espero que ayude an algo a tu tristeza. Animo
SOLO PARA TUS OJOS
El paraíso existía y yo estaba en el. La verdad es que no lo merecía. Mi hija se había ido con su padre, y yo tenia unos días libre, decidí subir a mis dos perros en el coche al amanecer y ponerme rumbo al sur. Y allí estaba, tumbada en las playas desiertas de Cádiz, bajo el cálido sol de mayo, con una sombrilla por si los perros o yo teníamos calor, y una preciosa cesta que contenía, una botella de agua, un par de melocotones, y unos libros que no pensaba abrir porque había decidido abandonarme a las apetencias de mi cuerpo, dormir un rato, incorporarme para contemplar la maravilladle lugar y sentirme aun mas afortunada, y volver a tumbarme. La situación no rozaba en la perfección, era perfecta. El sonido de unas risas me despertó de mi ensimismamiento, levante la cabeza y vi una pareja que paseaba de la mano por la orilla del mar, Les seguí con la mirada, y su imagen se fundió con mis recuerdos, con esas veces que había estado en a playa acompañada. El estado de bienestar empezó a empañarse. En la distancia, unos niños jugaban en la arena con sus padres, A que estaría jugando en este momento mi hija? Con quien se reiría? Me sentí sola infinitamente sola junto a esa ... sombrilla de colores, de mis perros, y esa cesta pretenciosamente sencilla. No estaba mi hija, tampoco mi pareja. Que hacia yo en esa playa? El privilegio de la soledad se convirtió en soledad, y sentí vergüenza una absoluta vergüenza. La pareja se detuvo me miraron y la chica encamono sus pasos, hacia donde estaba yo. Mire a mi alrededor, no había nadie mas? Era posible que hubiera escuchado mis pensamientos? A lo mejor le había molestado que les mirara o venia a preguntarme porque estaba tan sola.
Dónde esta mi hija? Y mi pareja? No sabia donde meterme y ella seguía acercándose. Cuando iba a coger un libro para disimular mi turbación, escuche una voz perdona que te moleste, me dijo mientras se agachaba APRA acariciar a mis perros es que te he visto y me ha entrado mucha envidia Yo también tenia un perro como este y solía ir a la playa con el. No sabes cuanto me acuerdo de esos días. Es una suerte para ti estar aquí con ellos, Verdad?
Mi hija dice que esta historia no tiene mucho que ver con la maternidad, pero yo creo que si, que conecta con este juego de espejos en donde estamos más pendientes de la mirada ajena y los estereotipos, que de nuestra voz interior. Los libros y la charla con otras personas puede orientar nuestros pasos, pero cada uno debe aprender por si mismo a valorar y disfrutar esa gran oportunidad que sin querer se nos brinda. Tenemos derecho a vivir e una forma placentera y armónica la maternidad, como una parte de nosotras, en donde no hay espacio para la culpa y deben admitirse los error es porque lejos de esos estereotipos que nos otorgan una sabiduría infinita y una responsabilidad desmedida, solo somos personas mayores que crecen cada día junto a otras personas mas pequeñas.
peque013
la madre imperfecta
yolanda g. villanueva
