Foro / Pareja

!!! auxilio !!! .. 2-5 minutos de sexo, 1 dildo,masturbacion y yah....

Última respuesta: 28 de enero de 2009 a las 6:05
A
an0N_541133099z
28/1/09 a las 2:14

Mi vida intima es = sentir a mi pareja por unos 2 a 5 minutos, y luego continua una pequena masturbacion, con el aparatito q yo lo hice comprarme porque ya no soportaba mas, quedarme esperando nada " Creo q es mejor esto a NADA "

Tengo alrededor de 15 meses con mi pareja un hombre que generalmente es dulce, tierno y carinoso... !! sexo !! el mejor en mi vida , pero no se que paso poco a poco todo cambio( Unos 4 meses de dicha) cada dia empeoro. YA ME ESTOY CANSANDO,y me siento humillada de siempre pedir que me haga el AMOR, le insinuo, provoco y a veces lo digo pero ya me canse de q me diga NOOO o de estar como suplicando algo que yo SI "NECESITO" ...

En este tiempo quiza unas tres veces son las q el me ha buscado intimamente. Para mi la intimidad es sumamente importante, yo lo deseo muchisimo porque lo AMO afortunadamente cuando se ama hasta la caricia mas insignificante es como si proviniera del mejor amante del mundo... Ahora si por el fuese hariamos el amor quiza una vez al mes o mas ... creo q el si puede vivir sin tener nada de sexo PERO YO NOOOOO.... Que puedo hacer he intentado de tantas maneras q ya no se ha q recurrir, lo hablamos y promete q ahora sera todo diferente pero al dia siguiente ya no recuerda nada...

Hoy lo note sumamente molesto cuando me gritaba q el no es hombre para mi, como yo se lo dije unos dias atras ... y dice que el si es HOMBRE ... pero lo malo es q no lo demuestra, prefiere tener a su mujer al borde de la locura y como una histerica por no tener lo q tanto deseo ... A MI HOMBRE, haciendonos felices ....

LO MALO ES QUE EL ,EN LO MAS MINIMO TRATA DE SER DIFERENTE ....que hago ... PLEASEEEEEEEEeeeee............

Ver también

A
an0N_942791399z
28/1/09 a las 2:29

Si a el no le importa...
Te leo y parece que me leo hace unos años.. imaginate.. recien casada y deseando acariciarlo y mimarlo pero nada..
Que accediera tan poco o simplemente me dijera que no me ponia a rabiar.
Yo ya intenté de todo y he leido articulos que insistir hace que los hombres sientan mas apatía y que lo tienen que hacer por obligación o que solo valen por eso. La recomendaciones se limitan a cuestionarlo claramente, si te quiere perder, que te lo diga claramente y que estes lista para soportar la respuesta. Si es que prefiere dejarte ir, la verdad insoportable es que es mejor para ti.
Si es que te quiere a su lado como tu a el, la verdad insoportable es que no sepa como hacerle para retenerte o que no quiera que estes ahi sin voluntad propia... entonces es cuando tienes que decirle que si te quiere lo tiene fácil, que se preocupe por ti como tu por el. Que te quiera como quieres ser querida, no como a el se le ocurre y sin escucharte.
No se yo.. lo que menos soporto es que se quede ido y en silencio cuando le pregunto ¿Por que no echarle ganas? ¿no te gusta?
Como si no le importara.

Si lo amas, deberias sentir que puedes comprenderlo e ir juntitos con un psicologo de parejas.
Si estas decidida y harta y no lo amas tanto como pensabas, ponlo en ultimatum y no seas habladora y lo amenaces, si le vas a decir que lo dejas, hazlo de tajo y aguanta. Tal vez aprenda lo que es vivir sin lo mejor que tienen juntos y regrese.. y si no... mejor, seguro encontraras a alguien con tu mismo temperamento.

Yo me voy a divorciar pronto, no es bueno vivir así. Se dan el privilegio de vivir juntos para comerse y asi como asi renuncia??? Acabáramos....!!! Mejor sola que mal acompañada.

