Segundo día del nuevo año y otra vez la lucha ha comenzado. Tengo que resistirme a la tentación de llamarle, de hablar con él, de verle. De ver sus adorables ojos negros, de escuchar su risa. Podría acercarme y mirarle de lejos como lo hacia antaño. ¿De que me serviría? De recordar únicamente que no me puedo acercar y preguntar ¿Pedro, que tal estas? ¿Cómo te ha ido últimamente? El no me quiere ni siquiera de amiga.
Los días de fiesta se me hacen eternos. Me duelen los días de fiesta. Son una cruz difícil de llevar. No puedo dejar de pensar en él, en como lo perdí. En como me humilló gratuitamente.
¿Por qué lo hizo?
Estoy luchando contra mi vicio. El que cogí cuando me dejó claro que no quería saber nada de mí. Me da por morderme las manos para no coger el teléfono y llamar otra vez.
Es el segundo día del nuevo año y me quedan muchos mas iguales. Al pensarlo me estremezco. Ya llevo asi dos años, ¿de donde voy a sacar mas fuerzas para aguantar uno mas?