Hmmm, bueno... te cuento que por temor al embarazo, mi esposo y yo decidimos empezar por allí: por el sexo anal. Realmente fue doloroso porque yo estaba muy nerviosa. Mi esposo estaba hablandome hermoso al oído (usando un poco las palabras fuertes) y poco a poco me fui excitando, sumado a sus caricias, claro. La experiencia es gratificante y placentera. Claro está que todo depende de ustedes: de ti que te entregues y te dejes llevar. De él que te ayude y sepa ser delicado, porque a pesar de que a muchas nos gusta el sexo fuerte, el sexo anal no es tan sencillo como soplar y hacer botellas; es delicado. Utiliza lubricantes y fantaseen lo suficiente. Luego, ¡disfruta!