A
an0N_942791399z
28/1/09 a las 2:33
En respuesta a an0N_942791399z

Si a el no le importa...
Te leo y parece que me leo hace unos años.. imaginate.. recien casada y deseando acariciarlo y mimarlo pero nada..
Que accediera tan poco o simplemente me dijera que no me ponia a rabiar.
Yo ya intenté de todo y he leido articulos que insistir hace que los hombres sientan mas apatía y que lo tienen que hacer por obligación o que solo valen por eso. La recomendaciones se limitan a cuestionarlo claramente, si te quiere perder, que te lo diga claramente y que estes lista para soportar la respuesta. Si es que prefiere dejarte ir, la verdad insoportable es que es mejor para ti.
Si es que te quiere a su lado como tu a el, la verdad insoportable es que no sepa como hacerle para retenerte o que no quiera que estes ahi sin voluntad propia... entonces es cuando tienes que decirle que si te quiere lo tiene fácil, que se preocupe por ti como tu por el. Que te quiera como quieres ser querida, no como a el se le ocurre y sin escucharte.
No se yo.. lo que menos soporto es que se quede ido y en silencio cuando le pregunto ¿Por que no echarle ganas? ¿no te gusta?
Como si no le importara.

Si lo amas, deberias sentir que puedes comprenderlo e ir juntitos con un psicologo de parejas.
Si estas decidida y harta y no lo amas tanto como pensabas, ponlo en ultimatum y no seas habladora y lo amenaces, si le vas a decir que lo dejas, hazlo de tajo y aguanta. Tal vez aprenda lo que es vivir sin lo mejor que tienen juntos y regrese.. y si no... mejor, seguro encontraras a alguien con tu mismo temperamento.

Yo me voy a divorciar pronto, no es bueno vivir así. Se dan el privilegio de vivir juntos para comerse y asi como asi renuncia??? Acabáramos....!!! Mejor sola que mal acompañada.

Un extracto de libro...
Un forero de por aqui puso este fragmento (eduardolxvi) que me encanto, espero que te sirva.

* * * * * * * *

"Venus y Marte en el dormitorio" de John Gray.

