Foro / Pareja

Mirad que cosa encontre en internet !!!! ...es genial felicidades carmen perez.

Última respuesta: 9 de agosto de 2008 a las 4:48
G
gretel_8339882
8/8/08 a las 23:34

EL FINAL DEL VERANO
EL
FINAL DEL
VERANO
CARMEN PEREZ
Recuerdo que esa tarde entré en el salón. El largo y cálido
verano llegaba a su fin. Una leve brisa movía los visillos
transparentes, que matizaban la escasa luz que entraba por la
ventana. Él estaba sentado en un cómodo sillón, con un vaso de
líquido incoloro en la mano, aunque olía demasiado a alcohol. El
nudo de la corbata estaba abierto y un mechón de pelo caía
despeinado sobre el rostro crispado, de gesto adusto y
malhumorado. Apenas me miró, casi nunca lo hacía ya, salvo para
comentar los cambios de última hora en nuestros planes, derivados
de los mil compromisos que componían nuestra vida en común.
Siempre había cambios. Todo era importante. Nada se podía
posponer.
Pronunció una palabra, que como una extraña letanía se
perdió entre las paredes repletas de valiosos objetos. No le
presté atención.
Dejé las llaves en el cristal de la mesa y tiré el bolso sobre el
sofá. Me quité la chaqueta y cuando empezaba a descalzar mis
doloridos pies, escuché la frase.
Mi cerebro la proceso con calma; una bomba de racimo
estalló dentro de mí. Primero la cabeza; atravesó el corazón,
tocó las rodillas y por último explotó en el alma. Nunca había
sentido una sensación tan extraña. Mi cuerpo se partía en
pedazos. Di la vuelta como pude arrastrando los pies. Me crucé con
su mirada cínica e intensa, de jugador de poker que anticipa el
final de la partida sabiéndose ganador.
-Se acabó- dijo sin preámbulos.-Esta vez, se acabó.- confesó
frunciendo el entrecejo.
No era la primera vez, que alguno de los dos la pronunciaba
con más o menos fortuna, pero esa vez el tono era diferente y
la sensación al escucharla distinta.
Mis ojos se quedaron suspendidos en el aire, clavados en un
punto indefinido del salón.
El aire se volvió denso y frió; cortaba la respiración.
Permanecí inmóvil, incapaz de reaccionar. Sólo pude preguntar
- ¿Por por porqué?
Esbozó una mueca, bueno no exactamente, fue un mohín de
niño travieso y caprichoso.
Se levantó sin contestar, situándose frente a la ventana que
enmarcaba un cielo añil repleto de estrellas. Se llevó las manos a
la cabeza arrastrando el mechón descolocado, un gesto típico en
él. Suspiró y calibrando muy bien sus palabras con voz modulada y
tranquila, contestó:
-Verás no quiero ofenderte peroya no eres tan perfecta.
No tenemos nada de que hablar, ni tampoco nada que
compartir. No sé si es útil fingir que somos felices, con sonrisas
de anuncio perfectas Esto es un desastreNo recuerdo ya,
cuántas veces hemos intentado recomponer esta vida, que cómo
un jarrón roto intentamos pegar, a menudo, sin mucho éxito- dijo
con amargura
Se calló sin más, y fijó sus ojos en las estrellas que brillaban
en el cielo haciendo guiños de salón.
Yo tampoco lo quería ya, pero me habían vendido un mundo
feliz, repleto de energías positivas y emociones controladas, donde
la inseguridad era algo anecdótico y pasajero.
-No me parece lógico- contesté, mientras giraba y giraba con
mi mano derecha la pulsera que él me había regalado hace años,
cuando cabalgábamos sobre el arco iris de colores en busca
de sueños y fantasías.
-Lo estás haciendo difícil-dijo en un tono agresivo y
prosiguió.
-En el mundo de las relaciones no hay lógica. Podríamos
debatir horas y horas, incluso todo el tiempo que nos quede por
vivir, pero creo que es mejor hablar claro y ser sincero
De nuevo un largo y estudiado silencio.
Me quedé paralizada, me sentía incomoda, sin argumentos.
Nos habíamos convertido en extraños compañeros de viaje, sin
empatía y mucho menos sinceridad.
Lo había conocido en una cena, era sofisticado, elegante y
mundano, un tipo especial. Al principio pensé que era algo snob
pero cuando llegué a conocerlo tan sexy y original me enamoré de
