Me llamo Anahí, tengo 30 años, soy soltera, una pelirroja candente que ningún hombre dejaría de voltear a ver; sé la reacción que puedo causar en ellos, a pesar de ser un poco rellenita tengo una sensualidad radiante que vuelve loco a quien sea.
Desde chica fui muy dada a dejar volar mi sexualidad, mi primera relación sexual fue a los 13 años, y desde ahí no he parado; he tenido relaciones con todos los que he querido, casados, amigos, novios, maestros, vecinos, muchos hombres han cogido conmigo (me encanta la palabra coger), y debo confesar que me encanta todo tipo de sexo, rudo, romántico, intenso, en fin, he probado muchas cosas interesantes en mi vida sexual.
Cuando tenía 15 años probé tener intimidad con una compañera de la escuela, fue riquísimo, y desde ahí empecé a tener relaciones también con mujeres, por lo tanto me considero bisexual, para qué discriminar a alguno de los dos géneros, si hombres y mujeres pueden darte experiencias ricas y diferentes.
Nunca he tenido en sí una relación muy formal, pues siempre he caído en la infidelidad, pienso que si hay tantos con quienes puedo probar, porqué habría de interesarme una relación que al final sé que me va a aburrir, yo no soy chica de compromisos sentimentales, para qué engañar y prometer algo que no puedo cumplir.
Hace poco decidí meterme a clases de cocina, porque en verdad soy malísima para las tareas domésticas, aprender a cocinar había sido uno de mis propósitos de este año, así que reuní valor y me acerqué a una pequeña escuela que daba clases los fines de semana. Llegué a inscribirme y me recibió una señora enorme y mal encarada, me dijo que pagara lo de mi clase y me indicó donde estaría el aula.
Entré dudando un poco si debía o no quedarme a la clase, hasta que la vi era hermosa, delgada, pelo oscuro agarrado en una red, de piel blanca, con la piel de su cara suave, y sin una gota de maquillaje, tenía una cara preciosa.
Me quedé estupefacta mirándola, hasta que volteó a verme; yo le sonreí y ella respondió a la sonrisa tímidamente. Ni siquiera me había dado cuenta que el aula estaba lleno de los que serían mis compañeros de clase.
Para mi sorpresa, ella era nuestra maestra, antes de comenzar con la clase, se dirigió a nosotros para presentarse (su nombre es Karla), nos dio algunas indicaciones y preguntó nuestros nombres; yo no dejaba de observarla, tenía movimientos muy delicados, no es una mujer sensual, pero tiene una belleza natural que le da un aspecto fino en todo lo que hace. La observé detalladamente, me pregunté a mí misma, qué tan caliente sería en la cama, cómo se vería sin ropa, imaginé que ella me besaba en la boca, que yo le tocaba su pecho en fin, me empecé a excitar. Después de tanto mirarla se acercó a mi lugar y me preguntó si tenía alguna duda con lo que estábamos haciendo, yo le dije que si, pero que prefería quedarme al final para aclarar algunas dudas, ella dijo que eso era lo que estaba esperando que respondiera. Su respuesta me asombró, pero no quise sacar conclusiones basadas en algo que yo quería que sucediera.
Cuando terminó la clase, Karla me pidió que esperara a que todos salieran para aclarar mi duda.
-¿cuál era tu duda Anahí?
-No me quedó muy claro a qué temperatura debo dejar cocer el guiso.
-Debe ser una temperatura muy alta Anahí
-¿Qué tan alta?
- Tan alta como la que siento ahorita.
-Quieres decir que
-Si Anahí, noté cómo me mirabas en clase, y yo también deseo lo mismo que tú.
-Ay Karla, creí que no lo notarías, pero no podía dejar de hacerlo.
-Dime maestra, eso me excita más.
-Si maestra, lo que usted diga.
-Eres una alumna muy mala Anahí, por eso tendré que castigarte.
-Claro maestra, dígame cuál es el castigo- ya sentía mi tanga mojada.
-Quiero que te quites la ropa.
Y me empecé a encuerar, pero no lo hice rápido, fue con movimientos lentos; podía ver la cara de Karla que se empezaba a excitar con esos movimientos que solo yo sé hacer al quitarme la ropa.
-Se nota que ya te habían puesto ese castigo antes Anahí.
-Si maestra, siempre he sido una chica muy mala.
-Entonces tendré que seguir castigándote.
-Si maestra haré lo que usted me diga.
-Quiero que te toques tus senos.
Empecé a tocarme mi pecho y a gemir despacio.
-Quiero que gimas más fuerte Anahí, más fuerte, y tócate bien esos pezones!!!
-Ahhhhhhh Siiiiiiiii, Ahhhhhhhhhhhhhhhhhhhh!!!, Así maestra??? Ahhhhhhh!!!!! Ohhhhh