una música que suena en mi cabeza, dándole la espalda. Me bajo el pantalón de a una, sin doblar la rodillas, dejando el trasero en pompa. Oigo como se acerca. Le miro a los ojos y se para. Juego con mis braguitas.
No estaba planificado, pero llevo un precioso conjunto de lencería en blanco con detalles en crema. El sujetador es muy armado, del estilo push-up, y las braguitas son de las denominadas argentinas que tapan media nalga y media no.... Se que estoy de anuncio (de hecho había visto un anuncio con mi conjunto en negro y rosa) y en sus ojos puedo leer la admiración de mi cuerpo.
Me acerco a él, caminado suavemente, molestándome en contornear las caderas con la cadencia de la música de mi mente. Le acaricio los labios. A él le da un escalofrió. Es mío.
Con la misma cadencia sigo moviendo mi cuerpo, rozando despistada su miembro bajo el pantalón. Acaricio su torso y él se estremece. Le levanto ligeramente la camiseta y le beso en el estomago. Le quito la camiseta y admiro las vistas. Le desabrocho el cinturón, un botón, dos botones, toda la bragueta. Sigo jugando despistada con mi cuerpo. Rodeo el suyo, con un paso de baile olvidado en mi memoria. Acaricio su espalda, la beso, bajo mis manos por su torso hasta su miembro. Se la agarró, fuerte, muy fuerte. Siento el palpitar de la sangre que la hizo crecer, y nos estremecemos a la par. Le quito los pantalones y le dejo completamente desnudo. Me alejo para verle bien.
Un hombre perfecto, con las dimensiones apropiadas, un dios heleno. Bueno, pero mucho mas perfecto en una cosita. Su miembro. Grande, sin ser descomunal, grueso, sin ser molesto. Perfecto. Sin poder apenas desviar mi mirada de su perfecto miembro, me acerco a él, se lo acaricio. Me meto un dedo en la boca, provocándole, y con restos de mi saliva le acaricio el pene, desde la base a la puntita.
No lo soporta más. Me coge en brazos y me deposita sobre uno de los paquetes del aislante. Me besa. La boca, el cuello, la clavícula, mis pechos. Los estruja y acaricia, muerde y chuperretea. Mi tripa. Llega a mi sexo. Aparta la braguita y lo besa, lo lame, lo mordisquea entero. Me estremezco de placer.
Le quito de encima de mí y recupero el control. Lo empujo hacia otro paquete un poco más elevado y le ordeno que se siente. Me subo encima de el, con la braguitas puestas, haciéndole sentir mi sexo, pero sin que me pueda penetrar. Juego con su sexo, a la par que sus manos con mi cuerpo. Cuando la excitación de él es máxima, coloco su miembro y empujo con fuerza. Su gemido resuena en las paredes. La saco del todo y me la vuelvo a meter, despacito, una y otra vez. Cada vez más rápido. Cada vez más fuerte. Cada vez más duro. Pierdo el control y llego al éxtasis. Mis piernas me fallan y me quedo parada sobre él. El aún quiere más. Yo también... pero mis piernas no tienen vida.
Me coge en brazos y me deposita al borde del palé. Una pierna en el suelo, una sobre el paquete de aislante y empieza a penetrarme. Primero suavecito, aumenta el ritmo a medida que la respiración se le acelera. Siento placer. Al principio poquito, luego a más según suben sus embistes. Siento su miembro duro, muy duro dentro de mí, preludio de lo que se avecina. Me excito aún más y él gime de placer, arrastrándome en el mismo torrente con él.
Se recuesta exhausto sobre mi, reduciéndose su miembro dentro de mi. Poco a poco. Si tuviera ánimo, jugaría con su sexo, presionándolo con mis músculos vaginales y seguro que volvería crecer... si tuviera ánimo.
El silencio sepulcral de la estancia, solo nuestra respiración agitada, es roto por la estridente melodía de moda. Es su mujer. Debería haber llegado a casa.
Ver también
Que buenooo!!!!
A todas nos encanta eso de tener el control de vez en cuando y hacerlos pedir por favor!!!
Muy bueno Kata, ya se te extrañaba...
No manches
este esta buenisisisisimo sabes como me dejaste te cuento
para cuando el otro vamos que ya quiero leerlo
Excelenteee!!
kiero mas!! jeje
saluditoss
Muy bueno
Efectivamente, este es el ejemplo de un buen relato, muy elaborado y con estilo. Muy excitante. Felicidades.
Buenisimo kata1ina
ME encanto! pero xq siempre tendran que ser las mujeres de nuestros fugaces amantes las que nos arruinan todo??.... en fin... estuvo riquisimo!Sigue asi y arriba el foro!