Se me cierran los ojos. No lo puedo evitar, quizás no quiero evitarlo. Morfeo me arrastra a su reino de sombras.
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Siento un ligero cosquilleo que me recorre la espalda. Hormiguitas recorren sigilosas mi cuerpo No se si es en sueños o es realidad. Siento una pequeña humedad en mi espalda, y un escalofrió me recorre.
Imágenes extrañas asaltan mi mente, como escenas extraídas de una vieja película. Al principio inocentes hadas, poco a poco mutan hacia el erotismo hasta desembocar en alocadas imágenes sexuales. Orgías de placer. Puedo sentir el placer. Yo soy el placer.
Separo mis piernas, buscando que el cosquilleo de mi espalda descienda sobre mis glúteos y alcance mi interior. Lentamente, las caricias alcanzan mis nalgas, rodeándolas, descendiendo por ellas muy muy lentamente. Mi ansiedad aumenta. Mi deseo crece. Abro aún más las piernas elevo la cadera, quiero más.
Las imágenes de mi mente aceleran la velocidad, siendo apenas distinguibles. Solo flashes de luz, color y lujuria.
Las caricias alcanzan la línea interior de mis nalgas y la recorren pausadas, húmedas. Alcanzan mi ano. Lo rodean, juguetean, elevo la cadera aún más pero pasan de largo. Mi excitación es máxima. Comienzo a sentir como mi interior se derrama, como la sangre se agolpa alocada en mi sexo, como mi respiración se agita.
Mi mente se bloquea. No pienso. Únicamente siento y solo siento en mi sexo.
Las caricias finalizan el camino entre mis glúteos y se adentran en mi intimidad. Se ralentizan, apenas leves cosquilleos. Me excito al máximo. Ya no hay caricias.
Deseo, deseo, deseo.
Separan mis piernas. Elevan mi cadera. Siento como un falo invade mi cuerpo. Como cm a cm recorre el camino hasta lo más profundo de mí ser.
Gimo, jadeo ordeno a mi cuerpo que siga el ritmo que marcan las caderas que me poseen.
Una, otra, otra vez. Fuerte, violentamente, muy profundo. No respiro, no quiero, no puedo.
El miembro crece aún más si cabe en mi interior anunciando el fin. El placer opaca mis sentidos. Explota en mi interior breves instantes previo al fin.
Le petit mort
Respiro, al fin, estrellas centellean en mi mente. Morfeo regresa por mí.