Buenas tardes.
Aún ahora que escribo estas líneas, desconozco completamente mi motivación. Quizá busco desahogarme, quizá busco dar a conocer mi tormento, aún sabiendo que mi caso es un tanto inaceptable.
Tengo 21 años, y siento que lo he perdido todo. Estuve a punto de perder a mi madre por mi comportamiento, perdí a algunos de mis amigos por mi comportamiento. Mi dignidad, mi fuerza de voluntad. Perdí mi empleo, y esta es la causa de mi tristeza, por involucrarme con un colega.
Para resumir, este hombre tiene una hija. Al principio, me dijo que estaba mal con la madre de su hija, que esa relación no podía seguir. Y aún sabiendo eso, me arriegué y me sumé al juego. Primero fue el sexo, nuestra primera vez fue más que espontánea, sin nada de premeditación y muy pronta. Y cometí un error, me enamoré de él. Fui comprendiendo que era muy coqueto y que ocultaba muchas cosas. Me pedía que le esperara, que tuviera paciencia, que ya no estaba con ella.
Aunque en el fondo sabía que si lo estaba. Me volví loca, lo celaba, todas las personas me daban envidia, quería que sólo me viera a mí, descuidé mi trabajo, me peleé con mi madre porque nunca estuvo de acuerdo que estuviera con él. Me alejé de mis colegas que eran mis amigas, porque me había vuelto insoportable y para mi mente no había más que una sola cosa: él.
Hasta que comprendí que esa relación corta, pero sumamente intensa, me estaba haciendo daño y daño a la madre de su hija. Intenté alejarme varias veces, mas me llamaba al día siguiente y volvíamos a lo mismo. A esa relación tóxica, a esa relación que sólo se basaba en irnos a la cama. Generamos una posesividad más dañina aún, en ocasiones me llamaba en la madrugada para saber de mí, y yo, sufría por saber que no podía ser, yo no podía llamarle, porque podría estar con ella. A veces creo que es malo, porque desde el principio tuvo claro que lo nuestro no podía ser algo más que una aventura, aún así me decía cosas que alentaban mi esperanza... A veces quiero creer que está atrapado en sus responsabilidades y perdido.
Ya cortamos, y aunque le pedí que no me llamase, todavía lo hace para saber cómo estoy. Lo que me daña, lo que me hace recelar de sus intenciones. Aunque ahora me confesó que está volviendo con su mujer, y que no podemos vernos más y que no volverá a llamarme.
Y aún así, le quiero. Le quiero, pero con la frustración de saber que él nunca lo hizo.