Hace unos meses me pasó algo muy vergonzoso. Resulta que mi secundaria (es abierta, no hay vacaciones de verano) queda a una hora de mi casa, por lo que debo irme en autobus; voy en el horario de la tarde, me subo al bus como a eso de la 1 pm, cuando está más lleno.
Cuando iba a la escuela, como cada tarde, me sorprendí de que el autobus se llenaba hasta que no cabía ni un alma, probablemente porque era temporada alta.
Mi uniforme consta de una camisa de algodón sin botones, y una mini falda negra. Sentí a muchas personas rozarme por accidente y como era obvio, todas se disculparon conmigo, por lo que intenté no prestar atención. Después de un rato, cuando debíamos pasar por una ruta de curvas muy cerrada, el autobus se balanceaba de un lado a otro... hasta que una persona quedó casi sobre mí. Yo estaba inclinada hacia adelante contra un tubo de seguridad, y esa persona a mi espalda.
Al principio pensé que se alejaría, y lo hizo a medias.
Entre tanta gente nadie notaba que esa persona colocaba las puntas de los dedos sobre mi espalda baja, y muy lentamente, hasta mi trasero. Se me ocurrió alejarme, pero la verdad era imposible, además que estaba sintiendo mucho placer.
Aun con miedo, me apoyé más contra el tubo, y esa mano grande me pasó por debajo de la falda, tocando con más insistencia mis nalgas. No pensaba que eso pudiera ser tan excitante, la verdad. Recuerdo que tiró de mis bragas hacia arriba, y yo casi digo una grosería, pues me había obligado a poner el culo en alto.
La gente ni se daba cuenta, o al menos así me pareció a mi. Si se dio cuenta, yo ni enterada.
Pese a que mantenía un poco la distancia para disimular, su mano se coló bajo su ropa interior y me palpó mi ... que a esas alturas ya estaba bastante húmedo. Creo que debió sorprenderse o alegrarse, porque se arriesgó a acercar sus labios a mi oído y susurrarme "Ya estás mojada".
Suena a una locura, pero me dio mucha pena. Seguía moviendo sus dedos en mi ... empapado y cada vez iba más al fondo. Entre las vueltas que daba el autobus, volvió a balancearse y él quedó totalmente pegado a mi, así que aprovechó y metió de golpe todos sus dedos, haciéndome gritar (Primera vez que agradezco la música estrepitosa de los autobuses) y siguió penetrándome con fuerza hasta que, de manera muy fuerte, me corrí.
Aunque en ese momento no supe, me cuesta creer que nadie me haya visto en ese autobus. Entiendo que el sonido opacara mis gemidos, pero aun con tanta gente alguien debió ver algo.
Yo espero que no me cause problemas, porque a pesar de haber disfrutado tanto esa vez, no suelo ser de las que van de exhibicionistas.