Escribo estas líneas para desahogarme. Ya que no tengo confianza con nadie, desde el anonimato gritaré mi desaliento.
Soy un empresario (autónomo) de treinta y muchísimos y después de haber perseguido el amor durante toda mi vida, me he dado cuenta de que no existe. Ni existe la Mujer que tanto he anhelado. Después de un matrimonio fracasado, otro que lo será seguramente porque mi esposa ya no me quiere, veo con claridad que todo es una pantomima y una estafa. Te venden historias color de rosa, estás continuamente pendiente de tu pareja, la intentas complacer en todo y, ¿para qué?. Tanto para nada...
Sé que hay mucha gente con peores historias, pero soy sincero: me duele lo que vivo directamente y por eso proclamo mi dolor...
A los 20 años quieres cambiar el mundo, enfilando los 40 te conformas con que tu escepticismo no te cambie a ti también y te conviertas en el típico hipócrita de mediana edad. Tampoco caeré en la autocompasión: la vida continua. Sin embargo, doy por perdido mi último gran sueño: encontrar una mujer que me quisiese como yo la querría, con pasión, con camaradería, con romanticismo, con duende, como si cada momento fuera el último... Se acabó. Ya no tengo más que cicatrices y pesadillas...