Está es mi historia y me animé a compartirla...
Leyendo algunos relatos del foro me animé a escribiros esto que espero que os guste...
Por una cuestión de trabajo hace un año me cambié de ciudad. Ahora vivo solo. Tengo 28 años, me considero normal , me gusta lo que a cualquier persona de mi edad; salir, pasármelo bien, hacer algo de deporte, etc.. Aunque tristemente la mayoría del tiempo la dedico a mi trabajo. Todos los días hago la misma rutina. Por la mañana al trabajo, salgo a las tres y me voy a comer, casi siempre fuera y normalmente en el mismo sitio, una cafetería del centro.
Mi hora de salida del trabajo coincide con la salida del instituto de los estudiantes a los que suelo cruzar en la calle. Después de tantos días haciendo lo mismo ya conozco sus caras y son una rutina más en el día a día. Hace unos meses me fijé en una niña de unos 15 o 16 años (debo decir que soy una persona bastante observadora). Iba sola con una carpeta bajo el brazo y una mochila a los hombros. En principio lo que más me llamó la atención fue su cara de princesa y unos ojos grandes y preciosos llenos de inocencia. Cuando nos cruzamos intercambiamos las miradas y en ese momento pensé Quién pudiera volver a los 15 y ligarme a esta chiquilla. No le di más importancia y me fui a comer como siempre hago.
Al día siguiente y a la misma hora la volví a ver. Esta vez iba acompañada por otras dos niñas de la misma edad más o menos. No pude evitar mirarla de arriba abajo, llevaba una blusa ajustada, se le podían adivinar sus pechos no muy grandes, una faldita vaquera y medias oscuras. Tenía unas piernas hermosas. Me aguantó la mirada como unos cuatro o cinco segundos y justo cuando pasó a mi lado fijó la mirada en el suelo mientras sus compañeras seguían hablando. Sentí una gran curiosidad pero no me olvidé que era 12 o 13 años menor y sería una estupidez acercarme a ella para decirle algo, aunque solo fuera para preguntarle su nombre. Esa tarde no pude parar de pensar en ella y me masturbé pensando que le quitaba la ropa e imaginándome cómo serían sus braguitas
Durante una temporada coincidimos en la calle o en alguna cafetería, casi siempre acompañada por los chicos de su clase. El intercambio de miradas era continuo y a veces sentía vergüenza de mí pues no quería que nadie se diese la más mínima idea de que sentía esa atracción por ella. Procuraba que no lo notara nadie más que ella que me seguía el juego de una forma que me dejaba alucinado. A veces, mientras sus colegas hablaban y lo pasaban bien, ella permanecía callada y a cada rato me miraba. Sus ojos parecían desprender deseo y yo estaba perdiendo la cabeza por esta niña tan dulce.
No hace mucho que por aquí empezó el calorcito y una tarde salí a dar un paseo y tomar un poco el sol en un parque que está a cinco minutos de mi casa sin otra intención que la de desconectar del trabajo; y allí estaba ella, sentada en el campo con una amiguita también de su edad. En el suelo había unos cuantos libros a los que no estaban prestando mucha atención, se lo estaban pasando bien, con risas y jueguecitos típicos de la edad. Al pasar por su lado bajaron el tono de voz y me echaron unas miraditas. No pude escuchar lo que decían pero sin duda era algo sobre mí. Seguí caminando como si nada fuera pero me pudo la curiosidad y a unos pocos metros me tumbé en la hierba haciéndome el tonto y mi bola. Por lo de pronto conseguí mi objetivo que era llamar un poco la atención ya que no disimularon al mirarme de reojo mientras seguían hablando por lo bajo. Las vistas desde mi posición eran preciosas, y no lo digo por los árboles sino por los modelitos que lucían las chicas, propios del buen tiempo. Mi princesita llevaba un vestido azul, estampado con flores blancas. Creo que no lo olvidaré en mi vida Su amiga (un poco más gordita) tampoco estaba mal. Tenía los pechos más grandes y era un poco más alta.
Por un momento dudé si marcharme pero me decidí por lo contrario, y seguí allí sentado observándolas. Ya sé que muchos vais a pensar que soy un perturbado pues eran sólo unas niñas peroQue ... ! Díganme sinceramente: ¿A qué hombre no le gustaría follárselas?
Poco a poco el morbo fue a más. No podía dejar de mirar sus piernas tan bien moldeadas y el saber que le estaba gustando que la mirara, ya que se le notaba mucho como me dejaba ver hasta bien arriba, cerca de las caderas con su vestidito arrugado, cambiando de postura a cada poco pero sin hacer nada para evitar mi visión. De repente se tumbó en el césped, y pude ver el principio de sus nalgas y cómo aparecían sus braguitas blancas. Yo me estaba poniendo cachondísimo y quería ver más.