El principal motivo de esta pérdida de interés es que los hombres se creen rechazados y las mujeres no se sienten cortejadas ni comprendidas dentro de la relación. La mujer no sabe intuitivamente lo susceptible que es el hombre cuando ella no está de ánimo para hacer el amor. El hombre no sabe por intuición lo mucho que ella necesita del romance y la buena comunicación para abrirse y entrar en clima.
Para que el hombre no se sienta rechazado, las parejas deben crear una comunicación libre, positiva desenvuelta con respecto al sexo, especialmente en cuanto a la invitación. Cuando él recibe el mensaje repetido y convincente de que a su compañera le encanta hacer el amor con él, sus deseos sexuales pueden mantenerse saludables y fuertes.
Cuando el hombre tiene confianza en la actitud positiva de su compañera con respecto al sexo, generalmente continúa iniciando los avances sexuales. Si tiene la sensación de que se lo rechaza repetidas veces o de que siempre debe persuadirla de hacer el amor, al fin dejará de invitarla. Tarde o temprano se mostrará sexualmente pasivo y menos interesado.
Cuando la mujer no está de humor para el sexo, pero pone cuidado en hacerle saber que le encanta hacer el amor con él, su compañero se siente amado. Si ella no está de ánimo, él necesita saber que pronto la tendrá allí, muy dispuesta y feliz por gozar del sexo con él.
Con esta seguridad, la mujer automáticamente responde mejor a la sensibilidad masculina y se ve más motivada para buscar distintas maneras de facilitarle la invitación al acto sexual. Así como una buena comunicación abre a la mujer a los grandes gozos del sexo, la posibilidad de esos grandes gozos ayuda al hombre a ser más amoroso en la relación.
Cuando el hombre no inicia la relación sexual porque teme quemarse con un rechazo, debe esperar a que ella lo haga. Si se cree obligado a esperar siempre la invitación de su compañera, tarde o temprano pierde el deseo sin saber siquiera por qué.
Cuando esto ocurre el péndulo se va al otro extremo y pasa a desear el sexo menos que ella. Es muy común que entonces la mujer sienta algo de pánico. Comienza a echar de menos el sexo y a querer más. Sin embargo, cuanto más lo desea, más parece que él ha dejado de desearla. La insatisfacción de la mujer transmite el mensaje de que él no la satisface, lo cual acaba rápidamente con cualquier
deseo que aún sea capaz de sentir.
El sexo es un equilibrio muy delicado y los hombres son más vulnerables al desequilibrio que las mujeres. Si él quiere sexo con más frecuencia que la mujer y sabe seguir insistiendo con paciencia y respeto, gradualmente conquistará a su compañera, haciendo que ella también quiera, automáticamente, hacer el amor.
Cuando la mujer desea sexo con más frecuencia que él y se manifiesta desconforme, el hombre puede empezar a enfriarse. Comienza a sentirse obligado a hacerle el amor y a satisfacerla.
Las mujeres ya saben que la necesidad de actuar bien puede adormecer su propia excitación. En los hombres, el efecto de esa presión es diez veces mayor.
A diferencia de ellas, los hombres no pueden fingirse excitados. Si no tiene una buena erección resulta obvio que no está en vena. La mujer puede disimular fácilmente su falta de entusiasmo y fingir que todo está bien. El hombre no. Esto hace que la presión sea mayor para él. Y esa mayor
presión puede impedirle inmediatamente la excitación. Si se cree obligado a un buen rendimiento o a una buena erección, allí abajo no pasará absolutamente nada.

QUÉ PUEDE HACER ELLA CUANDO ÉL NO ESTÁ POR LA LABOR
Este es el punto en el que muchas parejas se dan por vencidas. La mujer percibe el bochorno de su pareja y se retira. No sabe qué hacer. Si menciona el asunto, él se siente criticado; si le hace insinuaciones sexuales, él se muestra cansado o no está de humor.
Por suerte es un problema para el que existen soluciones. Cuando es él quien no está de ánimo la mujer puede aplicar ciertas técnicas.
En las relaciones entre David y Sue hubo un momento en que ella empezó a tener muchos más deseos sexuales que él. Sue estaba de ánimo con frecuencia y David respondía con gusto a sus invitaciones. Durante varias semanas todo marchó espléndidamente. Hacían el amor varias veces por semana y, en ocasiones, dos veces al día. Pero con el tiempo David empezó a cansarse. Para él se trataba de una experiencia nueva: nunca había tenido la sensación de que una mujer lo deseara más que él a ella.
Al principio, por no saber cómo negarse, seguía adelante y lo hacía aun sin ganas. No era una buena solución; muy pronto empezó a sentirse presionado. El sexo ya no era divertido. Se convirtió en una especie de obligación, cosa que ya no le gustaba. Para quitarse esa sensación decidió que era preciso
negarse. Aún no tenía en claro cómo decir que no sin rechazar a Sue ni ofenderla.
Un atardecer, al volver de la oficina, se sentó en el sofá a mirar el informativo. Ella se acurrucó a su lado y, a los pocos minutos, comenzó a acariciarle suavemente los muslos. Tratando de no ser grosero, David le cubrió la mano con la suya para detener el movimiento, diciendo:
Esta noche estoy muy cansado. Realmente quisiera ver el informativo. Luego, para que su negativa no sonara a rechazo, agregó sin pensar:
¿Por qué no subes y comienzas? Yo iré dentro de un rato.
David siguió mirando televisión y poco a poco olvidó el diálogo. Cuarenta y cinco minutos después, cuando estaba a punto de quedarse dormido, oyó una vocecita que le decía, desde arriba:
David, estoy lista.
Fue como un milagro. Súbitamente se sintió despierto desde la cintura hacia abajo.
¡Ya subo! anunció.
Cuando se metió en la cama, Sue ya estaba preparada para el orgasmo, porque había dedicado esos cuarenta y cinco minutos a excitarse cada vez más, imaginando que David le hacía el amor mientras ella se acariciaba. No fue de extrañar que le bastaran dos minutos de penetración para llegar al orgasmo.
Pocos segundos después él llegó al suyo. Sue estaba feliz, pues había hecho el amor como deseaba, y para David fue una experiencia celestial, aun mejor que los rapiditos, pues pudo hacer los honores a su mujer y brindarle un orgasmo sin necesidad de esforzarse.

