¡Uf! Vengo agotada, es que ayer salí de juerga. Algo que por muy
divertido que parezca se convierte en toda una odisea.
Para empezar llegas a la discoteca de siempre con tus amigos de
siempre para encontrarte; con lo de siempre. Hasta la música,
es la de siempre. Entre la gente que ves hay de todo un poco:
Tenemos al típico que se dedica a buscar las monedas que se te
caen por la noche, al que se ha tragado la última película de
Travolta y la de Fama e intenta por todos los medios imitarla,
y peor aun al espécimen que se sienta en los sofás (más aburrido
que la repetición de Medico de Familia) y que cuando le miran pone
una cara de diversión total.
Entonces visto lo visto te vas a la barra a ver si el camarero tiene
algo interesante y ligas un poco. Porque es patético como ligan los
hombres en los bares... De entrada se acercan a ti diciéndote:
-Oye perdona.
Perdona por qué. Que se les pasa por la cabeza que ya te están
pidiendo perdón. Y bueno tenemos de todo ¿eh? El divorciado
que se te acerca
Estoy muy solo, mi mujer me ha dejado. Lo que te faltaba a ti
¿qué pasa que tienes cara de ONG?
Ahora, cuando te giras ves a un tío guapo, alto, cachas que te
clava su mirada. Y te sonríe. Y le sonríes. Y te guiña un ojo.
Y tu sonríes. Y viene hacía aquí.
-Perdona
-siiii
-Me presentas a tu amiga?
¡Genial! La noche va genial.
Así que como soy muy filosófica, quisiera aclararles a los
hombres esa pregunta que no les deja dormir por las noches
¿Por qué las mujeres vamos juntas al baño? Como tu amiga se ha
ido con el guaperas no tienes otro remedio que ir tu sola.
Y vas allí cruzando todo el bar como si fueras por la selva
(porque todo el mundo sabe que los baños siempre están al fondo)
Cuando por fin llegas te encuentras una cola de unas cinco
personas y comienzas a bailar de una forma un tanto extraña,
primero para no aburrirte y segundo para que no se te escape el pipí.
Y siempre esta la típica que tiene ganas de hablar. Y a mí que me
importa con quién has venido.
Bueno, por fin llegas y cuando estas dentro lo primero que ves es una
charca de agua, llamémoslo así, con un juguillo de pisadas.
Primer problema ¿dónde dejas el bolso? Como no ha venido nadie contigo
pues te lo cuelgas al cuello.
Segundo. El abrigo. Este invierno se llevan los abrigos largos, porque
no están pensados para las meonas nocturnas. Los hay de dos tipos:
Si es de los de pico al final lo tienes fácil porque metes la cabeza
entre los picos y listo. Pero ¿y si no tiene?. Bueno, como eres una
mujer con recursos te lo pones de bufanda.
Tercero, la puerta. Nunca tiene pestillo. Tú necesitas intimidad así
que apoyas la cabeza para que no entre nadie.
Y allí estas tu con tu abrigo, el bolso al cuello y la cabeza apoyada
en la puerta. Pues no te sale el chorrillo claro con tanto trajín!
Recurres al viejo truco de abrir el grifo, peroestá fuera! venga a ver
si te atreves a salir! Al final creas tu propio sonido...¡ y se apaga la
luz que también está fuera!
Encima no hay papel a si que metes la mano en el bolso como puedes para
coger el klinex. Total que te has manchado y te has puesto perdida.
Así que queridos míos no preguntéis más porque las mujeres vamos juntas al
baño.