Tal vez sea un atrevimiento escribir aquí sobre esto. No estoy yo para dar ejemplo precisamente. Pero quizás sea justamente eso, el haberlo vivido en carne propia, lo que me haga conocedor de lo importante que es el VALOR en una relación.
Hace unos meses, tras mi última ruptura sentimental, una buena y vieja amiga me envió un enlace del blog El universo de lo sencillo. Dicho enlace hacía referencia a un post que me resultó muy familiar. Esta familiaridad es debida a una frase que suelo decir con frecuencia, a veces en tono jocoso pero con un fondo real, como respuesta a la típica pregunta ... ¿cuándo te echaras una novia en condiciones? .- mi respuesta es ... ¿Alguna valiente en la sala?
Y la verdad que, después de leer el citado post, me di cuenta de que ese es el camino correcto, la forma de evitarnos tantos quebraderos de cabeza, tanto desgaste y frustraciones para luego volver al mismo punto de partida.
Estar con un/a valiente no debe ser un deseo sino una obligación. Todos merecemos a alguien que no recurra a las excusas para no dar un paso cuando toca darlo. Merecemos a alguien dispuesto a arriesgar, a apostar por una relación con nosotros, sin peros, sin esperas, sin excusas.
Todos tenemos un pasado, y quien más y quien menos ha pasado por un mal trago, pero ... ¿qué culpa tienen los demás? Cada uno es libre de tomar sus propias decisiones. Evitemos toda aquella persona que no muestre un deseo de levantarse después de cada caída. Huyamos de aquel, o aquella que, al tender nuestro brazo, permanece inmóvil esperando a ser levantado en lugar de ser el mayor partícipe de su resurgir.
No permitamos que nos desgasten, manteniéndonos a la espera con el pretexto de necesitar tiempo. NO! Necesitar tiempo no es amar, no es estar dispuesto a luchar por la persona que se quiere. Tal vez nos necesiten como apoyo, refugio, motor que les empuja, pero ... ¿y qué nos llevamos nosotros? Perder el tiempo esperando por algo que no vamos a obtener de esa persona, porque simplemente no es lo suficientemente valiente para dárnoslo.
Leo muchos post en este foro, y un gran número de ellos son quejas por la poca implicación de sus parejas, o la falta de decisión del que dice querer una relación seria y no hace por ello. Sé que cuando se está enamorado/a cuesta tomar una decisión determinante, (yo mismo he llegado a tardar un año en hacerlo), pero cuando vemos que un camino no nos lleva a donde nosotros deseamos, o sentimos a nuestro compañero/a de viaje como un equipaje más, y no como un verdadero compañero que nos ayuda a cargar las maletas; es el momento de dejar de tirar de ese carro y mirar solo por nosotros mismos.
Si no nos valoramos y exigimos lo que nos merecemos, nadie lo hará por nosotros. No nos bastan las promesas, ni palabras bonitas, eso es tan etéreo que apenas nos aporta unos instantes de ilusión. Son los hechos los que realmente marcan la diferencia, son las acciones las que verdaderamente nos muestran la auténtica voluntad de esa persona por apostar por nosotros, sin más.
Así que ... ¿alguna valiente en la sala?
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