Escucha, lunita
Para empezar, un buen lavado de bisectriz, no te lo depiles, y un toque de perfume. Después, deja que te arranque de cuajo las bragas blancas o negras, y ya puedes ir agachándote para que te penetre a lo bestia por detrás, contra la pila, el lavabo, o un sofá. hasta que gimas y llores de placer. Así, todoslos días. Cada día será un regalo.