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Para magogoch

Última respuesta: 20 de enero de 2006 a las 15:50
O
oulaya_9177136
20/1/06 a las 11:24

Hola Magogoch:

Te envio un comentario de la obra Orlando de la escritora Virginia Wolf. Te la recomendó Cerenite.Creo que esa obra te gustará.

Saludos,

Frambuesa




Orlando
Autor......................... Virginia Wolf
Traducción:............ Jorge Luis Borges
Editorial.................... Edhasa
Fecha ....................... Barcelona, 2003

Virginia Woolf, una de las figuras claves y fundadoras del movimiento conocido como Modernismo, es una de las escritoras más importantes en la lengua inglesa. En sus novelas explora nuevas técnicas narrativas, como la estructura abierta y la narración basada en el flujo de conciencia con el objeto de transmitir sus propias experiencias así como las de muchas mujeres de los comienzos del siglo XX. Orlando, aunque no es su obra más famosa, incluye una de sus aproximaciones más importantes y detalladas a la cuestión de los dos sexos. La gran ventaja del lector español es que la traducción es excelente y es que no podía ser de otro modo al ser ésta llevada a cabo por el gran maestro de las letras hispánicas, Jorge Luis Borges.

La vida del protagonista de la novela, que se extiende a lo largo de cuatro siglos, sirve a la autora de pretexto para efectuar un estudio de la evolución del papel masculino y femenino y de sus definiciones durante este tiempo en Europa. De esta manera presenta una lectura feminista de la historia desde los días de Elizabeth I hasta el final de la Primera Guerra Mundial. El recurso más original efectuado por la autora en esta obra consiste en los continuos cambios de identidad del protagonista, que afectan tanto su posición social, como, sobre todo el sexo. El joven cortesano de la reina Elizabeth I, quien corteja a una princesa moscovita se convierte más adelante en Lady Orlando, quien encuentra a los famosos escritores ingleses del siglo XIX, como Pope, Addison y Swift para, al final, pasar por la experiencia del parto. Esta transformación sorprendente permite a la autora efectuar con asombrosa agudeza y perspicacia un estudio comparativo de las diferencias entre ambos sexos en lo tocante a la percepción del mundo y de su propia sensibilidad. El contraste resulta tanto más chocante que afecta al mismo sujeto y es experimentado por él en un espacio breve de tiempo.

No es de extrañar que la comparación cae a favor del sexo femenino en todas sus dimensiones. He aquí un ejemplo del flujo de conciencia del (la) protagonista, que tiene lugar poco tiempo después del momento de su transformación sexual : Vale más, pensó, estar vestida de ignorancia y pobreza, que son los hábitos oscuros de nuestro sexo; vale más dejar a otros el gobierno y la disciplina del mundo; vale más estar libre de ambición marcial, de la codicia del poder y de todos los deseos varoniles con tal de disfrutar en su plenitud los arrebatos más sublimes de que la mente humana es capaz, que son (...) la contemplación, la soledad, el amor. ¡Gracias a Dios que soy una mujer! (p. 141)

A pesar del indudable mérito de la sagaz observación psicológica, histórica y social, la visión de la autora parece estar, sin embargo, marcada por las típicas contradicciones de la dialéctica feminista: ora admite la existencia del lado tierno y sensible en el hombre (representado por Orlando-varón) ora utiliza el término masculino como sinónimo de los brutal, superficial, insensible, reprimido y, como deducimos del fragmento citado más arriba, incapaz de la contemplación, soledad y amor. La autora no ve la posibilidad de una redefinición de la esencia de los sexos para conseguir una visión más matizada, completa y auténtica, sino que efectúa metafóricamente el salto vertiginoso hacia la tarnsexualización del protagonista, la cual, en definitiva, ¿acaso significa otra cosa que una refutación del sexo masculino per se?

Los argumentos que aporta para fundamentar psicológicamente dicha transformación y que se han convertido en el canon del feminismo más o menos beligerante, dejan mucho que desear en cuanto a su lógica interna: Por diversos que sean los sexos, se confunden. No hay ser humano que no oscile de un sexo a otro (...) (165) No hace falta ser filósofo para detectar aquí el error común del razonamiento que consiste en derivar conclusiones generales de un caso particular. Parece que sería más exacto o, sobre todo, más honesto, si el narrador identificable o no con la autora- hablara de su propio ejemplo o del de las personas particulares que le han transmitido su testimonio y evitara postulados generales, los cuales, desde una lectura crítica, podrían correr el riesgo de acercarse peligrosamente a la manipulación.

Otro elemento que inspira cierta sospecha es la manera tendenciosa o ignorante -sería menos grave lo segundo que lo primero- de tratar las antiguas virtudes cristianas (y no sólo cristianas porque existen también en el hinduismo, el budismo, el taoísmo y otras religiones), como la Pureza, la Castidad y la Modestia, que aparecen personificadas en el sueño de Orlando que precede directamente el momento sublime de su transformación. El papel de estas virtudes es de un repugnante contrapeso a la... Verdad (sic!). Y la Verdad es que Orlando es mujer y no hombre. Tenemos conciencia de que detrás de esta aversión frente al patrimonio moral cristiano se esconde la crítica de la hipocresía del puritanismo victoriano, todavía muy presente a principios del siglo XX, y entendemos que las intenciones de la autora son las de liberar a la persona humana de las imposiciones y represiones de la sociedad, ejercidas con la ayuda de una religiosidad mal entendida, pero ¿acaso ello justifica el oprobio de todas las grandes heroínas cristianas, ni menos valiosas ni menos femeninas que la propia Virginia Wolf, como por ejemplo, Teresa de Ávila, Teresa de Lisieux o Edith Stein y muchas otras -poetisas, escritoras, filósofas, etc.- mujeres extraordinarias en todos los sentidos, quienes optaron por la castidad, la pureza y la modestia en sus formas más radicales?

En conclusión, la lectura de este libro por un lado aporta una visión interesante y esclarecedora de las diferencias psicológicas entre los dos sexos, así como del desarrollo histórico de esta cuestión y, de este modo, nos aproxima a las posiciones del feminismo literario y nos ayuda a entender sus motivaciones pero, a la vez, exige una lectura autónoma, cabal y dotada de un discernimiento crítico.


Marcin Kazmierczak







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S
sina_9611309
20/1/06 a las 15:50

Muchisisimas gracias!!!!!!!!!!!!!!!!
Wow! Gracias, de verdad!
Este fin de semana tengo que buscar este libro porque lo que me mandas ha impulsado mi interes aún mas. Tiene muchos puntos muy interesantes que no solo se vivieron en esa epoca, pero que ahora mismo seguimos sufriendolo en diferentes dimensiones o(y) niveles, claro.

NO tengo ahora mismo mucho tiempo, pero me encantaría seguir en contacto contigo, comforme lea este libro.

Unbeso Frambuesa, y nuevamente mil gracias por este lindo detalle el tuyo.

Magogoch

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