Foro / Pareja

Vivir con dos maridos

E
eroslima1
6/2/17 a las 2:04

Hola amigos, quisiera comentarios y/o sugerencias a una situación que he vivido hace poco y que podría cambiar el curso de mi matrimonio.

Mi esposa es de las mujeres que cuando toma se le cae el calzón. Tenemos cuatro años de casados y lo que pasó sucedió en la última fiesta de año nuevo. En esa fecha mis suegros cumplen aniversario de bodas por lo que se hizo una reunión en un local donde asistieron la familia, vecinos y amigos. Era un tonazo.

Entre los invitados estaba una vecina y su marido que se llamaba Mario un cincuentón alto, fornido y panzón que desde que vio a mi esposa siempre trataba de estar cerca de ella, le invitaba cerveza y cuando la sacaba a bailar la apretaba bien. Mi esposa no es exhibicionista pero tiene un buen par de pechos y no hay escote que aguante pues siempre parece que en cualquier momento se le van a salir las tetas, el tipo se notaba que era de esos tipos clásicos mañosos y pendejos, cada vez que se acercaba me decía "salud amigo" y me llenaba el vaso.

Se notaba que quería emborracharme para dejarme fuera de circulación y poder intentar algo con mi esposa que estaba muy animada con él pues era buen bailarín. Poco a poco lo estaba logrando, pero el tiempo se estaba pasando también. A parte, que ahí estaba su esposa.

La cosa es que ya había amanecido y el local iba a cerrar y todos nos teníamos que ir, salí con mi esposa a esperar un taxi para regresar a casa. El aire me afecto y me sentí más mareado. Estuvimos como diez minutos y a esa hora no pasaba ningún taxi vacío. De pronto paro un auto. Era Mario que "gentilmente" nos ofrecía a llevarnos. Como en el auto estaba su esposa, no dude en aceptar, pues estaba cansado y quería llegar a casa.

En el camino su esposa iba durmiendo y a mí me iba ganando el sueño también, pero mi esposa iba bien despierta comentando lo bueno que estuvo la fiesta. Lo halagó diciendo que hacía tiempo no encontraba alguien que bailara bien la salsa y lo cansado que habíamos terminado. Yo me hacia el dormido y me di cuenta que nos habíamos desviado de la ruta y en vez de ir a nuestra casa, el tipo se estaba dirigiendo a la suya.

Cuando llegamos despertó a su esposa y le dijo:

- Ya llegamos Julia. Ve subiendo que yo voy a dejar a los amigos a su casa y regreso al rato.

Emprendimos de nuevo el camino a casa y Mario venía diciendo que su esposa no era mucho de ir a fiestas, que bailaba poco y no bebía y que le hubiera gustado que fuera como mi esposa porque era muy bonita, le gustaba bailar y tomarse sus tragos que así daba gusto ir a las fiestas. Ahí fue que Mario mirando a mi esposa dijo:

- Yo así este muy cansado y borracho, cuando salgo de una buena fiesta me gusta terminar cachando y a ustedes?

Lo dijo con mucho morbo y me di cuenta que ese comentario había excitado a mi esposa porque ella le respondió diciendo:

- Así es don Mario, yo también me excito mucho cuando bailo salsa y hoy he bailado todas las canciones que han puesto.- Y Mario le respondió:

- Quieres decir que estas bien arrechita.- Mi esposa dijo riendo:

- Ay don Mario, usted como sabe.- Y le puso la mano en su hombro.

Mario aprovecho para sujetar la mano de mi esposa y mientras se la acariciaba iba diciendo:

- La fiesta perfecta es tomarse buenos tragos, buena música, conocer una buena pareja con quien bailar y terminar cachando como se debe.- Mi esposa ya no daba más y mordiéndose los labios susurro:

- Siii que rico debe ser una fiesta así.

Me di cuenta que se quedaron mirando a los ojos con mucha complicidad. Al poco rato llegamos nos bajamos del auto y como quien no quiere la cosa Mario hizo un buen movimiento, dijo:

- Por favor pueden prestarme su baño, hace rato que vengo con la vejiga hinchada y no voy a aguantar hasta mi casa.

- Claro cómo no, pase usted adelante.- Le dijo mi esposa mientras entrabamos a la casa.