Cuál fue mi sorpresa cuando veo que se le levanta y viene hacia mí. Se queda parada en frente y me dice:
-Mira te puedo pedir un favor?
-Sí, claro /Respondí
-Es que me da un poco de vergüenza Bueno ehh Mi amiga me dice que si me atrevo a darte un beso en los labios me ayuda con el examen de mañana y como no estudié mucho y necesito aprobar
Me quedé helado!!
Ah respondí (no pude evitar una sonrisa mientras que ella se puso colorada)
... ! Pues vaya con la niña, pensé.
-Bueno todo sea por el examen así que si quieres por mí no hay problema
Se me acercó y un poco apresurada y juntó sus labios con los míos, yo los moví lentamente comiéndole el labio superior y sin darme tiempo a mucho más se apartó. Desde luego estuvo riquísimo pero me supo a poco.
Ya cuando se iba le dije:
-Oye Que sepas que me debes un favor
-No te conozco -respondió- y no quiero deberte favores, así que dime cómo te lo devuelvo.
-Puedes venir a mi casa y te digo cómo
Después de quedarse por unos segundos pensando me dijo
-Acepto si viene mi amiga conmigo porque la idea fue suya.
Su amiga quiso venir y a mí me latía el corazón de una forma que no os podéis ni imaginar. Me encontraba con dos chicas de 15 años en mi casa sabiendo que aquello era una locura y sin tener muy claro hasta dónde ellas iban a llegar con el juego. Nunca en la vida me había encontrado en esa situación de morbo. A ellas se les notaba nerviosas pero no dejaban de reír y decirse cosas al oído.
Me senté en el sofá y tomando una posición de poder, pues estaba en mi casa y no quería que me notasen nervioso, aunque lo estaba y mucho les dije:
-No. Vosotras quedaros de pie que ahora os digo lo que tenéis que hacer. ¿Cuál de las dos es la que va a empezar o es que queréis hacer lo que os diga las dos juntas?
-Yo no voy a hacer nada. Me voy y os dejo solos. Haced lo que queráis./Dijo Marta (la chiquilla gordita)
-Umm No querrás dejar sola a Laura, que tú también la metiste en esto.
Mi Laurita la miró y la convenció para quedarse. Lo que más me ponía era que en el fondo también lo estaba deseando y que no le importaba compartirme. Yo había adoptado una postura un poco chulesca, dominante, pero podía permitírmelo con esas niñas.
-Quiero que os pongáis de espaldas y levantéis la vestidito.
Se pusieron de espalda y poco a poco, tímidamente fueron levantando las telas hasta la cintura. Laura tenía un culo perfecto, de niña. Las braguitas blancas tapándole media nalga, apretaditas y Marta con un tanga diminuto en el medio de ese pedazo culo que me lo follaba sólo con la mirada.
-Daros la vuelta.
Es increíble como hacían lo que les indicaban como si el tal favor fuera cierto. No me lo podía creer. Estas chicas se estaban haciendo las inocentes cuando en realidad estaban tan cachondas como yo y deseosas de que las penetrara, de que les metiera mi ... en sus vaginas, de darles hasta que gritaran de placer.
-Ahora quitaros los vestidos y venid conmigo.
Se quitaron la ropa quedándose en bragas y sujetador y las llevé a la habitación.
-Ahora quiero que os quitéis la ropa interior una a la otra, pero así, despacito muy bienahora las braguitas yo también voy a desnudarme.
Nos quedamos desnudos los tres en la cama y seguí con mi papel de chico duro.
Quiero que os toquéis ahíun poco más abajo, así con vuestros deditos.. .suave
Yo tenía la ... durísima y se la empecé a rozar a Laura en su culito, poco a poco, estuve como un minuto masajeándole su agujero con la punta de mi pene mientras ellas se seguían tocando. Tenían la respiración fuerte y acelerada las dos. Deseosas de seguir con nuestra calentura a mi me latía el corazón a mil.
-Preciosa, túmbate en la cama. Te voy a ... le susurré al oído a mi pequeña. Poco a poco fui acercando mi pene al dulce chochito de Laura y muy, muy despacio se lo fui metiendo, bombeando despacio hasta el final, y luego más y más fuerte mientras escuchaba sus gemidos cada vez más intensos hasta qua empezó a gritar de placer . ohh. más.. . Y se quedó con su cuerpo estremecido después de correrse.
Marta estaba excitada viendo la escena, tocándose y mojadita sin decir nada.
-Marta, ¿quieres un poco? Dime que quieres un poco tu también...
Asintiendo con la cabeza y sin decir nada se puso como una perrita y se la metí toda una y otra vez, agarrando con las manos sus nalgonas que estaban tan ricas que acabé corriéndome en ellas derramando todo mi semen.
Después nos pusimos a escuchar música, concretamente uno de los primeros discos de Sabina, mientras nos fumábamos un cigarrillo a medias.
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Eso intento...
Gracias. Un beso!