En una tarde de verano, venía saliendo de la oficina, y como todos los días me dirigí a la parada del bus para mi casa. Mientras caminaba, me recordaba de la conversación que tuve con mi compañero de trabajo, y la verdad es que quedé bastante prendida.
Me subí y me senté en el último asiento, apretando mis piernas para estimularme junto con el movimiento del bus. Me exitaba pensar que me masturbaba frente a tanta gente. La verdad no sabía si realmente se me notaba, pero sentía que me miraban con deseo.
Al poco andar, el bus paró bruscamente, y un moviento extraño de gente llamó mi atención. Habían subido a asaltar el bus, nos hicieron quedarnos quietos, y pasaron uno por uno registrándonos. Cuando uno de los asaltantes llegó hasta mi, me apuntó con su arma a mi cuello, yo tenía miedo, pero no se porque, mi vista se fue a sus ojos, y bajó hasta su verga. No lo pude evitar, y el asaltante se dio cuenta. Con su pistola tomó mi gargantilla y la corto, mientras pasaba el helado fierro por mi seno. Eres bonita me dijo, mientras me apretaba mis senos y mis caderas buscando algo más y al mismo tiempo con maestría. Yo me kedé inmovil, mientras sus manos y su pistola me recorrian. De pronto y como si lo esperara, me ordenó sacarme la blusa, lo hize mientras me apuntaba con una mano, con la otra desabrochaba mi brazier. Me tomó con fuerza hacia si y me saco la falda, me puso contra la puerta del bus,y con una mano sujetaba mi cuello mientras con su pistola me rozaba sobre mi tanga, estaba mojadísima y no opuse mayor resistencia. Se acercó a mi y me besó, tenía mi boca llena con su lengua, y ahogada con su pasión, sus dedos urgeteaban en mi vagina, con sus muslos, hizo a un lado mis piernas, yo podía sentir el roze de su ropa, su olor, y las miradas de los que estaban arriba. Sabía que no era correcto, pero lo único que deseaba era que ese hombre me cojiera de una vez.
Me tomó de los hombros y me hizo arrodillarme, y le dio órdenes al chofer que se acercara y a las adolescentes tambíen. Mámaselo, me ordenó, mientras el chofer desconcertado no sabía que hacer. Yo, me sorprendí, pues no esperaba eso. Ahora, gritó, cerré mis ojos, y sentí la verga del chofer, todavía pequeña por el miedo. A medida que se lo mamaba, su verga fue creciendo detro de mi boca. Ustedes, les gritó a las chicas, dejen de lloriquear, y aprendan. Me tomó de la cintura, sin dejar de mamar al chofer, abrió mis nalgas con su pistola y de un golpe metió su gran verga en mi ano. Podía sentir los golpes de su cuerpo contra el mio, mientras mi boca se llenaba de semen. Me dio vuelta, le ordenó al chofer que me sujetara, mientras me rociaba con su semen toda la cara y me lo metia en la boca para que bebiera las ultimas gotas. Vistete y bájate me ordeno.
Lo hice, pero aún cuando lo recuerdo, me exito.