El duelo por infidelidad puede ser
tanto o más doloroso que la viudez
"El dolor por una ruptura amorosa puede llegar a ser peor, incluso, que el duelo por fallecimiento de un ser querido".
En ciertas ocasiones los duelos por separación no se elaboran en forma satisfactoria, por ello las rabias, rencores y penas siguen existiendo y manifestándose a través de actos destructivos. "La viudez genera más compasión social que el alejamiento de la pareja que sólo al inicio provoca conmiseración entre los amigos o los cercanos a la persona afectada", dice.
La infidelidad produce una pérdida de confianza y autoestima tanto en el individuo que practica el acto infiel como en la víctima.
"Un duelo normal puede prolongarse hasta un año después de ocurrido el evento. Posteriormente, la persona manifestará tolerancia respecto a lo sucedido y recién entonces estará en condiciones de hablar con tranquilidad sobre el hecho. Incluso, hay quienes llegan a atribuirle algún sentido, ya que les permite revisar su relación con mayor profundidad, analizar las debilidades comprometidas y la forma de corregirlas. En otras palabras, algunos salen fortalecidos de situaciones tan dolorosas", comenta del doctor Roizblatt.
Cuando ocurre una ruptura de este tipo, la primera fase de crisis está marcada por la obsesión frente al tema. "En esos momentos no es recomendable actuar, sino tener mucha tolerancia. Hay que reflexionar y no pedir perdón prematuramente porque no resulta creíble. A continuación viene la terapia de pareja y después la etapa del perdón, con la consecuente reconciliación. No siempre es posible llegar a este punto porque algunos matrimonios se dan cuenta que no son viables y que la infidelidad ha sido una manifestación de ello. Por otra parte, ciertas personas son incapaces de perdonar y dedican sus vidas -en forma muy destructiva- a actuar en un clima hostil", asegura el siquiatra.
La infidelidad puede manifestarse de distintas maneras. Algunas escuelas sicológicas plantean que las personas con baja autoestima, que necesitan reconocimiento y ser valoradas permanentemente, podrían tener las características de un "adicto sexual". En otros casos, en que el individuo no puede controlar sus impulsos porque su ánimo está exacerbado por alguna patología, también podría cometer algún acto de infidelidad. En estas circunstancias, el juicio de realidad del sujeto está alterado.
"Hay diversas formas de ser infiel y no necesariamente tienen que ver con el sexo. Cualquier lazo afectivo que se contrae a escondidas con otra persona puede lesionar la relación amorosa, sobre todo si el afectado se siente dañado al enterarse de lo que está ocurriendo. La traición, los secretos o el hecho de ocultarle algo a la pareja previendo que eso puede mortificarla, podría causar el fin del vínculo", puntualiza el doctor Roizblatt.
Agrega que el sufrimiento amoroso no está relacionado con el género del individuo, sino más bien con su estructura de personalidad. De todas formas, plantea, sociedades como la nuestra condenan principalmente a la mujer infiel, aunque los roles han ido variando y los índices de adulterio equiparándose.