Relato

Eran las diez de la noche en una estación de autobuses de Barcelona, Paul eran un hombre de cincuenta años, alto, delgado, moreno pero con poco pelo, con un traje gris y esperaba el autobús para dirigirse a Zaragoza para pasar unos días visitando la ciudad. Dalia una chica de diecinueve, delgada, con el pelo largo y suelto, llevaba un vestido azul hasta las rodillas, muy escotado, con los botones por delante y que iba a pasar unos días a casa de una tía que vivía en Logroño.

A la llegada del autobús se subieron ambos, dirigiendose a sus asientos que, curiosamente estaban juntos en la última fila del mismo. La únicas persona que viajaban el citado vehículo eran ellos dos, la conductora y otro pasajero que llegó en el mismo y que estaba sentado en la primera fila y con quien la conductora hablaba de una manera distendida, parecía como si se conocieran de haber realizado otros trayectos.

Dalia estaba un poco cansada y unido a la poca luz que había en el interior del vehículo y al calor que hacía en el mismo, comenzó a quedarse dormida. A Paul le llamó la atención que, al mirarla, podía ver uno de sus pechos, con su pezón rozando el vestido, era un pecho pequeño pero muy hermoso, por lo que comenzó a excitarse y pensar que esa zorrita iba a hacer que su viaje sería mucho más ameno. Comenzó a mirar detenidamente cada centímetro de ese cuerpo, su pecho, sus piernas largas y delgadas, su piel suave, comenzando a frotarse su pene por encima del pantalón, pasando rápidamente, debido a la excitación que comenzaba a sentir, a pensar en cómo poder disfrutar al máximo de ese cuerpo sin que nadie se diese cuenta.

Miró hacia la conductora, la cual continuaba pendiente de la conducción mientras hablaba con el otro pasajero, pensando que ese no sería ningún problema para poder dedicarse a lo que tanto le exitaba, el maraviloso cuerpo de la muchacha que estaba sentada junto a él.

Se quitó el cinturón, guardándolo en su bolsa de viaje, soltó el botón de su pantalón y bajó la cremallera dejando su ... , que empezaba a crecer poco a poco al aire, comenzando a acariciarse.

En ese momento, comenzó a pensar en qué podría hacer para soltarla un botón del vestido e intentar provocar que este, se deslizase por sus hombros, dejándo sus dos pechos al aire.

En un momento del camino, en el que pudo obsevar que ella se había quedado dormida y aprovechando que pasaban por una zona de obras que balanceba el autobús, se atrevió a soltar, no solo uno sino dos de los botones del vestido, para seguidamente, pasar su brazo por detrás del hombro de ella y agarrando suavemente de la hombrera, dejar el bestido totalmente abierto.

Su excitación iba aumentando al ver esos lindos pechos al aire, lo que provocaba que su pene iría creciendo y poniéndose duro por momentos, llegando al punto de no quedar satisfecho con lo conseguido hasta ese momento. Estaba tan cachondo que decidió dar un paso más y terminar por soltar los dos botones que aún quedaban abrochados en el vestido, quedándo sorprendido al ver que, ella no llevaba ropa interior, dejando al aire su chochito rasurado. Su exitación llegó al extremo de que, decidió ir a por todas, pensando que al estar ella tan profundamente dormida, no iba a darse cuenta y que pudiese pensar que estaba soñando.

Comenzó a acercar una de sus manos a sus pechos, pasando muy cerquita de sus pezones, pero sin apenas rozarlos, mientras con su otra mano, seguía acariciando su pene, agarrándolo con fuerza, hasta que se dió cuenta de que ya no podía controlarse más y que debería dar algunos pasos más para satisfacer ese deseo que le estaba volviendo loco de placer. Se chupó dos dedos, y acercandolos a sus pezones, comenzó a cariciarlos y pellizcarlos suavemente. Mientras hacía eso con uno de sus pechos, acercó su boca al otro, comenzando a chuparlo lentamente, a jugar con la lengua con su pezón, rodearlo con su lengua, a darle contínuos y rápidos golpecitos, apretarlo con sus labios, mordisquearlo, al mismo tiempo que comenzaba a bajar su mano, acariciando suavemente su costado, su ombligo, bajando poco a poco hasta la entrepierna, comenzando a acariciar el interior de sus muslos, hasta las rodillas, suavemente pero conteniendo las ganas de apretarlos con todas sus fuerza otras.

Ella se sintió muy exitada, lo que provocó que se despertase, pero al ver como aquel hombre le estaba chupando las tetas y con la suavidad con que la acariciaba, decidió seguir haciendose la dormida para disfrutar pasibamente de aquel excitante momento, no sin antes, dejar caer su cuerpo sobre uno de sus costados, quedándo boca arriba, dejando todo su ... rasuradito demasiado cerca de su cara, como para que pudiese resistirse a continuar su juego con el.