OCUPARSE DEL PROPIO PLACER
En vez de resentirse porque David no estaba en vena, Sue se hizo responsable de lograr su propia satisfacción. Este sentido de responsabilidad es muy saludable. Lo ideal es que, en cualquier aspecto de una relación, no hagamos responsable de nuestra infelicidad a nuestra pareja. En el sexo, especialmente, es muy difícil satisfacer nuestras necesidades sexuales sin traicionar al otro. Por eso es tan importante la masturbación.
Gracias a su creatividad, Sue ya no dependía de David si él no podía responderle tanto como ella habría preferido. Sacando el mejor partido posible de la situación, se acostó a imaginar que él le hacía el amor. Al disponer de un largo rato para acariciarse sensualmente y masturbarse, fue aumentando poco a poco su tensión sexual, de modo que, cuando llegó el momento de la penetración, ella estaba ya al borde del orgasmo.
Después él le dijo que había sido muy divertido y que, cuando él no estuviera en vena, ésa era una excelente manera de excitarlo. Esa pequeña conversación permitió que Sue fuera mucho más libre en su expresión sexual, además de asegurarle el gozo sexual cada vez que lo quisiera.
Si el hombre está cansado y sin ánimo para el sexo, agradecerá mucho que ella actúe como si todo estuviera bien. De lo contrario puede empezar a sentir el peso de la presión. Si ella quiere un orgasmo y su compañero, por no estar con ánimo, empieza a adormecerse, la mujer puede comenzar a tocarse y a masturbarse; a los veinte minutos, poco más o menos, puede ponerse de costado y frotarse contra él, con suave firmeza.
Cuando él despierte y sienta su vagina mojada contra el cuerpo, pasará a hacerle los honores. De ese modo ambos serán felices. Ella no tiene por qué renunciar a la satisfacción sexual que busca. Por eso conviene que se masturbe en presencia de su compañero y no sólo cuando está sola.

A
an0N_541133099z
28/1/09 a las 6:05
En respuesta a an0N_942791399z

Un extracto de libro...
Un forero de por aqui puso este fragmento (eduardolxvi) que me encanto, espero que te sirva.

* * * * * * * *

"Venus y Marte en el dormitorio" de John Gray.

