Hace ya algún tiempo que no escribo, el suficiente para haber llegado a algunas conclusiones en mi vida. Para pensar que he avanzado, mirar atrás, y ver que todo sigue igual a como estaba.
Pese a haber conocido a más personas, ninguna se ha quedado en mi vida, han pasado por ella, dejando huella, para más tarde desaparecer. Nunca para quedarse.
Nunca el interés fue mutuo, nunca el grado de interés fue el mismo, pero sí tuvieron algún significado para mí cuando pasaron. Sí dejaron huella en mí, como yo las pude dejar en aquellas personas que supusieron tan poco en mi vida y fueron tan fáciles de olvidar.
Hoy por hoy puedo concluir lo difícil que es encontrar a una persona afín a mí. Encontrar a una persona que esté dispuesta a entregarse, receptiva al amor, receptiva a sentir sin miedos, sin presiones, sin prisas, pero con cierto grado de compromiso.
Lo difícil que es encontrar a una persona que esté dispuesta a apostar por otra.
Una persona sana de mente, que se quiera a sí misma, lo suficiente para no esperar de otra lo que le falta a su vida, y lo justo para poder amar a otra persona dejando a un lado su amor propio u orgullo.
Visto así, suena a un llamamiento de auxilio, una llamada a Cupido, una llamada a esos chicos que quieran apostar por el amor; chicos jóvenes, que valgan la pena, que quieran amar ¡Qué locura!(?)... ¿quién quiere comprometerse? ¿Quién quiere amarrarse/conformarse con una sola persona cuando existe un mundo abierto y lleno de posibilidades que explotar y de las que nutrirse? Quién iba a querer Con todas las complicaciones que acarrea dedicar tu vida a una persona
Ha sido una semana ajetreada, llena de emociones fuertes, nuevas experiencias, que sólo me han dejado buen sabor de boca, tan buen sabor de boca que sólo quiero más Sólo quiero repetir, y me cuesta ampararme en un pasado, en un hecho puntual, porque es doloroso porque sé que no volverá. Pero mi razón es consciente de que hechos así pueden ocurrir y de hecho, ocurrirán. Lo triste es encontrar a una persona que te hace sentir múltiples emociones, sentimientos y tener que decirle ADIOS, porque seamos sensatos, fue un adiós. Todo quedó ahí. Y aunque me cueste admitirlo, y trate de mantenerme fría, algo dentro de mí quería más, quería oír de su boca esas palabras que sólo expresas cuando estás verdaderamente a gusto, cuando no es una más, cuando me recordarás palabras que se les dicen a ese alguien especial, a esa persona con la que congenias en muchos aspectos, tal vez en tantos que hasta te sorprendes, y pretendes que sea recíproco. Lo triste es que no lo es. Es que comienzas a abrir los ojos y ver que ya no se acuerda de ti, que lo que sentiste sólo te pertenece a ti y ahora anida como un recuerdo más, un recuerdo especial, porque fue la primera vez que viviste algo así, porque nunca habías sentido algo similar. Y tampoco puedes contarlo o gritarlo al mundo, porque nadie lo sabe valorar. Y lo peor es que sabes lo que se siente cuando lo que sientes no es recíproco, pero también sabes cómo se siente cuanto el sentimiento no es tuyo y te toca pasar Y es entonces cuando te planteas el comienzo de este texto.
Si ambos pasamos, nunca sabremos sobre el auténtico interés que radica en cada uno. Siempre uno tendrá que dar el brazo a torcer, pero si ninguno de los dos lo da, si ambos esperan siempre, nunca se encontrarán. Por cabezonería quizás. Yo me pregunto si estas cosas realmente pueden suceder, que ambos tengan interés, pero a la vez esperen y esperen a que sea la otra parte la que se acerque, hasta que nunca lleguen a unirse, y pasen los años, el tiempo y siempre les quede la duda de qué hubiera pasado si en el momento oportuno se hubiesen hablado.
Si cuando decidiste cortar en seco aquella conversación, yo me hubiera animado unos días después a retomarla.
Si en lugar de comportarme como una inexperta, hubiera sido yo misma, me hubiera dejado llevar, dejando de lado mis miedos y sin aferrarme a la idea de que fueras mi novio, dejando atrás el manual de comportamiento para hacerme la estrecha.
Si en lugar de haberme conocido aquel día, lo hubieras hecho en este preciso momento, cuando puedo gritar a pleno pulmón que soy yo misma y que me encuentro receptiva.
Si no hubiera actuado de aquel modo...
Ahora te entiendo. Realmente te agoté. Y lo siento yo más que nadie, porque desde entonces no te he podido olvidar. Y no puedo hablarte, no puedo mirarte a los ojos, me pesan mis errores, me duele haber errado y que las cosas no hubieran salido mejor. No haberte entendido, no podía entenderte, no pude darte lo mejor de mí, no estaba en mi mejor momento. Y ahora estamos separados, y aún me tiemblan las piernas, me flagelan, me tiembla la voz, cuando te veo.
Ojalá pudiera expresarte lo que siento, ojalá pudieras saber lo que he sentido todo este tiempo, y simplemente que me dijeras que todo ha acabado, que tú no sientes o sentiste lo mismo, que no signifiqué nada para ti, que no fui especial, que sólo me querías utilizar. Ojalá pudiera, pues me pesa la duda de no saber qué ocurrió, y no poder pasar página contigo pensando que tenemos algo pendiente y que fue mi error.
Y he conocido a otros, que momentáneamente me han hecho olvidarte, pero una vez han partido, vuelves a ser mi punto de mira, vuelves a asentarte en mis recuerdos, vuelves a ser tú por quien caen lágrimas por mis mejillas, anhelando que vuelvas Cuando sé que jamás lo harás.