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Si realmente te sientes frustrada, lo mejor es cambiar la forma en que provocas tu orgasmo; a pesar de la estrechez de mente de ciertas personas, si tú físicamente no puedes hacerlo porque te cortocircuitas mentalmente, podrías probar con un vibrador, dildo o consolador (como se prefiera llamar) y, además de sofisticarte, ensayas otros placeres. Si no te es posible tal cosa, quizá puedas probar variantes y, sobre todo, concentrarte más que en la película, en el placer que vas dándote porque lo necesitas y te relaja.
Separa sexo por satisfacción personal del de pareja, no te obsesiones si no te sale bien a la primera e intenta variar tus métodos porque el usual parece ya no funcionarte. Y si, a pesar de todo, los recuerdos te invaden cuando te complaces, acéptalos porque es el sexo al que estás acostumbrada y con el tiempo (y una caña), volverás a tener relaciones con otras personas que te harán olvidar esas primeras.