En una noche de verano, después de la lluvia, cuando el agua refresca las ideas; Isabel se encontraba esperando a su esposo, y en ese momento, decidió dar un poco de orden a su antiguo guarda ropa, entre decidir que ropa donar y que ropa aún guardar, encontró su uniforme de bachiller, una falda cuadrada con pliegues, color rojo, a la altura de la rodilla, también encontró su blusa blanca, de botones, junto con sus medias blancas. Derivado de su buen orden y las buenas enseñanzas de su madre, tenía su uniforme aún planchado, blanco de alguna manera casi intacto.
Al tener de frente su uniforme intentó recordar su escuela de bachillerato, sus amigas, sus amigos, sus ilusiones, sus aspiraciones, todo delante de ese uniforme.
Decidió probárselo, solo para sentirse de nuevo una estudiante
-¿me quedará? - , fue lo primero que se preguntó
-qué mas da- , decidió probárselo, estando de frente un espejo, descubrió su cuerpo y se quedó en ropa interior, al probarse su falda, descubrió que aún le quedaba, un poco ajustada, pero aún le quedaba, descubrió también que había crecido en altura, antes su falda le llegaba por debajo de las rodillas, hoy le quedaba a 7 cms por encima de ellas, por otro lado al ponerse su blusa, notó que también, algo había crecido, sus pechos eran más grandes, ya no podía abotonarse de manera completa. Para terminar de recordar por completo, decidió ponerse sus medias blancas escolares, así como unos zapatos que encontró en su closet.
Se veía al espejo, y le daba risa, ver como sus curvas eran más voluptuosas, sentirse aún joven, sentir su cuerpo, observarse de frente a un espejo, especialmente, observar su escote, ver como sus pechos salían de su blusa le causaba una cierta emoción.
-recibió una llamada mientras observaba su cuerpo frente al espejo-
-amorcito, voy para allá estoy ahí en 2 minutos, dijo su esposo-
Por un instante pensó en quitarse rápidamente todo su uniforme, pero al ver su cuerpo, decidió ser atrevida y tener una experiencia más, una experiencia para callar y solo contarla a su esposo, a su eterno cómplice.
-te espero con una sorpresa dijo Isabel, -
-¿qué es? –
-Aquí lo descubrirás, ve por favor a comprar una botella de vino tinto-
-en la casa hay, dijo su esposo-
-solo ve y trae algo de vino, No te arrepentirás (susurró al teléfono)-
Aunque su esposo pudo haber imaginado una noche de besos y caricias, no tenía idea de lo que estaba a punto de pasar.
Comenzó a maquillarse, usar un lápiz labial Rojo, rubor en sus mejillas, pintar un poco sus pestañas, alaciar su cabello y hacerse unas coletas, entonces, buscó rápidamente en su cocina unas velas, y encontró también unas paletas con goma de mascar al centro-
-aunque tenía mucho nerviosismo, decidió seguir adelante con su plan, no podía irse para atrás, era ahora, o nunca-
En ese momento entró su esposo a la casa, encontró una vela, encontró unas copas, pero no encontró a su esposa, -
-Enciende la Vela, pon música suave, trae las copas, te espero arriba-