Limosna limosnera
El otro día regresaba a la estación de bus de Málaga, feliz como una gaviota, con mi ejemplar magníficamente encuadernado (30 euros me costó) de todos los cuentos de Horacio Quiroga; hacía tiempo que no me sacudían el alma de esa forma las pequeñas narraciones, y despertó en mí aquella fascinación por la selva pero no ya desde la visión infantil y peliculera que tenemos todos, sino la verdadera, la que rebosa de vida y muerte por igual. Pero en fin, este no es el asunto que iba a contar, lo que pasa es como estas son las pocas cosas que me ilusionan en esta vida, tenìa que hacerlo. El caso es que estando en la cola para sacar billete, pasó una de estas desgraciadas personas, tal vez sería de mi edad, con un pie vendado, los ojos desorbitados y una forma de hablarte mirándote directamente con ellos que es más propia del que está en otro sitio que en este. Era mujer. Pedía algo para un bocadillo, y todos le fueron diciendo que no podían o que no tenían. Curiosa excusa, que no sabe uno bien si tomar en clave humorística o como asunto criminal. Yo, en un descargo de conciencia, hice como esas curiosas personas esquizofrénicas (por su ambiguedad moral) a la que llaman cristianos, y dí bíblica limosna, unos 50 céntimos, después de haberme gastado 30 en un libro y 1.50 en una coca cola. Poca cosa podría comprar con esop aquella muchacha. Pero llevaba lo justo para el billete y calderilla. En fín, que seguí entusiasmado con las narices en el libro (que por cierto es bastante pesado y cansado de leer así de pie en una cola), maravillado por los sonidos de la selva, el calor abrasador, las abejas, los perros salvajes, los peones indios, las víboras y la sangre. Pero empecé a notar algo extraño, desagradable. Una incomodidad, esa sensación que todos sentimos de que no estamos solos por así decirlo. Y en efecto, levanté los ojos del hombre caído con el machete clavado en el estómago aquel mediodía en la selva de Milagros, y me dí cuenta de que la mayoría de las personas humanas de la cola me estaban mirando. Pero aquí no acaba la cosa. Lo que me extrañó es que lo hacían con una especie de mirada acusadora, como si hubiera hecho algo malo, o tal vez me equivoque y fuera esa mi sensación, por otra parte autocomplaciente al creerme un benefactor único en aquella cola de primates encopetados y sudorosos (muchas primatas, también). En fín, volví al hombre tendido desangrándose, pero ya no era lo mismo. Me sentía incómodo, pero no por timidez o verguenza. Sentía un desprecio infinito por aquella cola, de hecho, de tener poderes poderosos mágicos arabescos, habría llamado al genio de la botella para que la barriera. Y me dí cuenta de cómo somos los humanos, capaces de sentirse mal por alquien que pide, y al mismo tiempo vaporizar un carril de viajeros cual si fuera de hormigas. Dos extremos. O sea, que el feliz punto medio o Dorada Mediocridad que tanto preconizaron Platón y Aristóteles se ve que no iba conmigo, y mira que me esfuerzo. Habrá que seguir intentándolo.
Ver también
Así es
Pero allí no había prepotencia. Se trataba sólo de que yo era un tonto o alguien que tenía algún otro motivo para darle algo a aquella persona. No se concibe hoy la idea de que se le pueda dar algo a alguien sencillamente porque te hace sentir mal su situación. "Es para drogas", o "que trabajen, que yo lo hago". En fin, más de lo mismo.
No se si fue
Ortega y Gasset o Baroja el que dijo aquello de "hablaré de mí mismo, pues soy el hombre que tengo más a mano". Para entender cómo son las personas no hay nada mejor que analizarse uno mismo como si fueras alguien extraño, pues básicamente todas las personas somos iguales, hasta los hombres y las mujeres, por más que algunos se empeñen en diferenciarlos al más puro estilo del feminismo de la diferencia. Pero esa es otra historia.
"El fanatismo afirma o niega algo rotundamente, la ciencia duda"
Descartes
Bueno,
es una opinión como otra cualquiera, no?. Debemos respetarla, y no dejarnos llevar por la ira, que es mala consejera. La dualidad es característica muy humana, como cuando intentamos criticar a alguien a quien hemos despreciado pero dándole una pequeña lucecita, a modo de halago halagueño, en un post combativo. Claro que las sensaciones también nos engañan, y no debemos hacer caso solo a lo que los sentidos nos muestran.... yo no soy pozo de sabidurida...
En serio?
me parece un poco paranoico lo q escribes
Te miraban por una limosna?
estás seguro?
Vamos a ver
¿Qué más da que no den limosna?. Mal iria el mundo si todos pensaran como tú.
El lider: yo no soy ni lider ni maestro, si puedo presumir de algo es de procurar hacer lo que leo de mis maestros, que casualmente ninguno está vivo, y se comunican conmigo a traves de unos objetos de papel con unos garabatos impresos, y que se llaman libros.
Que una persona tenga un enfermo o se mate por sus hijos no quiere decir que no tenga un miserable euro para darle a alguien de comer; seguro que luego tiene para comprarle una play a su hijo.
Juzgo a las personas por algo puntual, sí, puesto que es algo que han hecho, y si lo han hecho, ha salido de ellos no?, por lo tanto, es suyo, es un acto propio, y sirve para juzgarlos.
Y sí, procuro reconocer yo mismo mis actos, inténtalo tú ahora a continuación, a ver cómo te sale.
Y el mundo no es nada bueno, el pensar eso es un escudo contra la miseria y la maldad que hay.
Espero que tú a leer esto no te dejes arrastrar por pensamientos negativos. Mark Twain, cuando era atacado, escribía una carta de contestación, furibunda, pero no la enviaba hasta pasados tres días, tras los cuales como es lógico su ira había desaparecido, y la rompía.
De todas formas, me da la impresión de que de alguna manera no te caigo bien, pues a nadie se le ocurre decir las barbaridades que has dicho tú sobre la limosna, y sólo tenían ganas de pinchar un poquillo. En fin, dale. Yo constantemente mudo el caparzón como la chicharra, y los picotazos se quedan clavados en el antiguo, mientras luzco uno nuevo.
Saludos.
Te miraban por una limosna?
estás seguro?
Bueno, lo más seguro
es que fuera por lo guapo que soy, no creo que fuera por la limosna, ya que ellos están más que acostumbrados a darla y no se sorprenderían por eso.
Si
si q hay maldad si..
Es incómodo sentir miradas
pero es rara esa gente que mira por dar una limosna.
O que
ellos tb querian 50 céntimos