Después de dos meses sin hablarte, sin saber de ti, ayer tenía tantas ganas de hablarte que lo hice. Tú me hablabas como si nos hubieramos visto ayer mismo. Primero los mails, después pasamos al msn y me sentí como siempre, mal, sin saber que quieres, sin entender por qué te gusta jugar tanto.
La culpa es mía por caer una vez más. Me cuesta tanto olvidarte que ayer tuve un desliz, te hablé otra vez cuando no debo de hacerlo.
No quiero hacerme preguntas, sólo pretendo olvidarme de ti. Me haces daño. Me hago daño