Como si viajara desde muy lejos, viene acercándose la hermosa melodía de unos gemidos contenidos, que golpean fuertemente mi oído y despierto.
Mientras mis ojos recorren el lugar, acostada sobre mis senos, intento orientarme. Veo luz, una blanca pared, una almohada debajo de mi y rojas sábanas, más bien vinotinto. Un escalofriante placer me recorre el cuerpo produciendo corrientazos y cosquilleos. Entonces comprendo de quién son los gemidos. Míos.
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