Paul cogió su pierna derecha colocándola sobre el respaldo del asiento, doblada por su rodilla y pasando su mano por el interior del tobillo y el exterior de su muslo agarrándolo con su mano. Con la otra, subió la pierna sobre el asiento, procediendo a agarrarla de la misma manera y acercando poco a poco su boca hasta ese ... tan jugoso, comenzando por lamerlo lentamente, de abajo a arriba, lentamente, muy lentamente, parándose en algunas ocasiones en el clítoris, para jugar rodeándolo con su lengua, presionarlo con sus labios, moviendo su lengua de una manera rápida y repetitiva, dando contínuos golpes al mismo, algo que a ella la hizo estremecerse de placer, conteniendo las ganas de sujetarle la cabeza, apretándola entre sus muslos, para impedir que dejase de comerle todo el ... hasta llegar a correrse.

Paul seguía dando lametazos a tan rico ... siendo tal alta la excitación que el hacer eso le producía que decidió alargar su brazo izquierdo hasta llegar a pecho de ella, comenzando a apretarlo con ansiedad, pellizcando y girando aquel pezón que, llegado a ese momento estaba tan duro como una piedra. Con su mano izquierda, empezó a introducir un dedo en el ... pero al sentir que la excitación de ella era tan grande que un solo dedo era muy poco, por lo que juntó cuatro de sus dedos que introdujo de una manera suave, para seguidamente comenzar a meterlos y sacarlos de una manera rápida e impetuosa.

Ella no podía soportar por más tiempo ese maravilloso placer que aquel hombre le estaba proporcionando, que no pudo evitar contonear su cuerpo mientras sentía como comenzaba a correrse, poco a poco sentía como la llegaba el orgasmo, intentando controlarse pero no pudiendo evitar que su cuerpo temblase ante la llegada de tan deseada y maravillosa corrida.

Paul se dió cuenta de que a pesar de permanecer ella casi inmovil y mantener los ojos cerrados, estaba despierta y disfrutando de ese orgasmo tan increible, por lo que decidió dar un último paso para poder terminar él también con esa excitación que sentía y que había provocado que perdiese totalmente el control. Así pues se desabrochó la camisa, se quitó la corbata colocándosela a ella sobre los ojos y apretando el nudo por detrás de su cabeza con el fín de que en ningún momento ella pudiese abrir los ojos y verle, lo cual le producía un mayor placer.

Dado que el autobús estaba llegando a su destino, decidió cogerla por la cintura girándola para ponerla en primer momento boca abajo, tirándo posteriormente de sus caderas, para colocarla a cuatro patas quedando su cara muy cerca del cristal de la ventanilla. Se colocó de rodillas tras ella mientras se agarraba su gran ... con la mano izquierda, colocándo su capuyo en el ano, recostó su pecho sobre su espalda acercandose y susurrándola al oido....ahora te vas a enterar de lo que se siente cuando un hombre te folla de verdad, volviendo a levantar su cuerpo mientras comenzaba a introducir su rabo poco a poco, comenzando con lentos empujones y garrándola de la cintura con sus dos manos para atraerla acia él. Poco a poco su enorme ... iba entrando dentro de ella hasta metérsela entera, comenzando a empujar cada vez con más fuerza, aquella ... entraba y salía cada vez con más rapidez y movimientos más bruscos.

Ella sentía morirse de placer de nuevo, sintiendo como aquello estraba y salía contínuamente llenándola por dentro, sintiendo de nuevo la llegada de un nuevo orgasmo, que estaba deseando volver a sentir, no pudiendo en esta ocasión el evitar agarrase un pecho con una de sus manos para estrujarselo y pellizcar fuertemente su pezón, mientras con la otra la bajaba hasta su ... he introducirse dos de sus dedos tirando acia afuera como si quisiese arrancárselo.

Paul comenzo a realizar acometidas con más fuerza, lo que provocaba el levantarla de sus rodilla y empujarla poco a poco contra el cristal. Una, otra, otra vez, lo que terminó por colocarla con su cara y pecho contra el frío cristal. Ya no podía controlarse ni un segundo más, ni controlar la llegada de su orgasmo, los movimientos se hicieros mucho más violentos provocando que, ella, comenzase a correrse de nuevo, con una excitación increible que nunca había experimentado y él comenzando a derramar toda su leche dentro de ella. Dalia se estaba deshaciendo de placer, sentía como todo ese líquido caliente se derramaba dentro de ella, la fuerza de los movimientos.....sentía como poco a poco, las fuerzas se la iban, abandonandose completamente quedándose apoyada, inerte sobre el cristal. Por su parte, Paul sacó lentamente su rabo del culito de ella, acercandose a su oido para susurrarla.......solo una putilla como tú es capaz de dejarse ... de esta manera, que me ha hecho disfrutar como un loco.

Paul pasó sus manos por delante del cuerpo de ella, abrochándola los botones del bestido y dejándola tumbada boca abajo pero sin quitarla la corbata de los ojos. Se vistió, recogió su bolsa y dirigiéndose a la puerta de salida del autobus la dijo, quizá el destino haga que podamos volver a encontrarnos y pueda volver a follarte, como tú se mereces, abandonando el vehículo.