Cambios sentimentales

A mis 37 años he tenido varias experiencias de relaciones frutadas. Se muy bien que, en muchos casos, es inútil buscar explicación a los cambios en los sentimientos, pero me cuesta mucho dejar de realizarme preguntas del tipo "¿hago algo mal?" "¿Por qué se pierde la ilusión cuando se pone todo el empeño en sacar la relación adelante?"

Siempre estoy dando consejos a mis amistades, dicen que tengo facilidad para ver las cosas de forma clara, pero cuando se trata de mi mismo, mi visión no es tan efectiva.

Mi ultima relación, que terminé hace un mes y medio, fue con una madre soltera 8 años menor que yo. No me supone pega alguna que mis parejas tengan hijos, y la verdad que cuando me lo dijo, a penas le di importancia.

Yo tengo una discapacidad física que, para muchas chicas, supone una barrera insalvables para verme como una posible pareja, y ese hecho no me ha frustrado nunca porque nunca me he negado a ver la realidad de mi situación.

A pesar de esto, tengo un concepto de mi mismo bastante positivo. Desde joven me ha tocado esforzarme por todo aquello que deseaba alcanzar. Desde lo más simple como atarme las botas, hasta lo más complejo como acabar mis estudios y tener trabajo, cosa que logré hace 15 años y para mi es motivo de orgullo.

El hecho es que mi discapacidad no me he impedido tener relaciones, más o menos estables. Algunas han surgido de improviso, otras las he buscado intencionadamente. Pero siempre intento ser "justo" con la chica que me gusta, intentando que sea consciente de mis limitaciones.

Con esta última chica mantuve una relación de año y medio, aunque tuvimos varios altibajos.

Al principio todo fue bonito, el cariño fue surgiendo de forma natural y nos fuimos implicando sin darnos cuenta. Ella me gustó desde la primera conversación y, el hecho que yo le mostrara interés, la hizo interesarse más por mi.

Pasaron un par de meses de tonteos e indirectas, hasta que vi la necesidad de hablar en serio sobre formalizar una relación. En esa conversación ella se erosionó porque decía que no se creía aún que le estuviera pasando algo tan bonito, y que jamás hubiera imaginado conocer a alguien tan "perfecto" como yo.

A pasar de que vivimos a cierta distancia, y no nos habíamos visito en persona, ella conocía bien mi discapacidad, yo le había hablado de ella mucho, y ella me veía por webcam a diario.

Aún así, quise asegurarme que era consciente de la situación, y le expuse algunas de las dificultades que íbamos a poder tener. Ella se mostró muy tajante afirmándome que no era una niña, ya sabía lo que había y que no la tratara como tal. Y que si yo tenia dudas, que se lo dijera en ese momento, pero que ella tenia todo claro y sabía lo que quería.

La relación se formalizó y, el siguiente paso era vernos en persona, cosa que ella afirmaba desear, pero no se terminaba de decidir.

Pasaron varios meses y yo me fui frustrando. Viajé dos veces a verla y regresé sin poder hacerlo. Siempre le surgía trabajo o no encontraba con quien dejar a la niña en el ultimo momento. Me plantee dar por terminada la relación porque sentía que no era coherente con lo que me decía y luego hacía. De hecho me distancié de ella varias semanas.

Pero me buscó de nuevo, tal vez porque pasaba unos malos días y necesitaba hablar, o se dio cuenta de que estaba perdiendo algo especial (como me afirmó). El hecho es que, tras varios días de conversación, caímos de nuevo y retomamos la relación, pero esta vez tomé la riendas y le pedí que fijáramos una fecha para pasar un fin de semana juntos.

Ella aceptó y viajó hasta mi. Y fueron dos días perfectos, en los que nos coordinamos a la perfección y le sentía totalmente entregada e ilusionada. Tanto que subía fotos nuestras a las redes sociales como un gesto de seguridad y orgullo por estar conmigo.

Los meses siguientes fueron perfectos. Yo iba a verla cada mes, se quedaba conmigo siempre. Me acompañaba a mis revisiones... Mostraba un claro deseo de formar parte de mi vida.

