Hola, hace tiempo que no vengo por aquí y no consigo encontrar la charla que tenías.
He encontrado este artículo por ahí, que creo va en la línea de lo que preguntabas. Iagual ya lo conoces.
AUDAZ ESTUDIO DE LA UNIVERSIDAD DE CHICAGO
La genética podría explicar por qué un hombre atrae a una mujer y no a otra
Según las conclusiones de una investigación realizada por las doctoras Carole Ober y Martha McClintock en la Universidad de Chicago, Estados Unidos, las mujeres se sienten más atraídas por los hombres cuyos genes son similiares a los de sus padres.
Por Nicholas Wade
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¿Es posible que la verdadera armonía entre los amantes no se forje en la mente sino en los más profundos vericuetos de los genes? Según un estudio realizado por un grupo de investigadores de la Universidad de Chicago, Estados Unidos, hay evidencias de que las mujeres prefieren a los hombres genéticamente similares a ellas. O que, al menos, les gusta más su olor. El estudio, que implicó hacer oler a un grupo de 49 mujeres una serie de remeras usadas por un grupo de hombres a los que no conocían, indicó que las preferencias de las mujeres respondían a la similitud existente entre los genes el dueño de la remera elegida por la mujer encuestada y su paquete de genes paterno.
Cualquiera podría preguntarse a quién se le ocurre someter a un grupo de mujeres a una experiencia semejante, pero el trabajo en cuestión es mucho más interesante de lo que parece a simple vista, y bien vale el esfuerzo. Las autoras del estudio, las doctoras Carole Ober y Martha McClintock, creen que el sistema de coincidencia genética tal vez se vea favorecido por la evolución, ya que ayudaría a advertir los riesgos que acarrea la formación de, por ejemplo, una pareja entre miembros de una misma familia. ¿Por qué? Los genes en cuestión, a los que los biólogos llaman CMH, producen proteínas que identifican a las células del organismo como propias y no ajenas al sistema inmunológico.
La prueba del olor complementa una serie de hallazgos de otros científicos, que demostraban que los ratones evitaban acoplarse con otros ratones cuyos genes CMH fueran muy similares a los propios, paridad que determinaban a través del olor. Para su experimento, Ober y McClintock pidieron a los hombres que participaron del estudio que evitaran ocultar los olores que producen, por ejemplo, la comida picante, el desodorante y el sexo. Después de dos días, pusieron las remeras en distintas cajas para que las mujeres pudieran olerlas pero no verlas. Entonces se les preguntó qué caja elegirían "si tuvieran que olerla todo el tiempo". Y ellas pudieron distinguir entre un hombre y otro.
Todos heredamos dos conjuntos completos de genes, uno de cada padre. Al comparar las variaciones de los genes CMH de las mujeres con los de los hombres cuyo aroma preferían, las investigadoras de Chicago encontraron una coincidencia entre los genes del hombre y los genes paternos de la mujer, paridad no detectada entre los genes del hombre y los de la madre de la mujer. La doctora Ober dijo que el experimento no había podido demostrar que la elección de una pareja tuviera que ver con el olor. Y explicó que las diferencias económicas y educativas suelen jugar un papel importante en la elección de una pareja, tal vez, opacando por completo las señales genética. Es posible, indicó, que esto explique la alta tasa actual de divorcios.
© The New York Times
Traducción de Claudia Martínez
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