Soy una mujer casada de treinta y varios... Mido un 1.74cms y estoy en "shape". Me consideran bastante atractiva y debe ser cierto, pues de chica hice algunos comerciales para la tv y algunas revistas. Esta historia es real y sucedió hace más o menos un año.
Antes de entrar en los detalles, les contaré que me casé muy joven y mi esposo -quien es 10 años mayor que yo- ha sido el único hombre en mi vida. Nuestra vida sexual era bastante buena y activa, pero el paso del tiempo y la rutina fueron socavando las ganas y la frecuencia de nuestros encuentros. En temas sexuales siempre fui entusiasta dentro de los límites de mi formación, la cual fue muy conservadora. Estudié en un prestigioso y conservador colegio religioso de Lima sólo para chicas. Mi esposo en cambio tenía mucho "recorrido" cuando se casó conmigo y siguió dándose sus escapadas cada vez que podía. Yo le descubrí un par de "sacadas de vuelta" y nuestra relación estuvo a punto de romperse. Mi esposo me comentó que él sólo buscaba satisfacer su líbido teniendo variedad en el menú, pero que él prefería incluirme en sus fantasías sexuales. Fue entonces que empezó a proponerme la idea de hacer un trio con una chica. Al principio me enojé con su propuesta, la cual me pareció pervertida e inmoral. Pasó el tiempo y el seguía insistiendo en el tema, hasta que una vez decidí darle el gusto y de paso probar algo que desde chica me había generado curiosidad. Si bien me considero heterosexual, debo admitir que también me llaman la atención las chicas lindas y más de una vez me había sentido atraída por alguna amiga pero jamás pasó nada y pensé que nunca iba a pasar. Por supuesto que esto jamás se lo había contado a mi esposo, quien sospechaba que la aceptación de su propuesta era un gesto generoso de mi parte...
Las cosas no se dieron inmediatamente pues faltaba un importante detalle: "La otra chica" Ninguno de los dos conocía alguna chica bisexual que estuviera interesada en hacer un trio MHM así que nos inscribimos en Tinder y empezamos pacientemente a buscar candidatas.
Luego de varias semanas de perder el tiempo con chicas indecisas, "players", "teasers" y varios impostores, conocimos una chica cuya foto se vería espectacular pero no mostraba su cara. Luego de varios mensajes, quedamos en encontrarnos en un bar para tomar algo y ver que pasaba. Yo estaba muy nerviosa pues jamás había hecho algo parecido y no sabía como me iba a sentir con otra mujer y cómo iba a reaccionar viendo a mi marido "tirando" a una chica delante mio.
Llegó el día acordado y me puse lo más linda y sexy que podía. Una falda corta (pese a que era invierno) y una blusa con un escote bastante atrevido que mostraba mis ricas chichis. Le pedí a mi esposo que me sirviera un whisky porque estaba muy nerviosa y sabía que necesitaba desinhibirme por completo ante una mujer que nunca había visto antes. Aún recuerdo claramente que le dije: Vamos a conocerla pero nada más ah, no se te ocurra que vamos a tener sexo con una desconocida la primera vez que la veo (mi subconciente de colegiala de monjas seguía controlando parte de mi mente...). Mi esposo se reía pícaramente y me decía - Claro, no te preocupes, no tiene que pasar nada que no quieras que pase. Pero lo noté más excitado que nunca. Finalmente salimos de casa rumbo a este bonito bar en el medio del distrito de Miraflores. La chica a quien llamaré Betty se demoró en llegar, lo cual hizo que nos tomáramos varios Pisco Sours más. Ya estábamos maldiciendo la típica impuntualidad latina cuando aparece Betty. Recién en ese momento le vi la cara y supe inmediatamente porque protegía su identidad. Betty es una ex modelo de aproximadamente 26 años, que aún circula por la farándula limeña... Verla en persona y con los tragos encima me puso bastante horny y más nerviosa aún. Betty tenía la cara de "chica malcriada" y un cuerpo pequeño pero perfecto! Mi esposo (lo llamaré Carlos) estaba más feliz que perro con dos colas... Al inicio la situación era un poco incómoda para ambas pero Carlos estaba en su salsa imaginando lo que se le venía y empezó a coquetear descaradamente con Betty. Ella en cambio, se fijaba más en mi... Fue en ese momento en el que realmente supe que lo iba hacer.
Después de un trago más y una conversación nerviosa y banal, decidimos entrar en materia. Carlos le preguntó a Betty si le provocaba estar con nosotros y ella le contestó - Si, mucho- En ese momento pagamos la cuenta y salimos en búsqueda del auto. Carlos tenía ya una erección difícil de ocultar. Nos enrumbamos a un hotel que previamente habíamos separado (nos cobraron extra por ser tres personas...). Llegamos al cuarto y yo me sentía cada vez más nerviosa. Mis piernas me temblaban pero sentía cosquillas en mi conchita. Lo que vino después fue algo que jamás lo hubiera creído que sería capaz de hacer, pero eso será parte del segundo capítulo de este relato.