Hasta me llegó a sacar el trema de vivir juntos, y casarnos. Decía que jamás se había planteado casarse, pero que desde que estaba conmigo, sentía ilusión por vivir eso junto a mi.

Pero el tiempo fue pasando y, tras tener que cancelar un viaje por no poder dejar a la niña con nadie, todo empezó a ir a menos.

Yo le propina opciones, como viajar con la niña, ya que aún no la conocía en persona, solo por webcam, y creía que ya tocaba dar ese paso. Ella se negaba en rotundo, me daba excusas absurdas que luego se contradecía.

Surgieron tensiones y ella, cada vez que yo la planteaba buscar soluciones,ella se ponía a la defensiva afirmando que siempre estaba con lo mismo y que ella no podía hacer más. Yo no entendía ese cambio en ella, y le preguntaba si tenía algún problema, me decía que no, que solo necesitaba tiempo porque ahora no podía seguir avanzando.

Un mes después, cogió un avión y se quedó tres días conmigo, pero no era la misma. Hubo entrega, pero no tanta pasión como otras veces. La observaba y notaba que su cabeza estaba en otra parte. Asumí que cada vez le resultaba más difícil dejar a la hija para estar conmigo, pero no entendía que se negara a traerla.

Luego no paraba de decir que me amaba, hasta dejaba un TE QUIERO en el espejo del baño para que lo viera al ducharme.

Pasó más tiempo y me daba largas para volvernos a ver, hasta que llegó el verano y, tras mucho insistir, por fin accedió a pasar una semana de vacaciones los tres juntos en unos apartamentos.

La hija se lo pasó genial, pero nosotros estuvimos distantes. No hubo a penas sexo, salvo una noche que nos hicimos sexo oral. Me ponia como excusa que la niña se podía despertar, pero había puerta con cerradura, y no entendía que, tras meses sin vernos, no tuviera necesidad de tener intimidad con el chico que decía amar.

Esos días hablamos mucho, y le plantee la posibilidad de que ella ya no me quisiera como pareja sino como amigo. Lo negó de forma rotunda, afirmando que tenía muy claro sus sentimientos hacia mi, y que para ella era su pareja. Solo que no se sentía cómoda haciendo el amor con su hija allí, y que no sabía entenderla porque no estaba en su situación . Todo esto con lagrimas en los ojos.

El no saberme dar una explicación lógica, me dejó mas dudas aún. Mas cuando sabia que había tenido una relación, después de separarse del padre de su hija, y domina juntos mientras la niña estaba en otra habitación.

Total que terminaron los días de vacaciones, yo me regresé para incorporarme al trabajo, y me acompañaron hasta el aeropuerto. Fue algo dramático ver a madre e hija con lagrimas en los ojos al alejarme de ellas. Yo me vine a bajo pero no entendía tanta contradicción.

Los meses siguientes se resumen en un periodo en el que estuvimos, supuestamente, solo como amigos, aunque seguíamos hablados a diario, luego un nuevo intento de retomar la relación, hasta que me he visto superado y he dado por finalizada esa estepa.

Ella no me lo ha puesto nada fácil, ya que me echa en cara "de forma sutil" alejarme de ella cuando más me necesitaba "esta pasando por un conflicto familiar que la tiene deprimida". Pero creo haber dado todo lo que he podido en está relación, he intentado tirar del carro durante mucho tiempo, en solitario, y dado apoyo cuando he visto que lo necesitaba. Hasta ayudado con problemas de la hija que, tal vez, no me correspondía resolver a mi, pero cuando quieres a alguien de verdad, no puedes permanecer pasivo si la ves antes un problema.


Me ha intentado justificar sus cambios culpando a mi discapacidad, haciéndome comentarios como que necesita a alguien que la acompañe a pasear por la playa y la lleve y la traiga, cosa que me da hasta risa porque jamás me ha planteado tales necesidades antes, y no ha sido capaz de decirme cuando se ha dado cuenta de este hecho.

No logro entender como una persona puede cambiar tanto en un año y medio, sin motivo aparente..

Sea como sea, intento alejarme de ella ahora, porque veo que me lo va a seguir poniendo complicado.