Dulce regreso
Vuelvo de madrugada, el viaje de regreso ha sido ameno pese a que el avión toma tierra a las dos de la madrugada.
Tras recoger el equipaje me dirijo al parking sonde me espera desde hace tres días mi coche, tras quince minutos por calles prácticamente desiertas llego al fin a casa.
Es increíble pero ya hace casi una hora que llegue, en la entrada sobre el felpudo me descalzo para no hacer ruido, no quiero despertarte, aunque es viernes y mañana no trabajas acostumbras a acostarte temprano, casi de puntillas llego al salón, dejo mi pequeña maleta y el neceser al lado del sofá y me quito la ropa allí mismo, solo dejo mi bóxer puesto, tomo el pasillo que conduce a nuestro dormitorio, en medio del sonido propio de la hora llega hasta mi una especie de rumor, como cuando alguien habla en voz baja o al oído de otra persona, imagino que te habrás dormido con la radio encendida como tantas veces.
La puerta de nuestro cuarto solo esta entornada y se ve como una leve claridad sale de su interior, los rumores se hacen más nítidos según avanzo, lo cierto es que no sé por que lo hago como si caminase a cámara lenta, los dos últimos metros parece que tardo siglos en recorrerlos.
Al fin ante la puerta quedo parado, los rumores de antes parecen ahora mas bien una serie de rítmicos jadeos. Mi mano se apoya en la puerta y al no estar cerrada esta se abre un par de centímetros, suficientes para ver el interior de la habitación, la imagen que queda ante mi atónita mirada es imposible de describir al menos es imposible describir el cúmulo de sensaciones y sentimientos que se despertaron en mi interior ante tal escena.
Definitivamente debí llamar para avisarte que mi vuelo se adelantaba a esta noche en vez de mañana por la mañana como tenia planeado.
Ya era tarde para pensar en eso, yo estaba ya en casa y tu aparecías ante mi mirada totalmente desnuda en la posición de perrito con tus preciosas nalgas apuntando hacia mí. Tumbada boca arriba entre tus piernas se encontraba Maria esa chica tan tímida compañera tuya de trabajo.
¿Tímida?.Bueno eso era lo que yo creía pues en este momento tenia su lengua metida hasta lo más profundo de tu húmedo sexo, no alcanzaba a ver tu cabeza pero por la posición era previsible que estuviese perdida entre los muslos de María.
Mi cabeza daba vueltas a las diferentes opciones, la primera entrar montando un escándalo, la segunda contemplar la escena hasta que esta diese fin y la ultima abrir la puerta y unirme a aquel delicioso espectáculo que ambas me ofrecíais.
Tan ensimismado estaba en mis pensamientos que ni cuenta me había dado que habíais cambiado de postura, ahora era el delicioso trasero de Maria el que se mostraba ante mí y tu boca pegada a su sexo, incluso por instantes me pareció percibir al aroma que desprendían vuestras húmedas cuevas pero eso tenia que ser fruto de mi imaginación.
Consciente o inconscientemente mi sexo estaba en su máximo apogeo asomando su cabeza sobre el elástico de mi prenda interior, prenda que baje liberando mi erección de ataduras innecesarias, tome mi sexo y comencé una pausada masturbación.
Me encontraba paralizado solo mi mano seguía su vaivén lento sobre mi húmedo sexo que erecto como nunca antes soltaba ya las primeras gotas lo que acrecentaba aun más el placer de la fricción, por instantes pensé que me correría de inmediato despistado apoye mi otra mano de nuevo en la puerta y esta se desplazo sobre sus bisagras unos centímetros mas suficientes para que tus enfebrecidos ojos clavasen su vista en ella y por consiguiente en mi.
Nuestras miradas se encontraron. Tu lejos de abandonar el delicioso manjar que tenias sobre tus labios solo me hiciste una seña con una de tus manos que hasta ese momento se encontraba abriendo las nalgas de María invitándome a entrar.
A todo esto Maria seguía sin advertir mi presencia, lentamente me aproxime a la cama, tu cabeza estaba al mismo borde inferior de esta al igual que ese sexo que estabas devorando con ansia, los pies de María sobresalían fuera de la cama así que la postura y que tus manos dejaron las nalgas de ella para abrir los labios de su sexo me dejaron a las claras cual era tu intención así que cuando mis piernas toparon con mi cama solo tuve que tomar mi erección y apoyarla en esa húmeda abertura que tenia ante mi penetrando hasta lo mas profundo de ella de un solo empujón.
Al sentir ese intruso en su interior María levanto su cabeza del mojado sexo de mi pareja sin imaginar que o quien había entrado hasta el fondo del suyo retrocedí en la penetración y solo al volver a meter todo mi sexo en su interior gimió como una gata en celo y volvió a su tarea podía sentir la lengua de Andrea ahora en mis hinchados testículos, ahora en la unión de mi sexo al de María a la que por deducción seguía también lamiendo el clítoris.
Tras pocas embestidas dentro de esas desconocidas carnes sentí que las contracciones de tan húmedas pareces apretaban mi sexo como un guante los jadeos de los tres se mezclaban aumentando a cada embestida de intensidad, la primera en alcanzar el paraíso del orgasmo fue Andrea que con sus labios pegados a mis testículos soltó un me corro casi gritándolo, tras ella fue Maria quien apretando hasta lo imposible las paredes de su húmedo canal estallo entre incontrolables gemidos, la presión sobre mi sexo y su desbordante humedad me vencieron y sacando mi empapado miembro de sus entrañas lo dirigí a la expectante Andrea que entendiéndome sin palabras abrió la boca atrapando en ella cada latigazo de semen que fui expulsando hasta acabar metiendo mi aun palpitante miembro entre sus labios para sentir como su lengua se llevaba los últimos restos de mi placer.
La noche nos deparo mas placeres pero nada comparable a ese primer instante en el que la sorpresa, rabia y excitación hicieron el resto.
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Gracias ,me alegro que te haya gustado.