Era un agosto hace un par de veranos. Yo siempre solía ir al gimnasio, pasaba horas allí cada día, por lo que mi cuerpo estaba bastante esculpido: piernas duras, nalgas redondeadas y pechos muy firmes, grandes y morenos por el sol del verano.
Había en mi gimnasio un chico... era más joven que yo. Tenía la piel clara, ojos verdes, alto, espalda muy ancha. Yo no podía evitar mirarlo de arriba a abajo cada vez que trabajaba ese cuerpo con las pesas.
Pero este chico estaba vigilado por su novia. Ella también estaba siempre en el gimnasio. La verdad es que ella también era linda: rubia, ojos azules, labios muy carnosos y pechos de diosa. Era bajita, pero sus piernas eran firmes y ese culito respingón era centro de muchas miradas.
Un día terminé mis ejercicios y decidí darme una ducha. En el vestuario me comencé a quitar la ropa. Me quité los pantalones primero. Después el top. Mi piel estaba brillante de sudor, incluso algo roja. Sentía como me palpitaban los labios y por un momento me quedé mirando mi imagen en el espejo del vestidor: mis grandes senos estaban rojos, firmes, me sentía bien mirandome. Entonces vi en el reflejo que alguien miraba desde la puerta. Era aquel chico tan guapo. Él se había quedado atónito mirandome medio desnuda. Entonces, al ver que me había dado cuenta se fue corriendo al vestidor de chicos, avergonzado.
A mí me puso tan cachonda que él me hubiera mirado que no pude evitar empezar a tocarme... primero los pezones, pechos... Me puse cómoda recostada en un banco pensando que como era tarde no quedaba nadie más por entrar al vestuario. Me quité toda la ropa y empecé a tocarme. Cada vez más fuerte, sentía muchísimo... pensaba en que él me estuviera penetrando, tocando, lamiendo...
Entonces llegó ella, esa chica rubia, tan hermosa. Al verme así parecía ruborizada, no sabía qué hacer. Pero yo estaba tan agusto que no dudé en decirle que se uniera a mi. Ella lo pensó, y entonces yo me puse de pie. Me miró. Yo tenía el cuerpo sudado, los pechos endurecidos, mi vagina tan húmeda que podría entrar en ella cualquier cosa. Me acerqué a ella y sin decirle nada comencé a besarla muy profundamente al tiempo que le arrancaba la ropa para tocar esos pechos cada vez más duros, ese ... cada vez más húmedo, entonces la empujé hacia un banco, ella se sentó con las piernas abiertas. Yo la tocaba y ella gemnía, empecé a penetrarla con mis dedos y ella me decía que le diera más y más. Entonces me tumbé encima de ella, nos revolcamos como animales... Entonces, el novio de la chica llegó. Nos vio allí, como animales, dándonos placer, así que su erección no pudo ser mayor. Él se desnudó y ambas fuimos hacia él, de rodillas comenzamos a chupar su miembro, entonces él me cogió, y empezó a penetrarme desde atras, mientras que la chica rubia me lamía los pezones, me tocaba el clítoris para que yo gimiera de placer... no podía más, ellos me extasiaban, él la tenía tan grande, y resbalaba por mi lubricación intensa. Ella no paraba de tocarme y tocarse, de forma que no pude evitar correrme. Entonces él comenzó a follarla a ella, de cara, comiendole la boca, mientras que yo me tocaba extasiada en todos los orgamos que estaba experimentando. Ellos seguían, lo hacían rápido, gritaban muy alto, su pene entraba casi sin rozamiento porque ella estaba muy mojada, entonces antes de correrse le dio la vuelta a ella bruscamente y la penetró por el culo, de forma que yo pude lamer su clítoris, y ella gritaba de placer, jadeaba pidiendo más, sus pechos no podían estar más duros e inchados... yo no podía dejar de tocarlos...Entonces ellos se corrieron finalmente, y nosotras chupábamos el miebro de él, rozando nuestras lenguas, muriendo de placer... hasta que no pudimos más..... Fueron los mejores orgasmos en mucho tiempo, aunque a veces, todavía, me encuentro con esta pareja en el gimnasio..........
