Conocí al que es mi amante hace un año a través del trabajo. Él es un hombre muy atractivo, con un gran magnetismo, muy valorado profesionalmente y muy acostumbrado a conseguir cuanto quiere. Nos acostamos en seguida y durante este tiempo hemos mantenido una relación casi exclusivamente sexual, lo único que nos unía además del sexo era la pasión que compartíamos por nuestro trabajo. Lo hemos pasado muy bien juntos, pero siempre hemos tratado de mantener las distancias para no implicarnos emocionalmente porque ambos tenemos parejas con las que llevamos bastantes años. Todo estaba bastante claro, hasta que él empezó a insistir para que compartieramos otras cosas en nuestras citas además del sexo. Quería salir y hacer planes. A lo que yo me negué desde el principio puesto que aunque su pareja no vive en la misma ciudad, la mía sí. Yo pensaba que tal vez la razón era que ya no se divertía tanto conmigo y necesitaba compartir otras distracciones. A medida que sucedía eso, en nuestras citas, él empezó a tratar de desviar nuestras conversaciones hacia un plano más personal, a lo que yo he accedido aportando muy poca información y haciendo muy pocas preguntas por miedo a implicarme demasiado. La última noche que pasamos juntos me dijo que lo había dejado con su pareja y me confesó bastantes cosas sobre sus relaciones con las mujeres. Yo me mantuve bastante distante, y desde entonces, hace un mes que no sé nada de él. Le he llamado en un par de ocasiones, me dice que lo siente mucho pero que no tiene tiempo para quedar. Y yo me estoy dando cuenta de que le echo demenos. ¿qué creeis que sucede? ¿es posible que él se haya implicado emocionalmente en la relación y tenga miedo a que le rechace y por eso haya decidido terminarla? ¿es una estrategia para valorar mi interés en nuestra relación y en él? ¿o simplemente es que se ha cansado de mi?. No sé qué hacer, puesto que creo que me está empezando a gustar. ¿Le llamo de nuevo? me da miedo que al ver que lo tiene tan fácil se desinterese, y por otro lado me da miedo perderle si sigo haciéndome la indiferente.