El principal motivo de esta pérdida de interés es que los hombres se creen rechazados y las mujeres no se sienten cortejadas ni comprendidas dentro de la relación. La mujer no sabe intuitivamente lo susceptible que es el hombre cuando ella no está de ánimo para hacer el amor. El hombre no sabe por intuición lo mucho que ella necesita del romance y la buena comunicación para abrirse y entrar en clima.
Para que el hombre no se sienta rechazado, las parejas deben crear una comunicación libre, positiva desenvuelta con respecto al sexo, especialmente en cuanto a la invitación. Cuando él recibe el mensaje repetido y convincente de que a su compañera le encanta hacer el amor con él, sus deseos sexuales pueden mantenerse saludables y fuertes.
Cuando el hombre tiene confianza en la actitud positiva de su compañera con respecto al sexo, generalmente continúa iniciando los avances sexuales. Si tiene la sensación de que se lo rechaza repetidas veces o de que siempre debe persuadirla de hacer el amor, al fin dejará de invitarla. Tarde o temprano se mostrará sexualmente pasivo y menos interesado.
Cuando la mujer no está de humor para el sexo, pero pone cuidado en hacerle saber que le encanta hacer el amor con él, su compañero se siente amado. Si ella no está de ánimo, él necesita saber que pronto la tendrá allí, muy dispuesta y feliz por gozar del sexo con él.
Con esta seguridad, la mujer automáticamente responde mejor a la sensibilidad masculina y se ve más motivada para buscar distintas maneras de facilitarle la invitación al acto sexual. Así como una buena comunicación abre a la mujer a los grandes gozos del sexo, la posibilidad de esos grandes gozos ayuda al hombre a ser más amoroso en la relación.
Cuando el hombre no inicia la relación sexual porque teme quemarse con un rechazo, debe esperar a que ella lo haga. Si se cree obligado a esperar siempre la invitación de su compañera, tarde o temprano pierde el deseo sin saber siquiera por qué.
Cuando esto ocurre el péndulo se va al otro extremo y pasa a desear el sexo menos que ella. Es muy común que entonces la mujer sienta algo de pánico. Comienza a echar de menos el sexo y a querer más. Sin embargo, cuanto más lo desea, más parece que él ha dejado de desearla. La insatisfacción de la mujer transmite el mensaje de que él no la satisface, lo cual acaba rápidamente con cualquier
deseo que aún sea capaz de sentir.
El sexo es un equilibrio muy delicado y los hombres son más vulnerables al desequilibrio que las mujeres. Si él quiere sexo con más frecuencia que la mujer y sabe seguir insistiendo con paciencia y respeto, gradualmente conquistará a su compañera, haciendo que ella también quiera, automáticamente, hacer el amor.
Cuando la mujer desea sexo con más frecuencia que él y se manifiesta desconforme, el hombre puede empezar a enfriarse. Comienza a sentirse obligado a hacerle el amor y a satisfacerla.
Las mujeres ya saben que la necesidad de actuar bien puede adormecer su propia excitación. En los hombres, el efecto de esa presión es diez veces mayor.
A diferencia de ellas, los hombres no pueden fingirse excitados. Si no tiene una buena erección resulta obvio que no está en vena. La mujer puede disimular fácilmente su falta de entusiasmo y fingir que todo está bien. El hombre no. Esto hace que la presión sea mayor para él. Y esa mayor
presión puede impedirle inmediatamente la excitación. Si se cree obligado a un buen rendimiento o a una buena erección, allí abajo no pasará absolutamente nada.

