De un momento a otro surgió en mis sentimientos una extraña atracción por mi cuñada; inicialmente tras convir muy cerca de ella durante varios meses, no sentía ninguna atracción por ella, me era indiferente su presencia la mayoría de veces en que nos hallábamos por A o por B juntos.
No se como un día, espontáneamente sentí que algo de ella empezaba a gustarme, con el pasar de los meses aquella inofensiva atracción se fue convirtiendo en deseo, empezaba a sentir que todo en ella me agradaba, procuraba mantenerme, sin que despierte sospechas, el mayor tiempo posible; me volví extremadamente atento con ella y por allí de repente comenzaron a cruzarce muy sutilmente nuestras furtivas miradas, nos hicimos bien patas, hablábamos y reiamos mucho, rozábamos continuamente nuestros brazos y manos aparentando casualidad, a veces nuestras miradas se prolongaban un poquito mas de lo normal pero en la aparente calma se podía leer a través de nuestras pupilas el amor no declarado, un fuego ardiendo interiormente con los irrefrenables deseos de la pasión sexual.
Nunca nos hemos atrevido a declararnos abiertamente de lo que estamos seguros sentimos los dos.
Han habido dos o tres oportunidades en que hemos estado cerca de traspasar la línea prohibida, yo se que si lo hubiese intentado ella me habría aceptado con cierta verguenza pero mucho placer.
No se imaginan como he llegado a desearla, soñaba y me daba placer hasta el orgasmo sólo imaginando que yo le estaba haciendo el amor.
El fatal idilio platónico que he venido sintiendo desde hace muchos años por la mujer de mi hermano,gracias a Dios nunca se materializó, siento pena de renunciar a los apasionados deseos que sentía de creer que alguna vez, tarde o temprano, ella sería mia aunque sea sólo por una única vez; estoy hoy en día muy interesado en otra mujer de quien creo estar enamorado, sin embargo hasta ahora siento los rezagos de la pasión que ella, mi cuñada, me sigue inspirando sin descanso; aunque ahora estoy más seguro que eso nunca sucederá, bien por mi, por ella y por su esposo, mi hermano.
Ahora comparto con ella a manera de despedida, estas frases que encontré en internet y que expresa la aceptación y la resignación de lo que nunca pudo ser, tal como yo y ella probablemente lo estemos sintiendo de igual manera.