él. Cuando empezamos a aburrirnos, a no querernos, a no
respetarnos, no le dimos importancia. Leímos decenas de libros
sobre crecimiento personal; asistimos a carísimas terapias para
aprender a ser felices, eludir el sufrimiento y controlar las
emociones, buscando en definitiva el sueño de la inmortalidad.
Pienso ahora en lo absurdo y ridículo de aquellas
deprimentes sesiones que no nos aportaron nada. Es más la
terapeuta llegó a sacarme de quicio y las frases estudiadas de los
gurús de la felicidad no encajaban en nuestra vida. Pero eso no lo
valoramos entonces, nuestra naturaleza infantil nos hacía buscar
una justificación que nos impidiese pensar y ese pequeño placer de
sentirnos el centro del mundo percibiendo estímulos de personas
ajenas nos hacía obviar la verdad.
Quizás obedeciendo a un impulso se volvió hacia mi
-Es tarde- dijo entre bostezos - Mañana lo hablamos.- aseveró
apretando los labios
Escuché pasos que se perdían en el pasillo, puertas que se
abrían, luces que se apagaban
Me quedé en silencio. Me faltaban palabras, aunque con tan
pocas nos habíamos dicho todo.
Había probado muchos sabores en mi vida, pero ahora
degustaba por primera vez el amargo de una situación que
nunca había previsto, pero que en la profundidad de mi alma
deseaba que alguna vez ocurriese así.
Miré y busque en mi interior. Saque mis pensamientos a la luz
tenue de las lámparas que iluminaban el salón. Revolví entre
sentimientos dormidos y mirase donde buscase, en ninguna parte
había ya atisbos de amor, todo era frío, sórdido, marchito.
¿Qué había ocurrido? ¿Quién había movido los hilos de la vida,
convirtiendo sentimientos en desasosiego, tiempo en desazón,
esperanza en fastidio?
Miré despacio a mí alrededor y allí en ese inmenso salón de
diseño no había ni una pizca de cariño o de amor. Sólo
objetos coleccionados durante años y colocados en el museo de los
recuerdos.
¿Cuánto tiempo hacia que no nos reíamos? ¿Cuánto que no
pronunciábamos palabras de afecto?
Todo era una sucesión de situaciones hipócritas y palabras
vacías. La pareja perfecta; ególatras y triunfadores, afables y
sonrientes. Sin embargo éramos como dos figuras, egoístas y
posesivas, de un teatrillo callejero, que nos observábamos
mutuamente, representando una actuación para que el público
aplaudiese la representación.
Hacía ya algunos años que nuestro matrimonio era una
preciosa fachada que de vez en cuando restaurábamos,
pintándola de colores calidos, sin estridencias.
Entonces en ese fugaz instante, en la soledad de la noche,
cuando el verano moría y nacía el otoño lo comprendí todo;
él que no me quería me estaba dando la oportunidad de ser
de nuevo feliz, de retirarme de una vida dócil que odiaba, de
acabar con la representación ... y vacía de una farsa, que
parecía no tener fin.
De pronto me entraron ganas de salir de aquella agobiante
habitación .Me levanté, agarre mi bolso. Sentí la necesidad de
andar, no importaba a dónde ni tampoco hacia qué lugar.
Corrí, corrí por calles sucias y solitarias, me perdí entre las
sombras de la noche, acompañando a los gatos callejeros en busca
de su festín; un hombre me sonrió al pasar a su lado. Subí y bajé
escaleras, di vueltas y más vueltas alrededor de los árboles
dormidos del parque. Por aquí por allí, entre taxis y ambulancias,
hasta dejar atrás el fantasma que tanto miedo me
provocaba: la soledad.
La noche se abría como una gran puerta abierta a mundo
lleno de luz y deseos, emociones y ternura, sólo tenía que
traspasar el umbral.
A él nunca lo volví a ver. Durante los años que convivimos pensé
que lo necesitaba que sólo juntos alcanzaríamos la felicidad.
¡Que equivocada estaba! Sin él aprendí a vivir.

Ver también

E
edi_6746953
9/8/08 a las 4:48

Vivir...
la vida loca, pedro para los dias lunes y martes, juan para miercoles y jueves, y el especial de fin de semana, carlos. viva la libertad,and for the next week... un casado en proyecto...

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