Se consuma la traición
ISABEL SAN SEBASTIAN
En el tiempo y forma exigidos por ETA, el presidente del Gobierno anuncia al fin públicamente unas conversaciones con terroristas que sus enviados llevan años manteniendo en la sombra. La banda puso como plazo máximo el mes de junio y Zapatero ha plegado el testuz. Ellos hablan en sus comunicados de un proceso democrático que ha de terminar con el reconocimiento del derecho a decidir del pueblo vasco, y el jefe del Ejecutivo contesta que el Gobierno respetará las decisiones que tomen los ciudadanos vascos por métodos democráticos. ¿Se puede pedir mayor afinidad? Es verdad que las señales de humo terminológicas enviadas a los asesinos conviven con alguna mención a la legalidad o la Constitución, pero no lo es menos que en la alocución de ZP no se ha oído ni una vez la palabra justicia. Un lapsus muy revelador de lo que está pasando: mientras las portadoras de rosas blancas por la paz llegan hasta el interior del Congreso, a las víctimas que intentan acercarse con una corona se las manda interceptar por la Policía en la plaza de Neptuno. Ésa es la consideración que le merecen al presidente la memoria y el honor de quienes han sufrido en carne propia el azote del terror.
Dice el responsable de colmar el anhelo de paz de los españoles (¡toma ya!) que el futuro de Euskadi exige un gran acuerdo de convivencia, recomendando a las formaciones políticas locales que lo alcancen. Con otras palabras, aboga por lo mismo que ETA/Batasuna cuando apela a una mesa de partidos. ¿Y qué hay de lo que opinemos el resto de los españoles? ¿Cómo puede hablarse de ausencia de violencia y coacción si todavía se cobra la extorsión a los empresarios y se intimida a concejales o jueces que, como Marlaska, aplican la Ley cuando el fiscal general la ignora?
Puesto a traicionar, Zapatero ha traicionado su propia palabra, ha trasladado la soberanía nacional a un grupo de periodistas y ha utilizado el Parlamento como mero local para una rueda de prensa. Su fiel escudero, Rubalcaba, asegura que los topos infiltrados en ETA garantizan que esta vez va en serio, pero otras fuentes menos parciales hablan de 116 alevines de la kale borroka pasados a Francia para integrarse en los comandos de Cherokee, muy molesto por el desprecio mostrado hasta ahora hacia los presos; cuentan que Madariaga ha pedido 25 millones para empezar a hablar, y recomiendan fijarse en la actitud de Txapote y otras bestias de su ralea, con el fin de comprobar su voluntad de reinsertarse. Aquí no hay más rendición que la del Estado de Derecho, y para eso, presidente, ni cuente con mi colaboración.
Para el que decía que no hago otra cosa que copiar y pegar se la dedico