Cuando llegué anoche tarde a casa, encontré con desagrado lo que te había sucedido y que cierto es amiga, que a nadie nos dijiste nada, que te llamábamos y le quitabas hierro al asunto... pero entré y leí todo lo te había sucedido, más todo lo que se estaba escribiendo... un despropósito tras otro.
Este medio es hostil amiga, la peor cara de la vida encarnada en cuatro personajes.
Pero no es de eso de lo que quiero hablarte o escribirte.
Iba a llamarte pero he querido hacerlo por aquí.
Siento mucho lo que has pasado, muchas veces somos trozos de carne frente a los médicos y da igual lo que pidas o pretendas, eso de que el médico hace lo que para ti sea más cómodo son zarandajas. Es tremendo todo lo que te ha pasado, pero conociéndote seguro que te has quejado menos de lo que te correspondía. No sabes lo que me he alegrado al saber que todo irá bien.
Eres fuerte, honesta, cariñosa y me desharía en halagos... tan sólo para decirte que eres muy grande.
Besos blancos de la salud, amarillos de la amistad y el abrazo más grande del mundo.