No sabemos como expresar nuestros sentimientos, nuestros temores, nuestros deseos, pero cuando lo hacemos es demasiado tarde.
Cuando el amor desaparece sin explicaciones, intentamos expresar todo aquello que guardamos dentro, pero, igual, ya es tarde. No tenemos el amor a nuestro lado para que nos escuche, y nos acepte, y nos apoye, nos consuele, y nos de ánimos para seguir adelante con ilusión, con el consuelo que una frase vale mucho más que mil gestos de cariño, que, a veces, no son del todo comprendidos.
La persona deseada no leerá esta Carta de Amor, pero, me quedará el consuelo, de compartirla con personas que sufren, actualmente, por la misma razón.
El tiempo dice que lo cura todo, pero, una oportunidad como esta no se repetirá en el tiempo. En todo caso, habrá que esperar otro amor al que confiar nuestros sentimientos, emociones, deseos, pero no será lo mismo. Siempre quedará una espina clavada en el corazón, difícil de curar, porque el hombre a quien deseabamos expresarlo ya no está en nuestras vidas.
Yo no puedo albergar resentimiento ni odio hacia ese hombre, porque me ha ofrecido lo mejor de él, a cambio de mi desconfianza, mi inmadurez emocional. Ha sufrido lo mismo que yo en el amor, y sólo puedo desearle lo mejor. La misma felicidad que podría desearme a mi misma, aunque ya sin él. No hay dos amores iguales, todo es diferente, nadie es lo mismo.
Le agradezco todos los buenos momentos vividos junto a él, y solo puedo esperar que quien en el futuro comparta su vida, pueda disfrutar lo mismo o más que ha sido en mi caso. El odio no lleva a nada, la tristeza tampoco, el pesar menos, pero el deseo por la felicidad de quien ha tenido el interés de compartir un ratito conmigo, lleno de buenos momentos, es para guardar como un regalo especial y recordar para siempre. En aquellos momentos de bajona, siempre estará él para recordarme que la vida merece la pena. Y mereció la pena compartir estos meses con él.
Un beso cariño, donde estés y que la felicidad llene, por fin, tu vida, y los momentos de pesar sean mínimos.