Estoy en pleno duelo en mi interior. Salto de la indignación a la tristeza más profunda. A veces creo que me voy a quedar atascada en estos sentimientos y sin embargo son mucho mejores que cuando pasaban cosas y yo no sabía cómo afrontarlas. Es más, no sabía qué pasaba en realidad y lo achacaba todo a la mala suerte y a que todos llevamos una cruz . Consuelo de muchos...
He leído mucho el foro. Eso ayuda una barbaridad a ponerse ante el espejo. Cuanto más leía más sentía subir en mi una especie de cólera porque no podía entender cómo mujeres normales podían pasar años de su vida, como yo, aguantando tanto. Lo veía en las demás. Para mi, me monté una película particular, racionalicé mi situación hasta que me rendí a la evidencia, seré torpe...todas hacemos lo mismo.
Me puse a darle vueltas, fui a terapia, leí hasta la extenuación sobre el tema y descubrí que soy como soy porque fue lo que grabaron en mi en mi primera infancia. Una madre autoritaria y ambivalente. Un padre indiferente, como un hermano mayor. Los quiero mucho, esa es la verdad pero hoy me doy cuenta que siempre me preocupé más por ellos que ellos por mi. Ya ni me duele sentirlo, creo. Siempre fui dependiente de mi querida mamá. Lo peor de todo es que lo que yo representaba era mucho mejor de lo que ella podía apreciar y eso hizo que siempre estuviese ocultando cosas que podían disgustarla, como que no se sintiera orgullosa de mi por mis notas en clase, por poner un ejemplo...
De adulta (si es que llegué a ser adulta emocionalmente alguna vez) seguí los mismos pasos.
Saber es una liberación y de pronto, ahí está la preocupación, la culpabilidad ¿Qué habré hecho con mi hija? Tendré que seguir investigando.
Un abrazo a todas.