Inolvidables
En mi caso, las mujeres inolvidables, descubro que fueron las que tenian una determinada imaginacion para sorprender el gris cotidiano.
Busque un poema que escrbi hace un tiempo, y quiza entiendas un poco esa idea de la mujer inolvidable:
POEMA A MAITE
Tenía los ojos del color del alquitrán,
y era obscena por no decir otra cosa,
se armaba un canuto
y podia divagar acerca de cómo conseguir
todo el oro del Perú
entre risas desbordadas,
porque era muy graciosa
y se tentaba con todo,
amaba el sexo y el rock de Gary Glitter,
a Modigliani y a Egon Schiele,
y dibujaba esos rostros alargados
con un toque de Hugo Pratt
mientras cantaba canciones
de Cecilia y de Ana Belén,
y el Clara de Joan Baptista Humet
vociferando luego
¡vamos a quemar esta ciudad
para reconstruirlo todo
y darle el poder a los borrachos
y tambièn
a los vagabundos del amor y la palabra como tú!,
y lo hacía refiriéndose a mí
la muy cretina,
bailándole un fandango
al tango de mi alma
sin tirar la toalla hasta las seis de la mañana
en que mandaba a los vecinos de arriba
a la mismísima miércoles,
hartos de oirla blasfemar
que en el Mayo de París ella no estuvo
y qué ...
cómo pudo perderse aquella fiesta;
oh
si les he dado una mala imagen
me retracto,
ella era un sol de tan linda,
recogía los gatos de las calles,
y lloraba
con sus álbumes de fotos
y era excesiva para todo en la vida
una diva sin fama
con ofertas que superaban las demandas,
aunque hacía trampas en el póker
y no le daba la propina al camarero,
porque todo era una risa;
me enteré ahora
hace unos días
que ya gastando sus treinta
tiene tres críos y un marido
que es cajero o abogado,
y le dijo a una amiga:
-¡¿qué es de Eduardo,
lo conoooces?!!!!-
y se le iluminaron las pupilas color brea
ya lejos
de la boina tipo Che,
ya lejos del vivir en la aventura,
¡quién sabe
con qué cara la reciben
cuando lleva a sus hijas
al Colegio de Monjas
cada día...!