Carta a carta fui construyendo mi castillo de naipes, carta a carta que fui colocando cuidadosamente. Carta que pones y se viene el castillo abajo y a empezar de nuevo. Carta a carta, comencemos de nuevo. Pero, ¿qué ocurre cuando sólo te queda una carta por poner?
Es la más difícil, sabes que arriesgas el trabajo de meses e incluso años al colocar esa carta. Pero tienes que terminar el castillo o tirar la toalla, que se caiga y no empezar más. Porque, ¿de qué sirve un castillo de naipes inacabado?
Esa era mi vida, un castillo de naipes en construcción, cartas que fui poniendo con esfuerzo, algunas de mala manera que hicieron que el castillo se cayera. Pero decidía construirlo de nuevo, meses en que el castillo se mantenía en pie. Castillo casi acabado, sin embargo, inacabado estaba. Había que terminarlo, había que colocar la última carta, no tenía sentido empezar un castillo de naipes y dejarlo sin terminar. Había que arriesgar...
Todo se cayó, todo se vino abajo como nunca lo había hecho, siempre alguna carta en pie había quedado. Ahora no, ahora todo acabó, ahora mi castillo de naipes NUNCA MÁS estará en construcción.