Deseos por mi mamá

Desde niño siempre sentí deseos hacia mi mamá, de lo que recuerdo me encantaba cuando me daba besos en mi boca, sentía que el mundo se posara sobre sus labios y desde muy niño sentía celos de cualquiera que se acercara a ella.

Debo confesar que nunca se concretaron mis fantasías con mamá, es algo que hasta ahora no he podido superar. Pero a la edad de adolescente cuando comencé a experimentar mis primeros deseos sexuales fué cuando se fortalecieron mis tendencias.

Recuerdo que mamá nunca tuvo alguna insinuación, ni provocación, nunca me dio pié para lo que siento desde niño, siempre ha sido la madre cariñosa y amorosa puede ser, pero para mi era todo lo que yo necesitaba, ella era para mí una Diosa griega, cuando recogía su cabello me derretía el solo hecho de ver sus rizos caer al costado de su rostro y finamente aterrizando colgando a la altura media de su cuello, además de ser privilegiada con un cuerpo que muchas jóvenes envidiarían, su trasero medio bien formado sus pechos en la talla exacta para lograr desviar la mirada de cualquier hombre que la vea pasa, cuerpo que conserva esbelto hasta el sol de hoy.

Como en todo hogar de clase media, mi mamá hacia sus quehaceres hogareños además de trabajar como maestra, cuando los hacía siempre estuve pendiente de cualquier cosa que pudiese ver, eran para mi regalos divinos aquellos destello fugaces de acceso visual a las zonas prohibidas de su cuerpo, tal vez lograr ver sus pechos, una nalga o de ser posible ver su vulva a través de sus ropas de hogar ( batas, shorts o faldas), eran para mi el trofeo como premio por mis estrategias de como buscar disimuladamente los mejores ángulos y esperar pacientemente.

Cuando podía le espiaba mientras se bañaba o se vestía, aprovechando su excesiva confianza en mi, detallaba todo cuanto podía, para luego salir corriendo a mi habitación a a recrear en mi mente las escenas y finalmente masturbarme, uff y cuando estaba cerca fueron muchas veces las que imaginé que ella me practicaba una felación hasta correrme en su lengua.

Una tarde recuerdo que estaba cocinando y era su cumpleaños, al llegar del colegio la vi en ropas muy transparente con su trasero que se proyectaba firmemente a través de la ropa. La erección no se hizo esperar, y me abalancé sobre su espalda a abrazarla para repetirle "Feliz cumpleaños" (Pues ya la había felicitado muy temprano antes de salir al colegio), pero siendo sincero el objetivo principal era tratar de hundir lo mas que pudiera de mi pene erecto en su trasero, mientras le agarraba por su cintura para ahondar mas mi cadera, me imagino que debí parecer un perro cachondo tratando de halar una pierna humana. la verdad que fué mucho mas que obvio porque trataba de rozar tus pechos disimulando entre los movimientos de un supuesto abrazo (por la espalda) de cumpleaños.

Ella notó mi actitud poco natural y por supuesto mi erección. De inmediato retiró mis brazos, se volteó, y dulcemente me dijo: muchas gracias hijo. Instantáneamente bajó la mirada notando mi erección que se podria ver desde un satelite. Al verme, asi confieso que la pena me embargó y me quedé congelado tratado de ocultar mi pene. Ella simplemente sonrió y muy picaramente me dijo, ve a bañarte para que comas que la comida está casi lista.

Recuerdo que ese baño fué el mas largo de mi vida. pues tenia pena de salir, pero la pena no evitó que mi pene se endureciera y llevara mi glande brillante y rosado a la cima mientras recordaba el recostón contra sus nalgas que por mera puntería se postró en medio de ambas, quedando empotrado en esos colchones de músculos. me masturbé usando su acondicionador de cabello como lubricante, jejejeje. Esa vez recuerdo que inmediatamente después de acabar, a los dos minutos mi pene estaba nuevamente tan duro como un rolo, y comencé un nuevo proceso (esta vez sin acondicionador) jejejeje, el cual se vio truncado por el llamado de mi madre a la puerta pues tenía como una hora en la ducha jejejeje (escuchar su voz llamando fué el detonativo para mi segunda eyaculación, por supuesto, esta vez solo expulsé un poco de baba transparente), recuerdo que tuve como una semana sin poder tocar mi pene del excesivo uso de aquella mañana.

Y aunque mi historia es demasiado larga, pues en cada oportunidad tenía una nueva experiencia con mi mamá no quisiera alargar más estas líneas, tal vez pueda narrarlas en otro relato.