ll. Efecto masa
Doblega la voluntad de la persona, haciéndole creer que se está fraguando un movimiento masivo de individuos comprometidos con una determinada idea. Lo de menos es si ésta es falsa o si cuenta con un apoyo minoritario. Se trata de una estrategia que aprovecha el instinto de supervivencia del receptor: por un lado, porque el individuo suele preferir estar en el bando ganador. Por otro, porque se infunde cierto temor y/o inseguridad en aquellos que se ven aislados de la masa. Es típico de ciertas comunidades virtuales de Internet. En ellas un individuo o grupúsculo mediocre intenta imponer sus ideas a los demás, adoptando múltiples identidades anónimas que se apoyan unas a otras. Esta técnica se ha empleado en algunos foros financieros norteamericanos para inflar o derribar acciones de empresas de baja capitalización, lo cual ha terminado con el ingreso en prisión de más de un sujeto malintencionado.
Pero eso no es todo, una consecuencia aterradora del efecto masa es la disolución de la culpabilidad y la sensación de poder que se le puede inculcar al manipulado. Entonces, se hace fácil justificar matanzas, destruir propiedades públicas o privadas, linchar a sujetos nones gratos, etc., al perderse el temor al castigo.
El efecto masa puede partir de un emisor conocido (un dictador en un estrado, sin ir más lejos) y/o de varios emisores situados estratégicamente (partidarios de ese mismo dictador localizados entre el público, siendo a veces más importante su ubicación que su número).
El empleo de esta variante desinformativa se da individuos manipuladores, egocéntricos y, con frecuencia, aquejados de un complejo de inferioridad que les impide actuar si no es ganándose el apoyo incondicional del auditorio.
La invocación del efecto masa es una característica de los regímenes totalitarios -y a menudo de los democráticos- que los diferencia de los absolutistas.
m. Mecanismo de proyección
El emisor hace uso de un lenguaje (oral, visual, escrito) por el que el receptor siente empatía o aprecio, con la pretensión de que acepte con facilidad la información otorgada. Es tragicómico ver cómo muchos políticos se acercan al pueblo llano a repartir abrazos, guiños y apretones de manos en épocas preelectorales; o bien, cómo actúan en karaokes, bailes, etc., en busca de la adhesión del votante.
n. Transferencia ideológica
Consiste en atribuir pensamientos, palabras o argumentos espurios al adversario. Es una mentira en toda regla que busca deformar los planteamientos ajenos en beneficio de los esgrimidos por el manipulador. El Tribunal de la Santa Inquisición empleó estos procedimientos con gran astucia -y cobardía- para enjuiciar a todo tipo de herejes, auténticos y falsos, Muchos de ellos simples enfermos mentales. En esta situación el acusado no tenía casi amparo, sobre todo si padecía algún trastorno psiquiátrico. Ello motivó una denuncia de Voltaire en su Diccionario filosófico, donde espetó que sólo la acción de la Filosofía ha curado a los hombres de esta abominable quimera, enseñando a los jueces que no hay que quemar a los imbéciles. Bien es verdad que Voltaire se refería a los acusados de brujería y que no todos ellos padecían trastornos mentales, aunque también es sabido que había una proporción considerable de disminuidos psíquicos.
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