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Fue una fría noche de invierno. Me dirigía a mi casa después de haber guardado las apariencias con mis amigas. Mi familia es muy conservadora, y en consecuencia de esto, el entorno social que me rodea es harto superficial, y yo soy muy ... solo que todavía no lo he descubierto del todo. Sabía que a medida que me encaminaba hacia mi casa, las posibilidades de que me ocurriera algo que sacara a la ... que llevo dentro disminuían. Quien lo diría, con lo buena que estoy como es posible que no encuentre buen macho que me cubra. Como siempre, mi ajustada y provocativa ropa delataba mis pensamientos, aunque siempre me la cambiaba antes de subir a casa. Cuando llegué al portal, procedí con el ritual de todas las noches: odiarme por no atreverme a ser lo suficientemente guarrilla, meterme en el rincón secreto a cambiarme de ropa, y comenzar a desnudarme echando miradas furtivas no vaya a ser que alguien me descubriera. Pero esa noche iba a ser diferente. En el momento de desembutirme del ajustadísimo y antinatural top que realzaba mi preciosa figura, sentí una presencia detrás de mí, y una mano aprisionando uno de mis senos y la otra tapándome la boca. El pánico surgió de las profundidades de mi ser, pero antes de que pudiera convertirse en un desgarrador grito, escuché una voz familiar que me tranquilizó profundamente.
-Tranquila, no te va a pasar nada malo.
Siempre he pensado que hay que tener cuidado con lo que se desea, porque puede convertirse en realidad, y creo que había llegado el día. No se muy bien quien era, pero puedo estar segura de que provenía de mis fantasías más húmedas. La tranquilidad que me había inundado se fue transformando en un nerviosismo creciente, de tal manera que si sus poderosas manos no me hubieran tenido sujeta habría caído al suelo fulminada en ese momento.
En ese momento mi asaltante comenzó a hacer trabajar sus manos. Parece que unos sencillos movimientos y apretujones en el momento justo en el sitio adecuado pueden convertirse en el más deleitante de los trabajos manuales. No se si él lo estaba pasando también como yo, pero lo parecía a juzgar por como se apresuraba en no dejar ningún rincón de mi, de momento, semi-desnudo cuerpo, sin palpar o inspeccionar. La situación era muy extraña, supongo que si mi mente hubiera estado sobria, habría llegado a la conclusión de que me estaban violando, pero en ese momento estaba borracha de placer, lujuria, y espectación por lo que tenía que venir. Intenté resistirme, pero no pude. Comenzó a frotarme suavemente la parte interior de mis muslos subiendo en cada pasada más cerca de la zona prohibida. Yo no quería que llegara nunca, no quería que esto tuviera fin. El tiempo pasaba tan rápido y tan despacio a la vez. Tengo que decir que no había visto la cara de mi amante improvisado, pero ni falta que hacía. Todo lo que tenía que ver lo estaba viendo y superaba mis expectativas con nota.
Y de repente, en un giro de acontecimientos que todavía no comprendo, cuando mi cuerpo empezaba a ser una fuente de néctar y placer, me susurra al oido:
-Nena, esto no puede quedar así, prometo volver y saldar la deuda que tengo contigo desde hace años.
Y desapareció. Todavía lo odio por lo que me hizo. Sueño con él todas las noches. ¡Como pudiste dejarme así! Vuelve a acabar o no haber empezado nunca. Y así vivo, sabiendo que en cualquier momento, en algún oscuro rincón mi amante secreto aparecerá para acabar su faena. Tengo miedo, pero me relamo de pensarlo.