Hola, les cuento mi historia porque no sé si lo que tengo son paranoias mías y necesitaría alguien que lo vea de forma objetiva. Mi marido y yo vivimos de novios en mi ciudad durante más de diez años. Allí, éramos independientes e hicimos nuestra vida quedando con mi familia una vez cada semana, dos semanas, a veces más... Y cada mes veníamos a ver a su familia. Siempre le había dicho que no me importaría trasladarnos a su ciudad en la que, en muchos sentidos, se vive mejor. Pero como allí teníamos trabajo los dos, la cosa siempre se había quedado en palabras. Hasta que me quedé embarazada. En ese momento, movió en su empresa el tema del traslado sin volverme a consultar y solo cuando ya le ofrecieron el puesto me lo dijo. Yo me vi entre la espada y la pared aunque fue un jarro de agua fría , justo con el bebé recién nacido, tener que dejar mi ciudad, mi familia, mi trabajo, todo. le dije que Ok.
Con una condición: seguir siendo independientes, no estar con su familia cada dos por tres y verles una vez a la semana más o menos. Esto, más o menos se está cumpliendo, el problema es que me parece que, aunque sea así, todo gira en torno a ese día. Ese día es sagrado, estamos con ellos desde por la mañana hasta la hora de ir a dormir al bebé. No hacemos planes más allá y tiene que salir de mi hacerlos y siempre es algo reticente, como que le da pereza. Tambien tiene que salir de mi el decirle de ir a mi ciudad a ver a mi familia. Y los fines de semana que no vemos a la suya porque vemos a la mía (una vez cada dos meses más o menos), él y su familia se ponen nerviosos y tenemos que quedar en cuanto volvemos porque ya hace mucho que no nos vemos. En nuestra familia somos mucho más independientes y se me junta la morriña que tengo y la pena de que no vean crecer a mi bebé, con la importancia que tiene en nuestras vidas la relación con su familia. Para colmo, cuando estamos con mi familia, mi marido está siempre callado, a veces me parece que es maleducado con ellos. Dice que no está a gusto. No sé, antes no es que estuviera super agusto , pero al menos se esforzaba por ser algo más agradable con ellos. Al final, me amarga los pocos días que estamos con ellos.
Me parece tan injusto, me da mucha rabia y al final estoy como enfadada con mi marido. Le hablo de todo esto y lo entiende pero nada cambia. Estoy triste y tengo miedo porque no sé cómo puede acabar esto.