QUÉ PUEDE HACER ELLA CUANDO ÉL NO ESTÁ POR LA LABOR
Este es el punto en el que muchas parejas se dan por vencidas. La mujer percibe el bochorno de su pareja y se retira. No sabe qué hacer. Si menciona el asunto, él se siente criticado; si le hace insinuaciones sexuales, él se muestra cansado o no está de humor.
Por suerte es un problema para el que existen soluciones. Cuando es él quien no está de ánimo la mujer puede aplicar ciertas técnicas.
En las relaciones entre David y Sue hubo un momento en que ella empezó a tener muchos más deseos sexuales que él. Sue estaba de ánimo con frecuencia y David respondía con gusto a sus invitaciones. Durante varias semanas todo marchó espléndidamente. Hacían el amor varias veces por semana y, en ocasiones, dos veces al día. Pero con el tiempo David empezó a cansarse. Para él se trataba de una experiencia nueva: nunca había tenido la sensación de que una mujer lo deseara más que él a ella.
Al principio, por no saber cómo negarse, seguía adelante y lo hacía aun sin ganas. No era una buena solución; muy pronto empezó a sentirse presionado. El sexo ya no era divertido. Se convirtió en una especie de obligación, cosa que ya no le gustaba. Para quitarse esa sensación decidió que era preciso
negarse. Aún no tenía en claro cómo decir que no sin rechazar a Sue ni ofenderla.
Un atardecer, al volver de la oficina, se sentó en el sofá a mirar el informativo. Ella se acurrucó a su lado y, a los pocos minutos, comenzó a acariciarle suavemente los muslos. Tratando de no ser grosero, David le cubrió la mano con la suya para detener el movimiento, diciendo:
Esta noche estoy muy cansado. Realmente quisiera ver el informativo. Luego, para que su negativa no sonara a rechazo, agregó sin pensar:
¿Por qué no subes y comienzas? Yo iré dentro de un rato.
David siguió mirando televisión y poco a poco olvidó el diálogo. Cuarenta y cinco minutos después, cuando estaba a punto de quedarse dormido, oyó una vocecita que le decía, desde arriba:
David, estoy lista.
Fue como un milagro. Súbitamente se sintió despierto desde la cintura hacia abajo.
¡Ya subo! anunció.
Cuando se metió en la cama, Sue ya estaba preparada para el orgasmo, porque había dedicado esos cuarenta y cinco minutos a excitarse cada vez más, imaginando que David le hacía el amor mientras ella se acariciaba. No fue de extrañar que le bastaran dos minutos de penetración para llegar al orgasmo.
Pocos segundos después él llegó al suyo. Sue estaba feliz, pues había hecho el amor como deseaba, y para David fue una experiencia celestial, aun mejor que los rapiditos, pues pudo hacer los honores a su mujer y brindarle un orgasmo sin necesidad de esforzarse.

OCUPARSE DEL PROPIO PLACER
En vez de resentirse porque David no estaba en vena, Sue se hizo responsable de lograr su propia satisfacción. Este sentido de responsabilidad es muy saludable. Lo ideal es que, en cualquier aspecto de una relación, no hagamos responsable de nuestra infelicidad a nuestra pareja. En el sexo, especialmente, es muy difícil satisfacer nuestras necesidades sexuales sin traicionar al otro. Por eso es tan importante la masturbación.
Gracias a su creatividad, Sue ya no dependía de David si él no podía responderle tanto como ella habría preferido. Sacando el mejor partido posible de la situación, se acostó a imaginar que él le hacía el amor. Al disponer de un largo rato para acariciarse sensualmente y masturbarse, fue aumentando poco a poco su tensión sexual, de modo que, cuando llegó el momento de la penetración, ella estaba ya al borde del orgasmo.
Después él le dijo que había sido muy divertido y que, cuando él no estuviera en vena, ésa era una excelente manera de excitarlo. Esa pequeña conversación permitió que Sue fuera mucho más libre en su expresión sexual, además de asegurarle el gozo sexual cada vez que lo quisiera.
Si el hombre está cansado y sin ánimo para el sexo, agradecerá mucho que ella actúe como si todo estuviera bien. De lo contrario puede empezar a sentir el peso de la presión. Si ella quiere un orgasmo y su compañero, por no estar con ánimo, empieza a adormecerse, la mujer puede comenzar a tocarse y a masturbarse; a los veinte minutos, poco más o menos, puede ponerse de costado y frotarse contra él, con suave firmeza.
Cuando él despierte y sienta su vagina mojada contra el cuerpo, pasará a hacerle los honores. De ese modo ambos serán felices. Ella no tiene por qué renunciar a la satisfacción sexual que busca. Por eso conviene que se masturbe en presencia de su compañero y no sólo cuando está sola.

Un extracto de libro /

Nuez 77 :

Muy agradecida por recordarme, parte de este hermosisimo libro
hace un tiempo los fui leyendo uno a uno para poder entender, las diferencias, el pensar, actuar y sentir entre hombre y mujer ...

- Los Hombres son de marte las mujeres son de venus
- Venus y Marte en el dormitorio
- y Martes y venus juntos por siempre

Y claro que si me sirvio de mucho, ya que no es lo mismo leer un libro completo, que leer un pedacito de el q va dirijido exactamente para lo que hoy estoy viviendo

Muchas Gracias !!!

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