Como teníamos el baño de visita en refacción tuvimos que prestarle el que estaba en el dormitorio. Yo pensé que era en serio lo del baño y me despedí pensando que luego de usar el baño se iría. Le dije que había sido un gusto conocerlo y que ya por fin iba a descansar.

Me quede en la sala esperando que saliera del baño me tumbe en el sofá y al rato se escuchó que salían del baño. Lo úl!@#*! que me acuerdo es a mi esposa diciendo que iba a despedirse de Mario y acompañarlo a la puerta. Me gano el sueño y no se cuánto tiempo paso. De pronto sentí a alguien parado a mi lado: era mi esposa en brasier y sin calzón me puso una cobija y la vi regresar al dormitorio sin hacer bulla.

Con el cansancio y el alcohol me era imposible levantarme pero me parecía oír ruidos en la habitación, pensé que era mi esposa cambiándose u ordenando algunas cosas, pasaron no sé cuantos minutos y seguía oyendo ruidos como murmullos. Luego ya eran gemidos. Pensé que mi esposa no podía dormir y había encendido el televisor. Tome fuerza, me incorporé y fui hasta mi habitación. La puerta estaba entreabierta; la empuje un poco y lo que vi me dejo pasmado.

Ahí estaba ese viejo desnudo cachándose a mi esposa. Se besaban apasionadamente mientras ella tenía sus piernas rodeando su espalda recibiendo cada embestida. Se me quito toda la borrachera. No sabía qué hacer. No sé porque no quise intervenir. Sentí muchos celos pero sentí mucho más morbo y pensé que podrían darse cuenta y regrese a la sala.

Me acorde de aquella vez cuando recién teníamos una año de casados que mi esposa me había sido infiel con su primo, que había venido de viaje. Yo la perdone y nadie se enteró de lo que sucedió, pero esta vez era diferente: tenía una erección descomunal que hasta me dolía el pene. Me había excitado viendo a mi mujer ser poseída por otro. Los ruidos empezaron a ser más fuertes y reaccione: fui a asomarme otra vez, quería ver como ese viejo feo y panzón se gozaba a mi esposa. El cuadro que ahora vi era por demás arrechante:

Mario seguía subido sobre mi esposa quien ahora yacía boca abajo y giraba su cabeza buscando desesperadamente besarlo. Tenía puesto una almohada debajo de su vientre y me di cuenta que ahora el viejo se la estaba metiendo por el culo. Estaban totalmente sudados y quería que no terminaran nunca. Quería que ese viejo feo se culeara a mi esposa por todo el resto de mi vida. Quería que la haga su mujer, que la preñe si fuera necesario.

Los escuche venirse y me vine yo también lanzando tres potentes chorros de semen que se estrellaron contra la pared. Mi esposa parecía quedarse sin aire y Mario se vino dentro de ella mientras rugía como un león. Se quedaron un rato así; el encima de ella lamiéndole la espalda. Cuando le saco la pinga del culo sonó como si descorcharan una botella. Y no era para menos: tenía una pinga gruesa y cabezona. Vi el culo dilatado de mi esposa y se veía delicioso, chorreando el semen del viejo. Se acomodaron en la cama, ella tomo un poco de agua y se abrazó al viejo mientras le decía:

- Que rica fiesta don Mario.

No quise que me vieran para no echar a perder todo y regrese corriendo al sofá y como no se me pasaba la excitación me hice otra paja. Luego todo quedo en silencio, regrese de nuevo al dormitorio y los vi durmiendo abrazados. Era muy morboso ver a un tipo de unos 55 años abrazado desnudo con una mujer que con sus 27 años podía ser su hija. Me quede mirándolos varios minutos, encendí un cigarro y regrese a mi sofá ahora pensando en cómo le iba a decir a Mario para que sea el amante de mi esposa con mi consentimiento, con la condición que cuando se la culeara sea en nuestra casa y yo de espectador.

Ha pasado un mes desde aquel día y mi esposa y Mario ya llevan dos semana de tener una relación y los he visto tener sexo. Según me cuenta Mario, está a punto de separarse de su esposa por lo que lo próximo será convencerlo para que se venga a vivir con nosotros y pueda mi esposa tener dos maridos.

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