Como ya lo charlamos en un post anterior sobre el sexo anal (en mi blog www.vfemenina.com), ellos mueren por explorar nuestra puerta trasera. Quizás se deba a que solemos hablar de nuestra cola como la zona prohibida. Pero ¿Y ellos?
Ellos que tanto mueren por penetrarnos por ese pequeño orificio, ¿qué opinan de que seamos nosotras quienes tengamos ganas de descubrir nuevos horizontes?
Si sientes deseos de penetrar a tu chico y él está de acuerdo (puede que se entusiasme apenas se lo menciones o que salga corriendo asustado), deberías probar comprando uno de esos arneses que venden en los sexshops.
Sino, también pueden hacerlo con un consolador de los que tú usas normalmente. Eso sí, recuerda introducir primero tu dedo bien lubricado, estimular un poco su punto G (que sí, se encuentra en las paredes de su cola) y lavar el objeto muy bien antes y después de usarlo en la zona trasera.
Si él acepta, créeme que se pasaran un rato de lo más placentero: su cola, como la tuya, es muy estrecha y está llena de terminaciones nerviosas: él descubrirá una nueva forma de estimulación anal que lo va a volver loco del placer y tú serás la domadora estrella durante todo el rato.
¡Basta de prejuicios! Los adultos disfrutan con responsabilidad y nada hace menos hombre o menos mujer a nadie.
¿Ya lo has probado? ¿Te mueres de ganas pero no te animas a proponérselo? ¿Te desagrada? ¡Cuéntame tu experiencia!
Fuente: www.vfemenina.com (mi blog)
