Una esquina oscura. Se acerca un automóvil viejo y se abre la ventanilla, es un viejo rabo verde que me mira de arriba abajo, su aspecto sucio y descuidado me da asco, me pide que me suba y que me quite el abrigo. No me quita la mirada de encima y al instante me manosea las piernas y el escote logrando morderme un pezón. Su aliento a alcohol me marea y me dan ganas de vomitar pero continúo sumisa hasta llegar a ese motel de mala muerte. Una escalera larga hasta el tercer piso y ya en el trayecto he mojado mi tanguita ante esa situación. Apenas una luz roja ilumina el cuarto y el anciano rabo verde ya me tiene de espaldas apretando mis pechos y mordiendo mi cuello, me da una nalgada y me ordena que le baile. Deliciosamente le muestro mi tanguita sujetada a un liguero de encaje negro y mi cuerpo joven provocan la erección mas grande que haya visto, mis medias de encaje lo hacen enloquecer, ya no aguanta, me ha dicho de groserías. Su lenguaje sucio me pone a mil. Me ha tirado en la cama y ha desgarrado una de mis medias, yo abro mis piernas para sentir ese bulto enorme que muero por probar. Sus asquerosas manos recorren todo mi cuerpo y siento su saliva en cada centímetro de mi piel. Hay un espejo en el techo del cuarto y asi tirada en la cama puedo ver como me coje, estoy tan caliente que apenas puedo respirar. De pronto siento como mi liguero se rompe también y con toda la mano me soba la conchita y de golpe me penetra, me corro entre gemidos de gata y me grita ordenandome que gima mas fuerte y le diga que me gusta. cojeme papi dame mas duro- le decía apenas pudiendo hablar. Me voltea y yo lo cabalgo, mi cabello lacio y largo me cubre la espalda mientras yo meto y saco su verga de mi conchita y sus manos me soban las tetas, grandes, temblorosas por el movimiento de la cojida que me esta dando. Mi cinturita es tan pequeña. Sin apenas poder moverme quedo boca abajo y me la mete una y otra vez hasta que siento toda su verga metida en mi conchita y su leche escurriendo por mis piernas. Cuando la puerta del cuarto se abre y entran dos ancianos mas y al verme ahí jadeando de placer me cojen entre los dos. Mis tetas están inchadas y mi cuello marcado por sus asquerosas bocas malolientes. Siento como uno de ellos baja por mi vientre hasta llegar a mi vagina y como su lengua recorre por toda mi vulvita hasta penetrarme con la lengua, yo jadeo como nunca y le aprieto la cabeza con fuerza mientras esta ahí clavado entre mis ricas piernas y al mismo tiempo me como aquella vergota del mas asqueroso de los rabo verdes ya les contare como llegue con mi segundo servicio.
